viernes, 21 de octubre de 2011

Aguas turbulentas (DeUsynlige, Erik Poppe, 2008)

El trauma por duplicado


Esta película parte de una situación difícil y al mismo tiempo irresistible. Luego de una escena inicial en la que tiene lugar el secuestro a un niño por parte de dos adolescentes, se ve inmediatamente a uno de ellos, 15 años después, saliendo de prisión. El ex convicto se dirige a una iglesia de Oslo a buscar trabajo como músico y en seguida es aceptado, ya que toca el órgano como los dioses. Eso sí, para pasar desapercibido y que la gente no lo asocie con un crimen aún recordado se hace llamar por su segundo nombre, Thomas. Se va dando entonces información de a cuentagotas, manteniendo en misterio hechos determinantes, como qué fue lo que ocurrió realmente, 15 años atrás, y qué grado de culpabilidad tiene nuestro protagonista. Sutilmente, el talentoso director Erik Poppe logra un arduo cometido: que la audiencia haga empatía con un personaje del que se sospecha lo peor. Y lo hace exponiendo sus dificultades para integrarse, dejando presentir sus miedos -la dirección de actores es genial- y dando muestras de un dolor, un trauma y una carga inmensos, apenas aliviados en tremendas catarsis organísticas.
La película da un giro -más bien un quiebre- pasada la mitad del metraje. Y quizá para no arruinar una sorpresa y un salto atractivo y notable, no convenga contar en qué está centrada esa segunda mitad. Baste saber que allí hay un salto temporal, que comienzan a iluminarse los espacios de sombra presentados al comienzo, y que se profundiza en otro trauma inextirpable, uno vinculado al otro, sumando tensión y dramatismo al asunto.
Se vuelve imperativo dar un vistazo a las dos películas anteriores de Poppe, Hawai, Oslo (2004) y Schpaaa (1998) que, junto a esta, conforman de alguna manera una trilogía. La dirección es impecable y a nivel técnico no hay cuestionamientos posibles. Poppe supo filmar avisos publicitarios con anterioridad y usa su conocimiento en el área para lograr tomas poderosas y refulgentes que contrastan con la gravedad imperante; los silencios acentúan la tensión y los planos secuencia que siguen de cerca a los personajes y giran a su alrededor transmiten una sensación de extrañamiento. Como en Incendies –aunque quizá sin tanto vuelo-, se formula un impactante drama con un envoltorio elegante, sin ahorrar climas ni situaciones espectaculares. Como en la también reciente El laberinto –pero con mayor intensidad-, la profundización en hechos dolorosos dispara reflexiones sobre el ser humano y su conducta en atípicas circunstancias.
Algunas rebuscadas situaciones finales –demasiado jugadas a la espectacularidad y el dramatismo- resienten la credibilidad del planteo y juegan muy en contra de una película que, hasta entonces, mantenía el listón muy alto. Aún así, Aguas turbulentas es uno de los platos fuertes de la cartelera actual; uno que recuerda, una vez más, que hay que prestarle atención al sorprendente cine noruego.

Publicado en Brecha el 21/10/201

lunes, 17 de octubre de 2011

Las mejores películas (XVII)

Salió nueva selección, un tanto retrasada pero bien variada y cargada de pelis grandiosas. La vida es corta, las descargas ilegales tentadoras y el insomnio infinito así que, por favor, no dejen de ver buen cine. Y ya que estamos, ponganlé el “me gusta” a Denme celuloide en facebúk!

Forever the moment de Yim Soon-rye (Corea del Sur, 2007)
La selección de handball coreana, antes y durante las olimpíadas de 2004. Una historia emotiva, brillantemente lograda, con personajes atractivos y un notable elenco. A las dificultades de la interacción y de los entrenamientos, se suman las dificultades de ser mujer en la Corea actual. La mejor película que he visto de cine deportivo.

Incendies de Denis Villeneuve (Canada / Francia, 2010)
Al morirse su madre, dos hermanos mellizos reciben, junto al testamento, una última voluntad de que encuentren a su padre, a quien creían muerto, y a un hermano del que ignoraban su existencia. Es así que la hija decide viajar hasta una imprecisa región de Oriente Medio para dar con ellos y entender qué oscuros hechos familiares les preceden. Poderosa y sorprendente como pocas.

Excursiones de Ezequiel Acuña (Argentina, 2009)
Después de una década sin verse, dos amigos treintañeros reentablan una relación. Uno de ellos es un guionista televisivo de renombre y el otro trabaja en una fábrica de golosinas. Sin que se sepa muy bien por qué, el guionista accede a trabajar con el otro en un proyecto teatral. Incomodidad, personajes complejos, algunas verdades ocultas que se van revelando de a poco y causan conmoción.

Flacas vacas de Santiago Svirsky (Uruguay / Argentina, 2011)
Bueno, ahora sí, la mejor película uruguaya vista en años. Un grupo de mujeres va a pasar unas vacaciones a la costa, pero las circunstancias no les juegan muy a favor. En una onda Coen o Un plan simple, el grupo deja aflorar costados ocultos y desagradables, pero siempre reconocibles y temiblemente humanos. Abundan los chispazos humorísticos geniales, y el desempeño actoral es grandioso.

Cuchillo de palo de Renate Costa (Paraguay, 2010)
En Paraguay, la dictadura de Stroessner señalaba, humillaba y torturaba homosexuales, convirtiendo sus vidas en un infierno. El tío de la directora murió en extrañas circunstancias, y ella creció obsesionada con ello. Finalmente, encendió su cámara, encaró a sus allegados y salió en búsqueda de los amigos de su tío, intentando reconstruir la fatídica historia. La relación entre Renate y su padre es sumamente atractiva.

The Cuckoo de Aleksandr Rogozhkin (Rusia, 2002)
Un soldado finlandés desertor, un capitán ruso acusado de traición y una solitaria chica lapona se encuentran y comienzan a convivir, dialogando largamente pero sin comprenderse una sola palabra. Un atípico triángulo amoroso, una situación hilarante y desconfianzas varias son los elementos que conforman una mirada incisiva y crítica a la guerra, en la que se leen distintas visiones de los mismos hechos.

Blue valentine de Derek Cianfrance (Estados Unidos, 2010)
Contada simultáneamente a dos tiempos, la historia del surgimiento de un amor y su ruptura final, unos años después. A la dulce belleza romántica inicial se le contraponen las feroces contiendas, la fricción febril y la distancia necesaria. La vida misma no es como las comedias o los cuentos de hadas, y esta peli lo dice con muchísima altura. Hay que ver las otras pelis del director Derek Cianfrance!

La volubilidad de los afectos de Félix van Groeningen (Bélgica / Holanda, 2009).
Un adolescente de trece años se encuentra en un ambiente crítico. Si bien su padre y sus tíos lo aprecian y le quieren, pasan borrachos todo el tiempo, su casa es un griterío constante, se respira mal y abundan los arrebatos de violencia. Pese a todo, el cuadro es atractivo y es imposible no encariñarse con estos outsiders que pasan de todo y se cagan abiertamente en la corrección política y las buenas formas.

Balada triste de trompeta de Alex de la Iglesia (España / Francia, 2010)
A Alex se le fue la moto. Payasos en el franquismo, en una lucha a muerte por el amor de una trapecista. Una bizarrada radical, que bordea el terror y el gore, que recoge el mejor legado esperpéntico y se detiene en una relación rara, enfermiza e insolucionable. De entre la mugre y el asco surgen, como una bendición, elementos de emoción y ternura.

25 kilates de Patxi Amezcua (España, 2008)
Los españoles vienen haciendo un cine de género notable. Ahora le tocó el turno al cine negro. Un par de atractivos antihéroes dan el uno con el otro y creen repentinamente que pueden confiar en ellos. A su alrededor sólo hay traiciones entrecruzadas, planes nefastos, mafias inescrupulosas pujando por llevarse unas rebanadas. Filmada solidamente, bien escrita y notablemente actuada, una sobresaliente sorpresa vasca.

sábado, 8 de octubre de 2011

The ABCs of death y T is for time


La idea es llamativa y no puede decirse que no sea original: un concurso de cortometrajes de ficción vía Internet, lanzado por la distribuidora Drafthouse Films, en el que se aspira a lograr una “singular antología” que sea “una celebración de la muerte en todas sus formas, desde la shockeante y exótica hasta la humorística e hilarante”. Los cortos son subidos por cineastas emergentes de todas partes del mundo y colgados en el sitio web, para que los vea cualquier visitante interesado. Allí reciben votos de aprobación, y el que sea más votado en el plazo de un mes queda seleccionado para formar parte de un largometraje titulado The ABCs of death en el que convivirá junto a 25 cortos más, dirigidos por directores consagrados entre los que se destacan los geniales Nacho Vigalondo (Los cronocrímenes), Marcel Sarmiento (Deadgirl) y Banjong Pisanthanakun (Shutter) y otros más que interesantes como el estadounidense Ti West (House of the devil), el animador danés Anders Morgenthaler (Princess) el francés extremo Xavier Gens (Frontiéres) o el bizarrísimo Yoshihiro Nishimura (Tokyo gore police) entre otros. El largometraje será un recorrido por el abecedario, desde la A a la Z, donde a cada director le será asignada una letra que deberá asociar con la forma de muerte expuesta o sugerida en su corto.
El ganador del concurso se lleva 5 mil dólares, más la oportunidad de aparecer en un largometraje de estas características. La letra designada para los concursantes es la T, y por tanto los títulos en competición llevan como nombre “T is for …” quedando la palabra asociada a la muerte a criterio del creador. En este momento ya se cerró el plazo de entrega, pero la competición en sí está teniendo lugar ahora mismo, quedando la recepción de votos abierta hasta el 31 de octubre.
Las bases son claras. La duración de la acción no puede superar los cuatro minutos, (el lapso que llevan los títulos de crédito no cuenta) y la acción debía iniciarse y cerrarse con la pantalla en rojo. Es decir, desde las bases mismas se incitó a los directores al gore, y es lo que la amplia mayoría hizo. El británico T is for toilet de Lee Hardcastle es actualmente el más votado –y el que seguramente gane- y es una animación en stop motion, en el que se exponen los miedos de un niño que abandona su pelela y empieza a usar el water. Buen humor, una imaginación desbordante y tripas de plasticina son los elementos que conforman un corto grandioso. El estadounidense T is for tantrum de Jack Perez está muy bien y también está centrada en un niño con miedos, al que se le cae el primer diente y está por recibir la visita del hada de los dientes. El también estadounidense T is for toss de Jenn Rose & Erica Harrelles es un delirio genial y muestra a un grupo de niños con poderes haciéndole maldades gratuitas a una muchacha. T is for table es efectiva y está notablemente filmada, y muestra a un par de amigos descubriendo una mesa de extrañas dimensiones.
La mexicana T is for tamales de Lex Ortega & Sergio Tello y la colombiana T is for thermometer de Rafael Andrés Becerra son parecidas, están bien logradas y se basan en historias verídicas. La primera expone la anécdota de una mujer que vendió tamales rellenos de carne humana y la segunda una que fue aún más horrenda (sí, es eso posible). La mexicana T is for trapped de Julio César García Olvera es una exposición sobre las consecuencias del miedos y la inacción y logra una buena atmósfera, pero por su estilo grueso y de golpe bajo huele un poco a moralina y hasta se parece a un panfleto gubernamental.
Pero entre tanta arma blanca, tripas y sangre a raudales, el cortometraje uruguayo T is for time no tiene ni una gota de sangre y está dirigida por Jeremías Segovia, de 24 años. A pesar de que este cronista se encuentra implicado –es conocido del realizador y tiene una aparición de un par de segundos en el corto- no estaría escribiendo estas líneas si no fuera porque su exposición supera con creces la calidad de la amplia mayoría de los trabajos presentados, y porque además tiene buenas chances de ganar el concurso. El corto carece de diálogos, cuenta con una aparición especial de César Troncoso y trata sobre un empleado de la muerte (Miguel Montedónico) que no parece muy afín a su trabajo. Segovia economiza notablemente sus recursos, utilizando el montaje, la sugerencia y los gestos de sus actores, para exponer sus ideas con claridad, humor, dinamismo y hasta un poco de emoción. Quizá no gane el primer premio, -T is for Toilet es un contrincante difícil- pero está claro que seguiremos oyendo hablar de este novel cineasta.

Publicado en Brecha el 7/10/2011

jueves, 6 de octubre de 2011

T is for Time


El cineasta y amigo uruguayo Jeremías Segovia está compitiendo en un concurso llamado The ABCs of death, en el que podría ganarse 5.000 dólares y la posibilidad de integrar su corto a un largometraje que reunirá aportes de Nacho Vigalondo (Los cronocrímenes), Marcel Sarmiento (Deadgirl) y Banjong Pisanthanakun (Shutter), entre otros grandes.
En fin, vean este estupendo corto de cuatro minutos, -en el que aparezco fugazmente- y si les gusta, por favor vótenlo. Hay que clickear en el corazón que aparece arriba de la pantalla, el que dice "Vote for this as 26th filmmaker". El corto viene bien encaminado, y está escalando posiciones en el top ten, pero necesita de una ayuda extra para mantenerse o continuar ascendiendo.
Bueno amigos, a votar!! Un abrazo y se agradece.

Acá el link: http://26th.theabcsofdeath.com/t-is-for-time-1/