Cuando se habla de la vertiente documentalista del cine japonés, inmediatamente surgen nombres de peso, o mejor dicho, auténticos pesos pesados. Nobuhiro Suwa (M/other, Una pareja perfecta), Naomi Kawase (Shara, El bosque de luto) y Hirokazu Kore-eda (After life, Hana) son quienes sobresalen en esta imponente avanzada de brillantes cineastas. Los tres nacieron en la década del sesenta, iniciaron sus carreras filmando documentales y supieron ganarse recientemente un justo prestigio internacional por sus películas de ficción. Cada uno tiene rasgos estilísticos definibles y diferenciables y los tres han sabido recrear con indecible realismo escenas de la vida cotidiana, al punto que muchas veces cuesta creer que se traten de situaciones artificiales, guionizadas.
Desde el comienzo de Nobody knows, Hirokazu Kore-eda planta un cuadro singular. Una madre soltera y sus cuatro hijos se mudan a un apartamento en Tokio. Los dos niños pequeños viajan escondidos en las valijas, y la mayor de las niñas debe esperar a la noche para entrar al apartamento sin que la vean. Los arrendatarios nunca le alquilarían a una familia tan numerosa, ya que los niños suelen ser motivo de queja para los vecinos.
Es entonces que los tres niños más pequeños no pueden salir del apartamento, y para peor su madre no quiere enviarlos a la escuela, presumiblemente por cuestiones económicas. El enclaustramiento de cuatro hijos ya es de por sí algo angustiante, pero el abordaje es sobrio y su cotidianeidad se muestra como algo apacible, aunque deban cuidarse de no alzar demasiado la voz y no asomarse a las ventanas. Pero la mayor carga dramática surge cuando un buen día su madre desaparece. Les deja algo de dinero y una nota donde avisa que tendrá que ausentarse por una “temporada”. La primera de sus ausencias dura un mes. La segunda el resto de la película , y no se la volverá a ver.
Es entonces que las cámaras acompañan a los cuatro hermanos solos, confinados en el apartamento. El niño mayor no quiere ir a la policía o al centro de menores porque sabe que los obligarían a vivir separados y por eso intentará mantener a sus hermanos escondidos. A medida que transcurre la película comienzan a acumulárseles las cuentas impagas, se cortan los servicios, malgastan el dinero, sus ropas van quedando cada vez más andrajosas, la basura comienza a apilarse en el apartamento. El espectador se vuelve testigo del doloroso proceso por el cual cuatro hermanos de clase media-baja pasan a pertenecer a la clase baja-baja.
Por la empatía y el compromiso con niños que atraviesan circunstancias extremas y por su desgarrador desenlace el filme es heredero directo de películas del neorrealismo italiano como Lustrabotas (1946) o Alemania año cero (1948), y también recuerda a la brillante y también japonesa La tumba de las luciérnagas (1988), a la que incluso se llega a rendir homenaje en una escena. Kore-eda filmó a los niños por más de un año, tratando de que se olvidaran de las cámaras, buscando actuaciones instintivas, de aparente naturalidad. La película fue rodada en orden cronológico, de modo que los niños fueran desarrollándose paralelamente en la vida real y en la película. Aunque el relato está basado en un hecho real puntual, en Tokio abundan los casos de niños abandonados que viven en la clandestinidad. El fenómeno es consecuencia de una doble atomización: los abuelos suelen vivir lejos de las familias nucleares y de sus nietos, quedando los padres muchas veces sin nadie a quien recurrir para que cuide a sus hijos. Por otra parte, la creciente desaparición de los vínculos entre vecinos propicia que este tipo de situaciones pasen desapercibidas. El “nadie sabe” del título refiere a tragedias que tienen lugar en cualquier sitio de cualquier ciudad y que, de hecho, podrían estar aconteciendo hoy a pocos metros de nuestras viviendas.
Publicado en Brecha 16/5/08
Buenas.
ResponderEliminarEs una gran que película que vi hace unos años y no hace mucho la compartí con mi madre y mi hermana, de manera que se convirtió en una de las preferidas de ambas, y mía por supuesto. De igual manera me pasó con La tumba de las luciérnagas, películas las dos, a las que uno siempre vuelve indefectiblemente. Cada vez que uno las mira pareciera encontrarle cosas nuevas, e incluso ya teniéndolas vistas, siempre causan el mismo efecto: desgarrador al punto que nadie se salva de que le asalte el sentimentalismo borreguil.
Excelente tu comentario Faraway, como siempre. Saludos.
Esa vertiente documentalista que nombras del triángulo Koreeda, Kawase y Suwa, ha dado bajo mi punto de vista, algunas de las cosas más interesantes en el mundo del ceuloide en los últimos años. Y "Nadie sabe" es una gran película, en el film se alcanzan cuotas muy altas.
ResponderEliminarpor cierto, me anoto la peli de las luciérnagas que citas.
un Saludo!
Gerardo. No sé si es lo que yo llamaría una película de fruición familiar, pero en todo caso me alegro de que en tu familia la hayan apreciado varios. Creo que es de las más grandes películas de los últimos años, y como decís, a uno lo traspasa y es imposible no verse conmovido y perturbado después de verla. Además, la austeridad con que se aborda el tema, y el hecho de que evite los clichés del melodrama barato, la vuelven una experiencia más intensa aún. Gracias por el cumplido!
ResponderEliminarYorgos: Tenés que ver La tumba de las luciérnagas!! Si, el japón es uno de los países de donde viene el mejor cine de la actualidad, y especialmente estos tres cineastas son increíbles.
Un abrazo.
Ya fue mostrada GBW... no he leido reseñas pero por fotos, hubo aplausos a reventar...
ResponderEliminarTus magníficas reseñas me sirven para estar al tanto de una cinematografía que apenas halla salas por mis lares.
ResponderEliminarEsa historia de esos niños es fruto, sin duda, de la actual civilización, donde la soledad campa en medio de millones de personas que no se conocen. La vida en los pueblos pequeños es muy distinta, más humana, también con sus defectos, claro, pero difícilmente ocurrirían cosas así, ya que las generaciones distintas de una familia mantienen mejores relaciones.
Un abrazo.
Juniper: gracias por el dato, no me caben dudas de que va a ser algo grandioso. El western de Miike, en cambio, no me gustó mucho que digamos. Quizá tenía mucha expectativa...
ResponderEliminarJosep: Gracias otra vez. Y claro, estas situaciones por supuesto no podrían darse en pueblos pequeños. A pesar del dicho ese que asegura que en "pueblo pequeño inferno grande", creo que existe una contención real gracias a los lazos vecinales, y es algo que los que vivimos alienados, en ciudades, muchas veces echamos en falta. Y no sólo es culpa de las estructuras edilicias y de los supermercados (que acabaron con la diversidad de comercios y espacios comunes de vecinos) sino que además somos nosotros mismos quienes nos recluimos voluntariamente. Las formas de esparcimiento hogareñas para la gente de clase media se han reproducido increiblemente. Y eso juega muy fuerte a favor del encierro.
Un abrazo.
Otra vez por su gran blog, Faraway.
ResponderEliminarTiempo que no entraba, muchas tareas me han imposibilitado de hacerlo.
Leo su último post y francamente deseo comprar la película ya. El lenguaje que empleas atrapa, sin lugar a dudas. La temática de la película, por tu lenguaje, se ve brillante, magnífica.
Es curioso, días antes estaba haciendo una reseña de La tumba de las luciérnagas, cosa que me falta completar. Ver la película que nos comentas hará que vea nuevamente LTDLL para pulir la reseña.
Saludos, Jesús Jara.
Bueno, Jesus, mejor que no sigas con esos elogios, porque hasta me la voy a terminar creyendo...
ResponderEliminarQué bien que seas otro de los cultores de La tumba... grande entre las grandes.
Saludos.
Buenas, Faraway.
ResponderEliminar¿Y has visto el resto de films de este tipo?... que buenos que son, joder. Cuando vi esta, me impresionó de una forma tremenda, pero no se si me gusta más “Nadie Sabe” o “After Life”…, creo que esta última es más interesante desde más puntos de vista que “Nadie Sabe”, que la veo más recia y sobria.
Saludos.
He visto algunas, no muchas Irian. "After life" está muy bien, claro que sí y "Hana" también, aunque me sigo quedando con Nadie sabe.
ResponderEliminar"Distance" se me hizo un poco lenta y pesada, pero la idea estaba muy interesante. De las anteriores sí que no sé nada.
Un director a seguir, sin dudas. Un abrazo.
Daremo Shiranai es, sin duda alguna, la obra maestra de Koreeda (que me perdonen aquellos seguidores incondicionales de After Life, y que sólo buscan la atracción en simples niveles meta -cine dentro del cine-).
ResponderEliminarHana, por otra parte, es un muy buen ejercicio en el cual Hirokazu elide todo chambara dentro de una película que claramente se incluye en el samurai film.
Distance, según mi opinión, es su segundo mejor film. Con puntos en común respecto a El secreto del bosque de Kawase, Distance juega con un realismo bastante interesante desde la puesta en escena. Por último, Maboroshi, puede pensarse como una variante estilística del cine de Ozu.
Así, el señor Koreeda elabora films muy interesantes; no es ilógico, entonces, que sea copiado por ciertos directores algo carentes de ideas (ver los últimos tres films de Masahiro Kobayashi y su estilística para comprobarlo).
Mis saludos Diego!
EV
Con tantas alertas que me das respecto a Kobayashi (Masahiro, a no equivocarse) no me acerco a su cine ni de pedo.
ResponderEliminarMe queda por ver Maboroshi, pero no sé, tampoco veo que la nombres con mucho entusiasmo.
Hace muy poquito vi Rebelión del Kobayashi, (el otro, el bueno)un chambara con fuerza, hecho y derecho, aunque me sigo quedando con Harakiri, esa obra maestra insuperable.
Diego: estoy totalmente en contra de Masahiro Kobayashi; y voy a hacer todo lo que pueda (no es mucho, pero en fin...) para dejar en claro cuántas carencias existen dentro de sus films. Por otro lado, Rebelion de Masaki Kobayashi nunca la pude ver. Pero imagino algo muy imponente. Y Seppuku es brillante, sin duda alguna.
ResponderEliminarMis saludos!
EV