Qué mal que deben ir las cosas si una diferencia de apenas once años entre un hombre y una mujer, siendo la mujer mayor, supone el “conflicto” más agudo de una película. Quizá algo peor sean las manifestaciones culturales que refuerzan la idea de que en una relación de este tipo se están forzando convenciones realmente establecidas, y que parten de la base de que el vínculo va a ser algo transitorio, condenado al fracaso.
Aunque las intenciones de Amy Heckerling, directora de El novio de mi madre, sean dar a entender que no hay nada de malo en esta relación y que pese a todo el vínculo puede llegar a florecer, en este mismo discurso parecen reproducirse, a un nivel inconsciente, valores dominantes que desvalorizan como objeto de deseo a las mujeres mayores de ¡40! ("Nunca podría ser tu mujer" es el título original) y que ingenuamente reafirman el imperante culto a la juventud.
Semejante acusación de mi parte requiere una pronta justificación: es un tanto vergonzoso que para plasmar como viable la relación se exhiba en primera instancia a la mujer infantilizándose (la guerra de popcorn entre los protagonistas o cuando saltan juntos encima de la cama son escenas que rayan en lo ridículo), y en segunda instancia al hombre como el estereotipo del enamorado perfecto: desprejuiciado, comprensivo, fiel, racional cuando se precisa hablar seriamente con él, paciente ante las injustas acusaciones y algún ataque de celos por parte de ella. Si en la ficción los protagonistas mienten sobre su edad (ella restándose años, él sumando), la película a su vez miente sobre la edad de los verdaderos intérpretes, restándole 9 años a cada uno. En la vida real Michelle Pfeiffer tiene 49 y Paul Rudd 38.
Quizá más elocuente sea la forma en que están presentadas las otras mujeres que aparecen en la película. Pareciera que en el casting hubieran seleccionado específicamente a chicas jóvenes pero sin gracia, dotadas de cuerpos privilegiados pero de rostros inocuos, y en la película son expuestas como perfectas idiotas. La intención es clara: ninguna debería opacar a Pfeiffer.
Pero lo curioso es que Pfeiffer, con sus 49 años, está más hermosa que nunca (que esté bien en su papel ya es otra cuestión), y actualmente ni una Jessica Alba podría opacarla. El paso del tiempo y sus huellas en el cuerpo deberían verse como un proceso natural y no como un desastre, y ahí está el problema de la directora. Películas como El novio de mi madre, aunque pretendan hacer lo contrario, reproducen subliminalmente el discurso dominante, que tanto daño hace a la gente que lo toma como algo incontestable. "Si sos mujer y llegaste a los 40, estás acabada, salvo que seas como Michelle Pfeiffer" parece decir la película. La cultura del consumo nos está perdiendo; el atractivo de una mujer parece estar cada día más acotado (por los años, por los kilos, por los genes) y el destino final para ellas parece el de acabar ahogadas en un mar de silicona. De verdad esta humanidad me avergüenza cada día más.
Políticamente correcta en la superficie, la película lanza dardos críticos a la generación de los baby boomers, a la cirugía estética, al consumismo, a las nuevas generaciones y su arribismo laboral, a la anorexia, y hasta culmina con un explícito mensaje anti Bush. Aunque es algo discutible, este cronista es de los que creen que son mucho más perdurables y nocivos los múltiples discursos subyacentes a una película que los evidentes, los que se inscriben en su superficie.
Aunque las intenciones de Amy Heckerling, directora de El novio de mi madre, sean dar a entender que no hay nada de malo en esta relación y que pese a todo el vínculo puede llegar a florecer, en este mismo discurso parecen reproducirse, a un nivel inconsciente, valores dominantes que desvalorizan como objeto de deseo a las mujeres mayores de ¡40! ("Nunca podría ser tu mujer" es el título original) y que ingenuamente reafirman el imperante culto a la juventud.
Semejante acusación de mi parte requiere una pronta justificación: es un tanto vergonzoso que para plasmar como viable la relación se exhiba en primera instancia a la mujer infantilizándose (la guerra de popcorn entre los protagonistas o cuando saltan juntos encima de la cama son escenas que rayan en lo ridículo), y en segunda instancia al hombre como el estereotipo del enamorado perfecto: desprejuiciado, comprensivo, fiel, racional cuando se precisa hablar seriamente con él, paciente ante las injustas acusaciones y algún ataque de celos por parte de ella. Si en la ficción los protagonistas mienten sobre su edad (ella restándose años, él sumando), la película a su vez miente sobre la edad de los verdaderos intérpretes, restándole 9 años a cada uno. En la vida real Michelle Pfeiffer tiene 49 y Paul Rudd 38.
Quizá más elocuente sea la forma en que están presentadas las otras mujeres que aparecen en la película. Pareciera que en el casting hubieran seleccionado específicamente a chicas jóvenes pero sin gracia, dotadas de cuerpos privilegiados pero de rostros inocuos, y en la película son expuestas como perfectas idiotas. La intención es clara: ninguna debería opacar a Pfeiffer.
Pero lo curioso es que Pfeiffer, con sus 49 años, está más hermosa que nunca (que esté bien en su papel ya es otra cuestión), y actualmente ni una Jessica Alba podría opacarla. El paso del tiempo y sus huellas en el cuerpo deberían verse como un proceso natural y no como un desastre, y ahí está el problema de la directora. Películas como El novio de mi madre, aunque pretendan hacer lo contrario, reproducen subliminalmente el discurso dominante, que tanto daño hace a la gente que lo toma como algo incontestable. "Si sos mujer y llegaste a los 40, estás acabada, salvo que seas como Michelle Pfeiffer" parece decir la película. La cultura del consumo nos está perdiendo; el atractivo de una mujer parece estar cada día más acotado (por los años, por los kilos, por los genes) y el destino final para ellas parece el de acabar ahogadas en un mar de silicona. De verdad esta humanidad me avergüenza cada día más.
Políticamente correcta en la superficie, la película lanza dardos críticos a la generación de los baby boomers, a la cirugía estética, al consumismo, a las nuevas generaciones y su arribismo laboral, a la anorexia, y hasta culmina con un explícito mensaje anti Bush. Aunque es algo discutible, este cronista es de los que creen que son mucho más perdurables y nocivos los múltiples discursos subyacentes a una película que los evidentes, los que se inscriben en su superficie.
Publicado en Brecha el 25/4/ 2008
Amigo Faraway, eres un optimista.
ResponderEliminarPensar que de la factoría hollywoodiense pueda salir una película políticamente incorrecta es buscar un grano de arena en una playa. Digo bien, porque sería más fácil hallar una aguja en un pajar, por la excepción que representa.
Y no deja de ser extraño, ya que en varios sectores -amplios, según tengo entendido- de los USA el matriarcado es casi norma.
Si de entrada, para tratar el tema con un mínim de seriedad, ya "rebajan" la edad de los actores-personajes, es evidente que la cosa no va muy en serio.
Una pena, porque, evidentemente, la recién cincuentona Michelle puede muy bien representar a una mujer capaz de enamorar a cualquiera, tenga la edad que tenga.
Saludos.
Claro que sí, ya quisiera uno tener una Michelle en casa. El problema es ese, que no tiene ningún sentido todo el problema existencial que atraviesa, cuando cualquiera daría lo que fuese por una mujer así. Si alguien como ella debe tener problemas de ese tipo ¿qué queda para una mujer normal?
ResponderEliminarNo esperaba nada bueno de esta peli, no soy tan ingenuo, pero tampoco esperaba un discurso tan deplorable. Ese es el problema, que estas comedias románticas de inocua apariencia acaben siendo tan nefastas.
Me contaron que Bratz la película es increíble en ese sentido y que abunda en frases como "adoro el olor a las tiendas por las mañanas", quizá sea buen material para un artículo, pero a mi, la verdad, me da muchísimo miedo y prefiero evitarme el mal trago.
Un gran abrazo, Josep.
Josep, dos por tres hay alguna que otra pelicula de hollywood que te puede dar una sorpresa, la ultima que me viene a la mente que era muy buena ,incorrecta y sumamente inteligente era Thank You for Smoking (2005).
ResponderEliminarEn el rubro comedias romanticas que vi con cero espectativa y resulto ser una grata sorpresa fue la ultima de Disney llamada "Encantada " (2007).
PD:
Faraway ya se puede bajar la de Jet Li y JAckie CHan
Oldboy, qué bueno encontrarte otra vez por este barrio.
ResponderEliminarCreo que Josep se refiere más bien al cine mainstream y no al independiente.
Sos el tercero que me habla bien de Encantada, creo que no voy a tener más remedio que verla...
Y gracias por el dato de la del Jackie, ya la busco. Un abrazo!
Estoy de acuerdo contigo (aunque no vi la película, pero el texto es lo suficientemente convincente para que me aleje de ella). Recuerdo una película que tocaba este tema: Prime (no recuerdo el nombre en español), en la que Uma Thurman empezaba a salir con un joven menor que ella que, para colmo de males, era el hijo de su psicoanalista. Más allá de que la película es vergonzosa y el personaje de la psicoanalista (Meryl Streep) como mínimo sobra, expone una idelogía similar. Y tanto Uma como Michelle envejecen sin perder gracia ni belleza. Y hasta aumentándola. Shame on you, Hollywood, que con tus estándares de belleza joven e insípida arruinaste a las otroras bellísimas Meg Ryan y Nicole Kidman.
ResponderEliminarUff Meg Ryan está espantosa, ya estuve viendo unas últimas fotos de ella. Quién les mandará meterse tanta mierda en la cara?
ResponderEliminarDe Nicole no sé si se nota tanto, aunque ya son varias personas las que me lo señalaron. Y sí, Uma y Michelle están cada día mejor.
Ya veo que anduviste por el Bafici, con una considerable cantidad de celuloide servido. Nos estamos leyendo.
Hola Faraway:
ResponderEliminarAún no veo la película... pero sí una que han mencionado, en donde actúa Uma Thurman. Y claro está, fue espantoso. Si terminé de verla fue solo por ella y no tanto por la trama.
PD: Gracias por tu opinión acerca del cuento que te mandé. (Quién sabe, quizá puedas compartirlo, mediante tu blog, este pequeño cuento mío. Me gustaría saber la opinión de todos los grandes cinéfilos que en este también gran blog se reúnen).
Hasta pronto...
JESUS JARA.
Lo siento mucho, Jesús, pero este es un blog personal e intransferible, y jamás publicaría cuentos. Políticas de la casa.
ResponderEliminarSaludos.
Lo entiendo, señor.
ResponderEliminarFue solo una pregunta... espero no haberlo incomodado.
Saludos, Jesús Jara.
Ya por mi experiencia con este tipo de películas salidas de la factoría hollywoodiense, la trama es suficiente razón para que me aleje los más posible de ella. Con tu comentario veo que no me estaría equivocando.
ResponderEliminarSaludos.
fantomas: me pasa lo mismo. Aunque no tengo nada contra el género de la comedia romántica, y pese a que suelo disfrutar de algunas películas en el registro, por lo general les rehuyo como a la peste. Esta la vi sólo por que fue una obligación laboral.
ResponderEliminarJesus: no hay ningún problema, a la orden y espero que sigas escribiendo. Un abrazo.
faraway, cada vez se me hace más dificil distinguir al llamado "cine independiente" del resto.
ResponderEliminarObviando las peliculas que son claramente lo que se llama un "blocbuster", el resto es una bolsa muy amplia.
En el ejemplo que "Thank for smoking" si uno no lee sobre la producción de la pelicula yo la pondria en la bolsa (no por su contenido sino por su puesta en escena) de la media de EEUU.
"Juno" por ejemplo es el paradigma de independiente exitoso, pero a mi me suena mas a independiente sobre todo por la musica que usan que por el dinero que se gastan.
Ya le digo es un limite muy difuso (bueno no quiero clasificar como independiente al cine tipo Hal Hartley o Wes Anderson porque supongo que deben haber mas estilos que no conozco)
Salu2
ahh me olvide...
ResponderEliminarEn plan comedia romantica intrascendente, vean "El cantante de bodas".
Oldboy, tenés razón. Hace poco salió una seguidilla de notas en El amante hablando de lo incierto del término "Independiente", y la necesidad de dejar de utilizarlo. Pero uno no reacciona a tiempo y sigue utilizando el término como por inercia. No es tan fácil abandonar ciertos vicios...
ResponderEliminarMe refería a ese cine en el que los directores tienen poder sobre su obra, y no tanto los productores, y en este sentido, Tarantino y los Coen, pese a estar avalados por la industria, son tipos que mantienen su independencia.
No entendí esa última recomendación, ¿Hay que verla o no? Sólo veo cine intrascendente donde hayan muchas patadas. De no ser así me resisto!!!
Un abrazo.
Coincido en llamar de intrascendente a la película "El cantante de bodas". Pero al menos te hace pasar un buen rato. Creo que casi todas las películas de Adam Sandler te hacen sentir de esa forma.
ResponderEliminarY de Tarantino ni qué hablar... ya sabes mi fascinación por él, así que estoy de acuerdo con lo que afirmas.
Saludos, Jesús Jara.
Ojo, que no se me malinterprete, "intrascendente" no lo utilizo de forma peyorativa, quizás sea mas exacto a lo que quise trasmitir decir cine "no trascendental" o cine abocado netamente al entretenimiento sin la intención de despertar en el espectador questionamientos filosoficos elevados.
ResponderEliminar"El cantante de bodas" es una comedia romantica de estructura estandard con Adam Sandler ( quien no es santo de mi devoción), la cual fue una sorpresa primero porque cumplia muy bien el deber de "entretener" y segundo porque tenia unos cuantos "guiños" sobre las modas de los 80's que estaban muy bien (bueno yo era adolescente en los 80's y me hizo mucha gracia).
Algo así como quien ve la serie 'Thats 70' Show' pero una decada después.
Digamos que es una estupenda pelicula para ver un domingo de tarde, o en algun momento de esos en que ni el cuerpo ni la mente pueden digerir un Cohen o un Tarkoski.
Salu2