Lo primero que llama profundamente la atención en esta película es su director: Florian Henckel von Donnersmarck, el alemán de La vida de los otros, aquella película que exponía notablemente el espionaje a los círculos intelectuales por parte de la policía secreta, durante los últimos años de existencia de la República Democrática Alemana, y que le valió al cineasta tantos elogios, prestigio y premios internacionales.
Aquí el viraje de von Donnersmarck es radical. Se trata de una superproducción de 100 millones de dólares, un elegante thriller de implicancias internacionales, con servicios secretos coordinados en una persecución por las calles y canales de Venecia detrás de un criminal del mundo financiero. Un entretenimiento light basado en las confusiones, los engaños y una manida y fallida trama romántica. Pueden sentirse los ecos de la grandiosa Charada (1963) de Stanley Donen, pero sin ideas nuevas, sin la química, las energías y el espíritu lúdico que caracterizaron ese clásico.
Es de agradecer que no se busque mantener la atención con una escena de acción cada cinco minutos, un giro argumental tras otro ni reiterados golpes de efecto, pero sí se hubiera echado en falta que los protagonistas tuvieran motivaciones creíbles o profundidad psicológica, y que se respirara cierta atmósfera -el montaje parece cortar a hachazos todo intento de conseguir un buen clima-. Johnny Depp y Angelina Jolie hacen lo imposible para insuflarles vida a los protagonistas pero no pueden con semejantes estereotipos. Jolie además parece estar demasiado flaca como para que le quepa bien el rol de mujer sexy; seguramente se vería mucho más bella si le alivianaran el rostro de medio kilo de maquillaje, y la pretensión de asemejarla a Sophia Loren en un baile de gala no la favorece en absoluto. Al que parece haberle ido mejor es a Paul Bettany, al que le concedieron el único rol interesante, el de un perseguidor empecinado y envidioso al que todo le sale mal.
Para cerrar, la vuelta de tuerca final, ese último e infaltable ingrediente que necesitaba la película para seguir todos los pasos del lugar común y la fórmula establecida. Es de esas que pretenden resignificar toda la película y llevar a pensar escenas precedentes, pero la incorporación no resiste el más mínimo análisis, ya que algunos diálogos, o mejor dicho, la ausencia de diálogo en algunos tramos en que los protagonistas están juntos, desobedecen al más básico sentido común. Parecería una búsqueda de audacia a cualquier costo, un guiño final al espectador para que quede contento consigo mismo por haber entendido, captado en su totalidad la obra. Pero el costo está en que se pierde firmeza, unidad y coherencia, y que El turista no pueda ser considerada como algo más que un defectuoso y olvidable ejercicio de género.
Aquí el viraje de von Donnersmarck es radical. Se trata de una superproducción de 100 millones de dólares, un elegante thriller de implicancias internacionales, con servicios secretos coordinados en una persecución por las calles y canales de Venecia detrás de un criminal del mundo financiero. Un entretenimiento light basado en las confusiones, los engaños y una manida y fallida trama romántica. Pueden sentirse los ecos de la grandiosa Charada (1963) de Stanley Donen, pero sin ideas nuevas, sin la química, las energías y el espíritu lúdico que caracterizaron ese clásico.
Es de agradecer que no se busque mantener la atención con una escena de acción cada cinco minutos, un giro argumental tras otro ni reiterados golpes de efecto, pero sí se hubiera echado en falta que los protagonistas tuvieran motivaciones creíbles o profundidad psicológica, y que se respirara cierta atmósfera -el montaje parece cortar a hachazos todo intento de conseguir un buen clima-. Johnny Depp y Angelina Jolie hacen lo imposible para insuflarles vida a los protagonistas pero no pueden con semejantes estereotipos. Jolie además parece estar demasiado flaca como para que le quepa bien el rol de mujer sexy; seguramente se vería mucho más bella si le alivianaran el rostro de medio kilo de maquillaje, y la pretensión de asemejarla a Sophia Loren en un baile de gala no la favorece en absoluto. Al que parece haberle ido mejor es a Paul Bettany, al que le concedieron el único rol interesante, el de un perseguidor empecinado y envidioso al que todo le sale mal.
Para cerrar, la vuelta de tuerca final, ese último e infaltable ingrediente que necesitaba la película para seguir todos los pasos del lugar común y la fórmula establecida. Es de esas que pretenden resignificar toda la película y llevar a pensar escenas precedentes, pero la incorporación no resiste el más mínimo análisis, ya que algunos diálogos, o mejor dicho, la ausencia de diálogo en algunos tramos en que los protagonistas están juntos, desobedecen al más básico sentido común. Parecería una búsqueda de audacia a cualquier costo, un guiño final al espectador para que quede contento consigo mismo por haber entendido, captado en su totalidad la obra. Pero el costo está en que se pierde firmeza, unidad y coherencia, y que El turista no pueda ser considerada como algo más que un defectuoso y olvidable ejercicio de género.
Publicada en Brecha 7/1/2011
Yo esperaba bastante más. Lo mejor el paisaje, lamentablemente porque para eso están los documentales.
ResponderEliminarEn al función que me tocó ver, faltando dos minutos y medio para el final, se escuchó un sonido seco, como un disparo de francotirador silenciado, y la pantalla quedó en blanco. Hubiese sido lo único bueno que allí acabara la película, pero no; algo se quemó enla cinta y la pelicula siguió después de los arreglos pertinentes... y para qué! Peor aún, la vuelta de tuerca del final se veía venir a kilómetros de distancia.
Ayer vi True Grit. No vi el Temple de acero original, el de 1969 que le valíó el Oscar tardío -y merecido, de esos cuasi honorificos como el de Scorsese por Los Infiltrados- a Wayne. Alguien por ahí dijo que es ampliamente superior esta versió de los Coen. Me gustó mucho.
Me alegro, pues, de no haber ido al cine a verla cuando la tuve a tiro.
ResponderEliminarUn abrazo transoceánico.
Jokerr! El apagón final fue una intervención divina, era el momento para que te retiraras...
ResponderEliminarTodavía no vi la de los Coen!!! Mis esperanzas están depositadas en ellos. Este año ya me decepcionaron Clint, y dos de mis directores favoritos de la actualidad: Aronofsky y Lee Chang-dong.
De lejos lo mejor que he visto ultimamente es Enredados!
Josep!!!! Maestro, amigo, qué bueno verlo por acá! En fin, nada, que no debe existir película más inútil en las carteleras, de verdad.
Gran abrazooo
A mi la de los Coen me gustó, obviamente no es la más coen de los Coen, aunque tiene momentos, secuencias de sangre y humor.
ResponderEliminarUn película que me tocó ver y detesto profundamente es Mi Familia, en la que actuan dos lesbianas y Mark Ruffalo como donante de esperma. Nombro a Ruffalo porque me parece un actor rescatable metido en una pelicula espantosa. Lo peor es que está nominada en algunas categorías de los Oscar. Es el tipo de película asquerosa que le gusta premiar a la Academia: drama barato y pseudo liberal, efectista y vacío.
No vi la de Eastwood, aunque leí un par de reseñas entusiastas.
Cuánto tiempo, compa Diego, sin aparecer por aquí, y bien que lo siento. No ví la peli en cuestión, pero ya había leído varias reseñas que redundaban en la misma línea que tú apuntas (es decir, la de que no vale un pimiento), con lo cual no se entiende qué hace un tipo que tan buenas maneras había mostrado con su opera prima, como el aleman Henckel von Donnersmarck (o aquello fue la flauta por casualidad, o esto un tropezón del que esperemos se recupere pronto...).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y seguimos trasteando.
¿Soy la única persona que le gustó Black Swam?
ResponderEliminarCuando la terminé de ver me apreció sublime, quizás también tenga un poca que ver que todo Aronofsky me parece sublime, y sus últimas pelis ya sé que me van a gustar antes de verlas.
La ví hace 2 o 3 semanas pero te juro que la volvería a ver, para ver si yo estoy medio errado o el mundo entero.
A proposito no suelo hacer spam, pero en todos los blog que dijeron que no gustó Black Swam les dejo algo que escribí ni bien termine de verla (aviso por momentos es muy personal).
http://amigosdelkraken.blogspot.com/2011/01/about-black-swam-reach-out-and-touch.html
Saludos!!!
Joker, bien, no veo Mi familia ni en sueños...
ResponderEliminarManu, yo apuesto por la primera opción. La vida de los otros tenía un guión buenísimo, pero una dirección más bien rutinaria. No creo que haya un "autor" en este amigo Florian.
Jp. Te aviso primero que es Black SwaN, y que tendrás que hacer alguna correccioncilla en tu post (!). Y bueno, te cuento que fui un fan acérrimo de Aronofsky hasta The fountain, pero me empezó a defraudar con El luchador y más aún con esto. No sé, es que me pasa que veo que está haciendo películas que apuestan a las atmósferas -filma como los dioses, eso sí- pero que al mismo tiempo descuidan inmensamente el contenido, y pisan alevosamente clichés y lugares comunes.
Y además da la impresión de que se la cree, de que se le llenó el culo de papelitos. The black swan ya arranca con esos planos secuencia, esos movimientos circulares alrededor de la bailarina. Mucha grandilocuencia, pompa, creo que la peli sería muchísimo mejor si hubiese empezado desde una cotidianeidad más sencilla y aterrizada, y si hubiera metido el pire, y el despliegue audiovisual paulatinamente, in crescendo.
En fin, eso. Igual te diré que no sos el único. Hay muchos defensores de Black swan, desplegados por la web...
Un gran abrazo para todos!!!