Después de pasar 700 años limpiando los despojos de un mundo posapocalíptico cubierto de basura, Wall-E es el único robot sobreviviente que continúa con sus tareas de saneamiento. El simpático personaje -una mezcla de ET y Corto circuito, con un tórax hueco que recuerda al Bender de Futurama-, subsiste regenerándose con energía solar y quitándole piezas a los cadáveres de otros robots. Un buen día es sorprendido por Eva, un avanzado y temerario androide llegado del cielo con el objetivo de encontrar vida orgánica en la tierra.
Vagando sin rumbo por el espacio, una colonia de humanos obesos viaja indefinidamente en una nave. Entes de ovoide complexión que han olvidado que alguna vez su especie habitó la tierra, embebidos en mundos virtuales, sorbiendo alimentos y servidos por máquinas en todas sus necesidades. Eva les traerá una novedad impensable: el mundo es nuevamente habitable.
La película se inscribe en una tendencia fílmica en la que se denuncian los desastres ecológicos así como la alienación del ser humano, como en aquella otra notable parábola animada que fue Bee movie. Los primeros treinta y cinco minutos carecen de diálogos y exponen una compleja historia de ciencia ficción, demostrando un sorprendente uso de recursos audiovisuales para plantear contextos y una interesante capacidad de generar empatía y adhesión por un triste y solitario trozo de metal.
Es particularmente llamativo el delineamiento de la pareja de robots, un cambio importante a las cuestiones de género reflejadas en el cine dominante. El robot de sexo femenino es fuerte, inteligente y poderoso, mientras que Wall-E es temeroso y torpe, y su heroísmo radica en su buena voluntad y una sucesión de circunstancias afortunadas. La inversión de los roles tradicionales suponen una fórmula atípica aún considerando las anteriores obras de Pixar, muchas de ellas escritas por el aquí director y guionista Andrew Stanton (Buscando a Nemo) y que si bien mostraban a mujeres en roles activos, nunca se había llegado al punto de presentarlas como una portentosa antítesis al hombre protagonista.
Wall-E, aprovechando la simpatía y la química entre los dos protagonistas, avanza sosegadamente en sus primeros tramos hasta la llegada de ambos a la nave terrícola, donde se generan notables despliegues visuales, y aspectos donde se plasma la inequívoca maestría del equipo Pixar: el diseño de ciertos personajes -ver el villano timón, o el robot que presiona unos y ceros en un gran teclado-; la imponente seguidilla de planos secuencia a través de la nave que desemboca en un manicomio de robots; el emotivo baile de la pareja protagonista en gravedad cero.
Quizá a alguno le resulte curioso que una comunidad resguardada por robots pueda subsistir durante siglos sin mantenimiento técnico humano, -al fin y al cabo no debe de existir computadora, por muy avanzada que sea, que no se cuelgue de vez en cuando- y sin dudas es llamativo que en el desenlace varios individuos, luego de haber pasado una vida recostados, puedan de golpe y sin haber hecho ejercicios de fisioterapia, largarse a caminar. Pero estas son minucias, y no por ellas la película deja de ser íntegramente disfrutable.
Vagando sin rumbo por el espacio, una colonia de humanos obesos viaja indefinidamente en una nave. Entes de ovoide complexión que han olvidado que alguna vez su especie habitó la tierra, embebidos en mundos virtuales, sorbiendo alimentos y servidos por máquinas en todas sus necesidades. Eva les traerá una novedad impensable: el mundo es nuevamente habitable.
La película se inscribe en una tendencia fílmica en la que se denuncian los desastres ecológicos así como la alienación del ser humano, como en aquella otra notable parábola animada que fue Bee movie. Los primeros treinta y cinco minutos carecen de diálogos y exponen una compleja historia de ciencia ficción, demostrando un sorprendente uso de recursos audiovisuales para plantear contextos y una interesante capacidad de generar empatía y adhesión por un triste y solitario trozo de metal.
Es particularmente llamativo el delineamiento de la pareja de robots, un cambio importante a las cuestiones de género reflejadas en el cine dominante. El robot de sexo femenino es fuerte, inteligente y poderoso, mientras que Wall-E es temeroso y torpe, y su heroísmo radica en su buena voluntad y una sucesión de circunstancias afortunadas. La inversión de los roles tradicionales suponen una fórmula atípica aún considerando las anteriores obras de Pixar, muchas de ellas escritas por el aquí director y guionista Andrew Stanton (Buscando a Nemo) y que si bien mostraban a mujeres en roles activos, nunca se había llegado al punto de presentarlas como una portentosa antítesis al hombre protagonista.
Wall-E, aprovechando la simpatía y la química entre los dos protagonistas, avanza sosegadamente en sus primeros tramos hasta la llegada de ambos a la nave terrícola, donde se generan notables despliegues visuales, y aspectos donde se plasma la inequívoca maestría del equipo Pixar: el diseño de ciertos personajes -ver el villano timón, o el robot que presiona unos y ceros en un gran teclado-; la imponente seguidilla de planos secuencia a través de la nave que desemboca en un manicomio de robots; el emotivo baile de la pareja protagonista en gravedad cero.
Quizá a alguno le resulte curioso que una comunidad resguardada por robots pueda subsistir durante siglos sin mantenimiento técnico humano, -al fin y al cabo no debe de existir computadora, por muy avanzada que sea, que no se cuelgue de vez en cuando- y sin dudas es llamativo que en el desenlace varios individuos, luego de haber pasado una vida recostados, puedan de golpe y sin haber hecho ejercicios de fisioterapia, largarse a caminar. Pero estas son minucias, y no por ellas la película deja de ser íntegramente disfrutable.
Publicado en Brecha 4/7/2008
Otra que desconozco; leyendo tus sugerentes -y sugeridoras- reseñas, me voy convenciendo que mi habitual desidia por el cine de animación es un error que debo subsanar.
ResponderEliminarGracias por el dato.
Un abrazo.
Siempre el primero en comentar, Josep. Esto sí que es constancia! Sólo espero que no te canses muy pronto de este blog.
ResponderEliminarEs comprensible tu desidia, luego de décadas en que el cine de animación atravesó estancamientos casi endémicos. Occidente recién empieza a recuperarse a mediados de los noventa y en adelante. Hoy, sin embargo, está atravesando un momento especialmente dulce. En breve publico artículo sobre Persépolis (aunque no estoy muy seguro de que sea un producto muy occidental, que digamos).
Un abrazo, Josep.
Saludos, Faraway:
ResponderEliminarYo también estoy a punto de comentar (no dar una crítica, no soy nadie para darla) sobre Persépolis, filme social, muy social, entretenida, violenta, de evasión, en fin, varios puntos por señalar. Como bien señalas -otra vez- el cine de animación occidental quiere cobrar un lugar sobre el oriental, que desde hace tiempo le ha dado duro.
Espero que un día usted pueda comentar la última de Van Sant, la cual recién llegó a mi país: PARANOID PARK. He dado una pequeña reseña de la misma en mi blog, pero sé que usted pueda hacerla mejor por la gran sabiduría del cine que tiene usted.
Saludos, Jesús Jara.
Yo subsanaría el error de inmediato: se me ocurren no menos de veinte títulos magníficos dentro del campo del cine de animación (en cualquiera de sus géneros) que harían mutar tu desidia, camarada Josep.
ResponderEliminarCoincido con Faraway en que esta nueva etapa se presenta apasionante, matizando que el estancamiento no se produjo por el empeño de sus creadores, sino de uan industria que no sabe colocar estos productos.
Espero, ansioso, esta nueva película de Adamson, pero fundamentalmente la última de Miyazaki.
Jesus, tus comentarios me halagan, pero preferiría de todos modos que ahorraras en elogios, ya que por momentos me incomodan un poco, y en definitiva no aportan demasiado. Quizá sea mejor ir directo al grano y evitar las buenas maneras, (que agradezco, de todas formas).
ResponderEliminarTodavía no vi Paranoid park, pero tengo mucho interés, y ya me comentaron que es como una nueva "faceta" de Van Sant. Ya veremos si se puede escribir algo.
De lo que decís de que no vas a escribir "crítica"; cualquiera puede hacerlo, sólo basta con que te guste mucho el cine y tengas ganas de profundizar y decir algo al respecto.
JP. No he estudiado mucho, pero habría que detenerse un poco en el fenómeno, y ver por qué razón en la década del ochenta apenas existían películas de animación buenas y hoy surgen unas cinco anuales que figuran entre lo mejor del cine de la actualidad.
Sin duda han habido muchísimos cambios que lo hicieron posible, pero bueno, habrá que profundizar un poco más...
Gracias por venir por acá, un abrazo.
Bango, estuve consultando con María Lorenzo, una amiga erudita que me asesora en materia de animación, y me dice que a finales de los 80 hay un estancamiento económico importante en EEUU, con la consecuencia inmediata del decaimiento de la animación en algunos sectores. Al igual que con el 11 de setiembre, sobrevino un período de conservadurismo atroz, que se ve reflejado en el cine de animación del momento.
ResponderEliminarA esto hay que sumar que hubo una concepción muy errónea del cine de animación comercial, destinada únicamente a niños. De no haber sido por Pixar, Disney hubiese quedado estancada en un cine conservador, infantiloide, nada innovador.
El otro día vi El rey león, y lo cierto es que aún siendo uno de los puntos más alto de Disney en su momento, la ideología que subyace es temiblemente conservadora.
También, para establecer la diferencia entre antes y ahora, hay que tener en cuenta variables como los costos para producir animación. Además hay una mayor democratización del conocimiento de la técnica, y hoy hay un know-how más masificado, gracias a la revolución internetística.
Tengo muchas ganas de verla. También pienso que algunos de los mejores títulos de los últimos años nos los ha dado el cine de animación.
ResponderEliminarAtención a una productora española nueva de animación (Ilion Animation Studios) que está produciendo la película más cara de la historia del cine español, Planet One.
Info aquí:
http://bunkersonico.blogspot.com/2008/03/parece-que-desde-hace-un-par-de-aos-hay.html
Saludos.
la era pixar!
ResponderEliminarTanto se ha hablado de que esta cinta tiene el mérito de volver a lo que es el cine clásico, refiriéndose específicamente al cine mudo, debido a su capacidad de transmitir emociones sin la utilización de diálogo alguno. Creo que esa es razón suficiente para impulsarme al cine, cosa que espero hacer en los próximos días.
ResponderEliminarSaludos.
Lorbada, gracias por los datos, suena interesante.
ResponderEliminarJuniper: claro que sí. Yo sigo quedándome con Ghibli en materia de animación, pero bien es cierto que Pixar ya se hizo un lugar en la historia del cine. Toda una generación recordará con cariño a estos personajes y a estas historias; las que pueblan su infancia.
Fantomas: los críticos en general hablan muy bien de todo lo que recuerda al cine mudo, y no por ello tiene que ser algo genial, ni mucho menos. Yo creo que la primer parte es tan buena como la segunda, donde todo adquiere tintes más inequívocamente pixarianos. Ya me contarás que te parece. Te mando un gran abrazo.
Aunado a tu buena reseña, hay que notar las infinidades de referencias al cine chaplinesco en la primera parte, al kubrick futurista y la personalidad tan establecida de todos los robots, los descompuestos, los funcionales y el que toda la cinta se la pasa limpiando.
ResponderEliminarYo sigo sorprendido de lo fabulosa que me resulto. SOn pocas las cintas con tanta expectación y que al menos la cumplan. Pero eminentemente es una gran historia de amor, que pasa del rechazo, a la complicidad, al amor.
Lo que si creo es que es una cinta profundamente triste y sufrida... tanta inocencia del personaje y su incansable persecución por estar al lado de su amiga es muy dolorosa. Esperamos pronto tu comentario de Persepolis, la cual no he visto pero recientemente acabo de conseguir. Saludos
Esperemos por "Ponyo on the Cliff". Miyazaki no puede estar ausente este año (el film se estrena la semana que viene en japón si mal no recuerdo).
ResponderEliminarY tengo mucho interés en "Wall-E". Más allá del nombre (que me trae recuedos de algún que otro Shopping), creo que va a ser la película del año en cuestiones de animación digital.
Mis saludos Diego!
Qué bueno lo de Miyazaki, pasa a ser otro de mis más esperados. Wall-E tiene nombre de shopping y su compañera Eva es un I-pod, y te aseguro que eso dista mucho de ser un parecido casual.
ResponderEliminarLa película está buenísima, a pesar del chivo subliminal. Un abrazo!
Investigando un poco en Inet lo que ha hecho Disney en los 80's veo que no hay ninguna pelicula destacable - por lo menos por el nombre - , aunque hay un corto de Disney dirigido por el novel Tim Burton.
ResponderEliminarNo se pero a lo mejor el bajón se debe al conservadurismo de los 80's unido a la crisis económica pero me inclino más por lo primero, ultimamente estoy haciendo revisión de las peliculas de Disney que me hacen ver mis hijos y las antiguas no están nada mal.
Mi teoria es que desde fines de los 70' hasta los 90's la Disney a ido "acaramelando" los personajes "malos" hasta que se convierten en personajes estupidos y restarle valor a las historias... ("teoria de cafetin")
En cuanto al "rey leon" le comento Faraway que viejos como yo solo ven en esa pelicula un plagio muy descarado de la serie japonesa que veia cuando era niño que se llamaba "kimba el leon blanco" del famoso "Disney" japonés Osamu Tezuka - el mismo que hizo Astroboy.
Por lo que supe despues de algun litigio en Japon la sangre no llegó al rio y la demanda por plagio se arregló tras bambalinas.
Se puede leer algo del tema aqui.
Hasta sale en algun capitulo de los Simpson lo del plagio.
Hace poco me comentaba Ombú de Brecha que siempre que volvía del liceo se mataba con Meteoro y Kimba, que venía inmediatamente después, yo era muy chico.
ResponderEliminarEstá rebueno el material de la wikipedia, queda clarísimo que es un plagio abierto.
Mi Disney favorito sigue siendo Pinocho. Y si no lo viste aún, te recomiendo muchísimo el "Bimbo's initiation" de Max Fleischer. Gracias por los datos.
Magníficas las referencias, compa Diego, tanto las específicas (de la peli) como las generales (acerca del cine de animación) en las que profundizan los comentarios posteriores.
ResponderEliminarSoy un gran seguidor de los productos de Píxar (los descubrí gracias a mi peque, y ahora los tengo en un altar...), y ardo en ganas de ver esta nueva entrega, que no llegará aquí a España hasta el próximo mes de agosto (su estreno se demoró por motivos futboleros: Eurocopa...). Desde luego, las opiniones que ya he podido leer hablan de un producto de gran nivel, tanto como para estar planteándose el optar al Oscar a la mejor película (algo que me alegraría un montón).
Una vez vista, ya te contaré.
Un fuerte abrazo.
¿Se retrasó por la Eurocopa? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? La verdad, nunca entendí los criterios de la distribución de cine, ni quién los administra.
ResponderEliminarEn cuanto a tus expectativas: es curioso el rating que ha alcanzado la película en el imdb (absurdo diría yo) y también el porcentaje de "frescura" que le pusieron en rottentomatoes. Casi como si toda la crítica norteamericana se hubiese puesto de acuerdo para elevar a Wall-E hasta los cielos. Por supuesto, la peli me gusta, pero todas esas reacciones me resultan desmedidas e injustificadas. No esperes tanto!!!
Un abrazo.
No me refería tanto al estancamiento económico sino al no estancamiento creativo: en los años ochenta, siempre al margen de la Disney, se produjeron en el mundo películas de animación fabulosas (Nausicaa de Hayao Miyazaki, Angel's Egg de Mamoru Oshii, Fire and Ice de Ralph Bakshi, La Tumba de las Luciérnagas, Akira de Katsuhiro Otomo, Gandahar de Rene Laloux), algunas de las cuales encontraron dificultades en su distribución más allá de sus países de origen, precisamente por su etiqueta-estigma de cinta de animación. Quiero decir que a pesar de que las restricciones pudieran sugerir una recesión, el capital creativo siempre siguió espectante, esperando su oportunidad, su momento en la historia (quizá por eso Miyazaki se niegue a colgar las botas a pesar de lo que dijo tras Mononoke).
ResponderEliminarNo cabe duda de que el auge actual se ha producido por las circunstancias aquí argüidas, si bien es igualmente cierto que la masificación tampoco ha invertido los estandares de calidad (algo que sí ha ocurrido con el cine de carne y hueso en sus epítomes hollywoodienses), lo cual representa una noticia estupenda para aquellos que valoramos el Cine más allá de su formato y presentación.
Un saludo, camarada.
Bango, muchas gracias por el aporte, que ayuda a todos a aclarar mejor el panorama. Ya me apunto varias de las pelis de los 80 que nombrás, y a esas habría que añadir Laputa y Kiki, siempre hablando de largometrajes.
ResponderEliminarEsto último, curiosamente, es un punto a destacar. Históricamente el "buen cine" se considera en torno a los largos y por principio el cortometraje es considerado un género menor, y en todas las épocas existen increíbles ejemplos de animación en el corto que son tristemente desdeñados u olvidados. Quizá el prestigio actual del cine de animación se deba a su creciente presencia y calidad en los largos, y esto, cuando hablamos de cine masivo, se debe sin dudas a Pixar.
Para los que no los vieron, recomiendo Ryan de Chris Landreth, Father and daughter de Michael Dudok de Wit y ya un clásico Breakfast on the grass de Prit Pärn, se ven muy rápido y son obras maestras del corto.
Y ya que estamos: Neighbors del gran Norman Mc Laren.
Se han dichos cosas increibles de ella: que es como aquellas buenas películas de cine mudo, que tiene escenas maravillosas, personajes inolvidables, que es una de las mejores películas de animación que jamás se hayan hecho, que Wall-E casi parece más humano que muchos seres humanos. Pixar nunca me ha decepcionado y sus películas me han mostrado formas de narrar historias que nunca hubiera imaginado. Mañana se estrena en España y por nada me la pierdo. Solo espero que la gente la valore como una película no meramente infantil. Espero ver mañana en la sala a algo más que padres acompañando a sus hijos de 5 o 6 años.
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