Tendiendo puentes
Al censurar su exhibición en Teherán, el gobierno iraní declaró oficialmente que esta película “presenta, en varios de sus segmentos, una faceta poco realista de los logros y resultados de la gloriosa Revolución Islámica”. Los casos de censura en Irán son ya moneda corriente, pero de seguro fue especialmente fastidioso para el gobierno este relato autobiográfico de Marjane Satrapi, historietista iraní radicada en Francia que, siendo niña, vivió la dictadura del Sha y su caída cuando la revolución, y durante su adolescencia un régimen aún peor, la guerra con Irak y un traumático exilio en Viena.
Persépolis presenta, desde la óptica cotidiana de una acomodada familia marxista, una vida de exposición a dolorosas injusticias sociales. Desde niña, Marjane entra en contacto con una realidad en que parientes y amigos son fusilados, encarcelados o torturados, hechos que no se suspenden al instalarse la nueva república. La digna actitud de la familia de beber alcohol y acudir a fiestas en forma clandestina revela, mejor que nada, una desesperada necesidad de escapar a un sistema opresivo que impide hasta el esparcimiento; la omnipresencia del nuevo régimen se hace sentir en la vida diaria, en la educación oficial –“el velo es sinónimo de libertad” dictamina una profesora en una tediosa clase–, en la forma en que las mujeres son destratadas y humilladas, en la prohibición de casi todo. Pero la protagonista es una adolescente inquieta que contesta a sus profesoras, que escucha Iron Maiden y viste como se le antoja. Ante varios llamados de atención del colegio, sus aterrados padres deciden enviarla a Europa; y es que, explican, como la ley prohíbe ejecutar a una virgen, a las adolescentes rebeldes suele obligárselas a casar con un guardia de la revolución, para desvirgarlas y luego fusilarlas.
Persépolis presenta, desde la óptica cotidiana de una acomodada familia marxista, una vida de exposición a dolorosas injusticias sociales. Desde niña, Marjane entra en contacto con una realidad en que parientes y amigos son fusilados, encarcelados o torturados, hechos que no se suspenden al instalarse la nueva república. La digna actitud de la familia de beber alcohol y acudir a fiestas en forma clandestina revela, mejor que nada, una desesperada necesidad de escapar a un sistema opresivo que impide hasta el esparcimiento; la omnipresencia del nuevo régimen se hace sentir en la vida diaria, en la educación oficial –“el velo es sinónimo de libertad” dictamina una profesora en una tediosa clase–, en la forma en que las mujeres son destratadas y humilladas, en la prohibición de casi todo. Pero la protagonista es una adolescente inquieta que contesta a sus profesoras, que escucha Iron Maiden y viste como se le antoja. Ante varios llamados de atención del colegio, sus aterrados padres deciden enviarla a Europa; y es que, explican, como la ley prohíbe ejecutar a una virgen, a las adolescentes rebeldes suele obligárselas a casar con un guardia de la revolución, para desvirgarlas y luego fusilarlas.
Durante su estadía en Austria, Marjane debe lidiar con el desarraigo, la soledad y la discriminación, una incómoda sensación de no pertenencia y sus primeros desengaños amorosos. En un desesperado regreso a Irán arriba a una ciudad de posguerra, en donde las avenidas tienen nombres de mártires: “cuando paseas por Teherán las calles parecen un cementerio”; y comienza a vivir ese permanente sentimiento de offside que sufren los que pasaron una temporada fuera de su país, cayendo más adelante en el agujero negro de la depresión. Persépolis no se detiene tanto en los dramáticos hechos históricos como en los efectos de los mismos sobre la protagonista, aportando al relato una emotiva carga humana. La guionista y codirectora reconoce influencias del neorrealismo italiano así como del expresionismo alemán y los dibujos fueron hechos a mano, mayoritariamente en blanco y negro y con trazos sencillos y gruesos, como si a las historietas de Mafalda se las sumiera en un sombrío entorno de claroscuros.
Dotada de un estupendo ritmo, la película revela, entre otras cosas, el poder expresivo de una animación bien explotada. Los personajes, diseñados con simpleza, escapan a cualquier encasillamiento racial, convirtiéndose así en caracteres universales. Habría que ser un autómata para no ser sacudido emocionalmente por la forzada separación de Marjane y sus padres, cuando la ejecución de su tío, durante su triste estadía en Viena. Satrapi tiende puentes para que nos acerquemos a su gente y a su pueblo: “si no miramos a las personas como seres humanos, las podemos bombardear y no pasa nada”, ha dicho en una entrevista. En este sentido Persépolis es una película que cumple con creces su cometido, mostrar una cara no mediatizada de la sociedad iraní. En los últimos años, el cine hegemónico sólo ha mostrado iraníes armados y fundamentalistas, arrojados a una yihad perpetua contra occidente. Persépolis muestra otro Irán, uno de seres humanos que se enamoran, sueñan, se irritan, ríen o lloran y que lidian a diario con un régimen despótico y, hoy mismo, con serias posibilidades de ser blanco de una lluvia de misiles.
Dotada de un estupendo ritmo, la película revela, entre otras cosas, el poder expresivo de una animación bien explotada. Los personajes, diseñados con simpleza, escapan a cualquier encasillamiento racial, convirtiéndose así en caracteres universales. Habría que ser un autómata para no ser sacudido emocionalmente por la forzada separación de Marjane y sus padres, cuando la ejecución de su tío, durante su triste estadía en Viena. Satrapi tiende puentes para que nos acerquemos a su gente y a su pueblo: “si no miramos a las personas como seres humanos, las podemos bombardear y no pasa nada”, ha dicho en una entrevista. En este sentido Persépolis es una película que cumple con creces su cometido, mostrar una cara no mediatizada de la sociedad iraní. En los últimos años, el cine hegemónico sólo ha mostrado iraníes armados y fundamentalistas, arrojados a una yihad perpetua contra occidente. Persépolis muestra otro Irán, uno de seres humanos que se enamoran, sueñan, se irritan, ríen o lloran y que lidian a diario con un régimen despótico y, hoy mismo, con serias posibilidades de ser blanco de una lluvia de misiles.
Publicado en Brecha 11/7/2008
Magnífica reseña, compa Diego. Aún no ví la peli, pero creo que me has dado el empujón definitivo para que me ponga a la tarea (en cuanto tenga un hueco, claro...).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Película que de seguro es muy interesante y que todavía estoy pendiente de ver.
ResponderEliminarSaludos.
Esta es ya la tercera reseña que he leído de Persépolis y no miento ni adulo si te digo que es la más interesante y profunda, así que, ya que todavía no la he visto, raudo me la apunto para obtenerla y visionarla, pues, como bien dices, resulta muy interesante comprobar cómo de una vez por todas se muestra a ése pueblo sojuzgado y que en el cine comercial tan sólo aparece como estereotipo siniestro.
ResponderEliminarUn abrazo.
manu, imágenes, josep: Persépolis no sólo es una experiencia sustantiva, sino que además es enormemente entretenida. En serio no se la pierdan.
ResponderEliminarJosep, gracias por el apoyo. Ya tengo pronta la crítica de Lenny, pero antes de colgarla voy a dejar reposar un par de días más a esta reseña de Persépolis. Un abrazo.
Aún no la hevisto pero es una película que tengo planeado ver este verano xq hace mucho q la tengo pendiente. He leido extractos del comic original y m ha impresionado.
ResponderEliminarSaludos desde
BuNkErSoNiCO.blogspot.com
un artículo muy bueno, y eso me recuerda que tengo que verla!hace tiempo que quiero, pero hay tanto por ver!! permanecerá anotada entre tus recomendaciones. por cierto, seguí tu recomendación de "la tumba de las luciérnagas". Tras el visionado me han parecido muy buenas tus citas y comentarios a propósito de tu texto sobre la magnitica "nobody knows" de koreeda. Muy bueno "la tumba..." , sí señor!
ResponderEliminarah! espero con ansias ese texto sobre "Ploy"!
un abrazo
Acabo de verla ayer, en DVD. Me parece que es el tipo de pelicula que se te pega sin que uno se de cuenta. La vi muy noche, la disfrute muchisimo, pero creo que hasta soñe con ella, llego hasta mi, en el inconsciente onírico.
ResponderEliminarQuisiera verla de nuevo, es lo primero que pense al abrir los ojos y eso no es cosa facil, como la cinta, en lo general, no es sencilla ni digerible.
(SPOILERS):Pero me encanta la parte, en el regreso a su pais, donde dice que sobrevivio a una revolución y a una guerra, pero casi la mata un amor banal. Mas personal no podía ser.
Saludos, mi buen
lorbada: nunca leí el comic original, que me recomendaron mucho. Ahora curiosamente estoy leyendo "Maus" que nunca había visto, y es un referente total para la autora de Persepolis.
ResponderEliminarYorgos: me alegra mucho que hayas visto esa peli. Una experiencia abrumadora, sin dudas.
El texto de Ploy va a tener que esperar un poco, ahora por ejemplo, estoy enfrascado en darle de palos al último Batman. Ahora sale indignada crítica.
Ad: Totalmente. Es una película muy valiente y personal, y es casi imposible no adherir. Me alegra que te haya gustado, un abrazo!
Como se accede a este material?
ResponderEliminarQue ganas de verla!
Maxi, ignoro si fue editada en DVD en nuestro país, pero lo dudo. Dudo también que la vayan a estrenar en cine.
ResponderEliminarTe recomiendo encarecidamente que te hagas amigo del mulo, la otra opción es pagar por un DVD de envío, pero no creo que sea muy viable.
Salut, hermano.
Uy, uy, uy, que buena pinta tiene esto... saludos y gracias por dar a conocer este film.
ResponderEliminarLa proyectarán el próximos viernes acá en mi pueblo!!! Gracias por la reseña, además de útil me ha hecho reflexionar mucho. Es muy buena. :)
ResponderEliminarIrian, Tania. Tantas gracias a ustedes. No existen posibilidades de que esta película no les gusta. Un abrazo!
ResponderEliminarHola Dieguín,
ResponderEliminarqué maravillosa sorpresa, estar buscando documentación sobre Persépolis en la red y que de los primeros enlaces que me salgan sea el tuyo. Estupenda reflexión. Un beso!
M
Gracias Maríiiaaa. Espero estés bien. Te mando un gran abrazo!
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