jueves, 24 de junio de 2010

Porno feminista

El sexo en construcción

Como contrapartida a la pornografía dominante y a su producción comercial, monótona, insulsa, impersonal e ideada desde una óptica masculina, una nueva camada de directoras concibe material pornográfico con creatividad, afán innovador y nuevas y frescas perspectivas.

Desde su concepción, Dirty diaries levantó polémicas. Las más inmediatas surgieron a raíz de que la película fue financiada con fondos públicos, ya que el proyecto fue subvencionado por el gobierno sueco con 69 mil dólares gracias a la decisión del Swedish film institute. Las protestas fueron encendidas e inmediatas: que se estaba utilizando el dinero de los contribuyentes para financiar pornografía, y que allí se exhibía homosexualidad y se festejaban toda clase de perversiones. Los demócratas cristianos se hicieron oír, y Beatrice Fredriksson, miembro del Partido moderado y autora del blog Anti Feminist Initiative calificó a la subvención como una hipocresía, ya que la pornografía mainstream nunca hubiera recibido el mismo apoyo financiero. También se oyó alguna voz escéptica, como la de la cineasta feminista Suzanne Osten, quien manifestó su opinión de que la pornografía es de por sí cosificante y que la expresión “porno feminista” es un oxímoron.
El director del Swedish film institute señaló que la financiación fue dada porque la película apunta a una nueva aproximación en la representación de la sexualidad femenina. En la prensa, las voces defensoras de la subvención señalaron que los valores detrás de la película son interesantes y radicalmente diferentes a las de la pornografía mainstream. Cuando su estreno en setiembre del año pasado, la crítica sueca estuvo dividida: hubo quien elogió los cortos como “divertidos, estimulantes y excitantes” y algún amargado los calificó como “aburridos, feos y más bien artísticos”.
Grandes diferencias. Dirty diaries es un largometraje compuesto por trece cortos, recopilados por la documentalista Mia Engberg y dirigidos por distintas artistas mujeres que aportan miradas y que conciben con energía y creatividad la clase de porno que a ellas les hubiera gustado ver pero que no puede encontrarse en el mercado (ver apartado “Manifiesto Dirty diaries”). Engberg aclaró desde un principio: "Se trata ante todo de mostrar la sexualidad desde el punto de vista de las mujeres. La película no está hecha para satisfacer a un público masculino ni para hacer dinero". Las diferencias con la pornografía dominante saltan a la vista: aquí no hay siliconas, ni hombres superdotados, ni bellezas de revista, ni frases obvias que subrayan lo que puede verse. Los énfasis están puestos en los preliminares y no tanto en los coitos, hay mucho detenimiento en las texturas de la piel, las cámaras escrutan desde muy cerca los cuerpos, registrando su geografía y el contacto sensitivo. En muchos casos no se sabe cuál de los implicados le está besando qué parte del cuerpo a la otra persona, y esta incertidumbre juega a favor de la sugerencia y de los climas. También llama la atención la presencia de vellos púbicos, algo más bien escaso en el porno reciente, y hasta en algún momento pueden verse atractivos vellos en alguna axila femenina.
En la amplia mayoría del cine porno el sexo termina con una vistosa eyaculación, pero aquí no hay ni una sola, y si quizá exista algún orgasmo masculino, no hay esperma desparramado como muestra visible de hombría y territorialidad. Aquí las que marcan el final son las mujeres, y de acuerdo a sus propias y cambiantes exigencias. Tampoco se pueden ver coitos filmados en largos planos detalle, esos inacabables e impersonales "mete-saca" similares a un pistón en movimiento contínuo. La cámara no parece centrarse en los genitales sino en todo el cuerpo, hay mucha fricción, muchos roces, jugueteos varios, y a veces hasta alguna pequeña charla introductoria que permite entrar en sintonía con los personajes implicados.
Pero esto no quiere decir que estas directoras hagan un porno soft ni poco osado. Por ejemplo, Authority es un corto de sadomasoquismo lésbico, y Brown cock podría herir alguna sensibilidad ya que se exhibe una masturbación femenina en la que una chica le introduce un consolador y finalmente una mano entera en la vagina a otra, mientras se oyen los jadeos y gritos orgásmicos de la mujer penetrada.
Uno de los mejores cortos de la película es Skin, en el que una pareja heterosexual envuelta en una funda color piel comienza los preliminares, besándose y frotándose a pesar de estar totalmente cubiertos -y separados- por una fina tela elástica. Más adelante comienzan paulatinamente a cortar, con una tijera, partes parciales de esa funda -las que cubren la boca, los genitales- y continúan de esa manera. Finalmente destrozan lo que queda de la tela y, como dios manda, terminan con lo que empezaron.
Otro de los puntos altos es Body contact, en la que una chica charla con la camarógrafa mientras programa por internet una cita sexual con un desconocido. Cuando el hombre llega, se ve intimidado por la presencia de la cámara y ambas mujeres le explican que el plan es filmarlo mientras tiene relaciones. El dice que tendrían que haberle avisado antes y que de ninguna manera; ellas le insisten e intentan convencerle. Luego de idas y venidas por fin accede, pero toda esta intro sirvió para generar simpatía con ambos implicados. Terminado el corto los títulos darán cuenta de que los personajes eran interpretados por actores, pero la ilusión de verosimilitud es perfecta.
También está muy bien concebido Red like cherry, donde otra vez hay mucha sugerencia, texturas y un acercamiento extremo. Un rojo intenso domina todo, y la imagen es muchas veces borrosa. Los jadeos armonizan con la música, lográndose una atmósfera experimental muy atractiva. Más llamativo es Flasher girl on tour, en el cual la chica del título da rienda suelta a sus fantasías exhibicionistas, desnudándose o masturbándose en diferentes lugares públicos. Por su parte, On your back, woman muestra lo que vendrían a ser los preliminares de los preliminares: un montaje paralelo en que se muestran los juegos de manos de cuatro parejas de lesbianas que intentan, muy sueltas de ropas, aplastarse, dominarse, inmobilizarse la una a la otra, con impactante carga erótica.
Pero seguramente la pionera del género ha sido la también sueca Erika Lust. Licenciada en ciencias políticas, especializada en feminismo, ha creado películas pornográficas con argumento, guión, algo de humor, y personajes con historias y motivaciones. Sobre el porno dominante, ha dicho que los guiones son pésimos y que “es difícil dar con una mujer con la que podamos identificarnos y que escape a los estereotipos. Se ven lolitas, adolescentes cachondas, amas de casa desesperadas, enfermeras dispuestas”. Explicando su cine afirma que “a las mujeres nos importa entender lo que está pasando, quiénes son estos personajes, por qué están ahí, si sienten pasión el uno por el otro, por qué tienen sexo”. Entre las películas de Lust se destacan Cinco historias para ellas y Life love lust.
Las iniciativas de Engberg y Lust ya parecen haber hecho escuela, pues hay focos incipientes de porno feminista asomando en la web, por doquier. Y no han sido pocos los hombres que también han demostrado interés por una propuesta pornográfica que, por fin, se muestra como algo realmente novedoso y alternativo.

Manifiesto Dirty diaries

1. Hermosos como somos
¡Al diablo con los ideales de belleza enfermos! El profundo odio a uno mismo mina la energía y la creatividad de las mujeres. La energía que podría enfocarse en explorar nuestra propia sexualidad y poder es drenada por la cosmética y las dietas. No dejes que los poderes del comercio controlen tus necesidades y deseos.

2. Pelea por tu derecho a ser caliente
La sexualidad masculina es vista como una fuerza de la naturaleza que debe ser satisfecha a cualquier costo mientras que la sexualidad de la mujer es aceptada sólo si se adapta a las necesidades del hombre. Sé caliente en tus propios términos.

3. Una chica buena es una chica mala
Nos alimentan con el cliché cultural de que las mujeres independientes y activamente sexuales son locas o lesbianas y por lo mismo locas. Queremos ver y hacer películas en las que Betty Blue, Ofelia y Thelma y Louise no tengan que morir al final.

4. Aplasta al capitalismo y al patriarcado
La industria del porno es sexista porque vivimos en una sociedad patriarcal y capitalista, que saca ganancias de la necesidad de sexo y erotismo de la gente, y las mujeres son explotadas en el proceso. Para pelear contra el porno sexista debes aplastar al capitalismo y al patriarcado.

5. Tan asquerosas como queramos ser
Disfruta, toma el control y déjate ir. Dí no cuando quieras, para ser capaz de decir si cuando tú quieras.

6. ¡El aborto legal y libre es un derecho humano!
Todos tienen el derecho de controlar su propio cuerpo. Millones de mujeres sufren de embarazos no deseados y mueren por abortos ilegales cada año. Que se joda el derecho moral por predicar en contra del control natal y la información sexual. Mal que mal la sobrepoblacion mundial es un problema que tendremos que enfrentar mas temprano que tarde. Para qué traer gente a este mundo si no es en un ambiente propicio y en el que se le desee.

7. ¡Pelea con el verdadero enemigo!
La censura no puede liberar la sexualidad. Es imposible cambiar la imagen sexual de la mujer si las imagenes sexuales en sí mismas son tabú. No ataques a las mujeres por desplegar el sexo. Ataca al sexismo por tratar de controlar nuestra sexualidad.

8. Mantente misterioso
Mucha de la oposición al erotismo es homofóbica, y aún más, transfóbica. No creemos en la lucha entre los sexos sino en la lucha en contra de los sexos. Identifícate con cualquier género que quieras y hazle el amor a quien quieras. La sexualidad es diversa.

9. Usa protección
“No estoy diciendo sal y hazlo, pero si lo haces, envuélvelo antes de encajarlo.” (Missy Elliot)

10. Hazlo tú
El erotismo es bueno y lo necesitamos. Verdaderamente creemos que es posible crear una alternativa a la industria del porno haciendo películas sexy que nos gusten.


Publicado en Brecha el 25/6/2010

4 comentarios:

  1. Muy buen post, Giaimo.
    deQo

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  2. A mi me gustó muy poco Dirty Diaries, basicamente porque me parece que funciona bien como alegato político, pero se pierde un poco de lo que es la pornografía en sí. Salvo algunas excepciones como Phone fuck o Night Time, la mayoría de los videos me parecen excesivamente arty y amateurs (en el mal sentido del término), sin mucha originalidad. Suponete, Skin es un buen video, pero no está inventando nada, en la pornografía bdsm hay chiquicientos videos de ese estilo, alternando entre texturas (cuero, latex, etc), generalmente mejor filmado incluso. La mayoría de los capítulos podría encontrarse en mejores versiones en cualquier página alt porn (en ese sentido, Beautiful Agony es una maravilla), solo que estos son como más ideológicamente autoconscientes.
    Incluso, el porno gay masculino suele ser muchísimo más jugado, estilística y temáticamente que la mayoría de esos videos.
    Obviamente que no soy quien para definir que es excitante o que no, pero, hablando mal y pronto, creo que el problema con muchos videos post-porno como estos es que se olvidan muchas veces que la gente suele mirar porno para hacerse una paja. La pornografía es cosificadora desde el mismo momento en que es cine, si no pueden bancarse eso, que ataquen a la industria en sí, pero sea feminista o no, ya el lenguaje cinematografico coloca al actor (y el espectador) en lugar de objeto

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  3. Ok, el cine será cosificante, qué se yo.
    A mí lo que me interesa de algunos cortos de Dirty diaries son los tiempos, el poco énfasis que hay puesto en los genitales y cierto involucramiento activo de las cámaras en la acción.
    No sé si el porno sólo está hecho para hacerse la paja. Creo que el fin último es excitar, independientemente de lo que cada uno haga después con esa excitación. En este sentido, seguramente varios de los cortos sean fallidos, pero ciertamente, la mente humana es muy variada. Yo supongo que si estas chicas los hicieron así es porque eso que muestran les pega de alguna forma.
    Salú!

    PD. Obviamente Beautiful agony es infinitamente mejor que ese corto de mierda que cierra la selección.

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  4. Lo fundamental que digo es que me parece que es un producto bastante inflado, que no tiene nada muy diferente a cualquier cosa que ocurre en ciertas esferas del porno en general, y que adquiere cierto status solo por estar embanderado detrás de cierto alegato, que de hecho es bastante light, si nos ponemos rigurosos.
    Yo no digo que el porno sea solo para eso, pero a mi me hincha un poco cuando lo llenan de contenido político (y peor cuando no está a la altura del mismo)

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