La Tierra vs. el hombre
A veces se da. Cineastas brillantes suelen filmar películas terribles, y también lo opuesto, directores mediocres pueden lograr películas muy buenas. El arte es impredecible, el ser humano imperfecto y el talento variable, y por lo tanto conviene desligarse de ideas previas sobre los realizadores y observar y disfrutar las obras como unidades independientes, más allá de precedentes o autorías.
El director indoamericano M. Night Shyamalan parecería personificar como nadie esta disparidad. Luego de un notable debut (Sexto sentido) fue empantanándose cada vez más, entregando un bodrio atrás del otro hasta llegar a niveles de infumabilidad extrema. Pero cuando uno menos se lo espera pueden darse ciertos fenómenos extraños, como esta película.
En un futuro próximo la contaminación en el planeta Tierra lo vuelve un sitio inhóspito para el ser humano, por lo cual la civilización debe trasladarse a otros confines del universo. Cuando miles de años después un legendario general (Will Smith) y su hijo (Jaden Smith) salen en una misión por el espacio, la nave en la que viajan se accidenta, cayendo en nuestro planeta. Gravemente lesionado, el padre debe quedarse en la nave, y su hijo atravesar cien hostiles y agrestes kilómetros para poder dar finalmente con una baliza de rescate.
En un futuro próximo la contaminación en el planeta Tierra lo vuelve un sitio inhóspito para el ser humano, por lo cual la civilización debe trasladarse a otros confines del universo. Cuando miles de años después un legendario general (Will Smith) y su hijo (Jaden Smith) salen en una misión por el espacio, la nave en la que viajan se accidenta, cayendo en nuestro planeta. Gravemente lesionado, el padre debe quedarse en la nave, y su hijo atravesar cien hostiles y agrestes kilómetros para poder dar finalmente con una baliza de rescate.
Es así que el chico emprende una carrera contra el tiempo -su padre va a morir pronto, los recursos escasean-, y contra las fuerzas naturales. Uno de los aspectos más atractivos del planteo es precisamente esta reacción adversa del planeta contra el ser humano, como si el conjunto de La Tierra hubiera desarrollado anticuerpos para tomarse una revancha contra los parasitarios y destructivos invasores. Gracias a un notable trabajo del fuera de campo, la envolvente presencia de la naturaleza se convierte en una latente y constante amenaza.
Aparte de esto, estamos ante una aventura trepidante. Las diversas instancias que el chico debe atravesar, con la carga de múltiples factores opresivos -hay un monstruo depredador suelto por el bosque, el oxígeno se acaba, su padre se muere, la tecnología falla y la noche se cierra congelándolo todo en la superficie- llevan a estar pendientes de las armas del chico, de su inventario y del delgado y constante límite entre la supervivencia y la muerte.
No pocos críticos han apuntado ciertas infortunadas similitudes en el discurso de la película con ciertos principios de la Cienciología. Se habla de "propaganda encubierta", y se señalan detalles como que la filosofía con la que instruye el personaje de Will Smith a su hijo coincide con ciertas enseñanzas de esa religión, o la figura de un volcán, símbolo característico de la doctrina, empleado con un papel fundamental. Estas observaciones parecerían ser acertadas, pero no vale la pena tachar la película por este perfil; si así lo hiciéramos deberíamos descartar al 95 por ciento de los productos hollywoodenses por hacer propaganda, -a veces con disimulo, a veces con alevosía- de la religión cristiana, y lo cierto es que esta película no deja de ser enteramente disfrutable.
Por esta vez conviene quebrar una lanza por Shyamalan, ya que ante todo cumple con la premisa de lograr un estimulante y digno entretenimiento. El director supo evitar los estrepitosos errores en los que incurrió en otras ocasiones: los lugares comunes y las situaciones inverosímiles (La dama en el agua), los guiones defectuosos (Señales) la vacuidad seria y ampulosa (El último maestro aire fue una nefasta adaptación en la cual era demolida toda la gracia y la frescura de la serie original), y por fortuna supo conjugar la adrenalina de las grandes películas de aventuras y el agradable clasicismo de las matinés.
Publicado en Brecha el 14/6/2013
Diego, suelo leer mucho tu blog. Leyendo este artículo se me ocurrió que estaría bueno que armes listado de obras buenas de directores mediocres y pésimas de grandes directores, no sé, sería curioso conocer tu opinión. Saludos, excelente tu trabajo.
ResponderEliminarDiego, suelo leer mucho tu blog. Leyendo este artículo se me ocurrió que estaría bueno que armes listado de obras buenas de directores mediocres y pésimas de grandes directores, no sé, sería curioso conocer tu opinión. Saludos, excelente tu trabajo.
ResponderEliminarAstor! Muchas gracias por tu comentario y por tu atención! Este asunto es tremendamente aubjetivo pero si te interesa mi opinión puedo decirte (para darte ejemplos cercanos en el tiempo) que El cuarteto de la muerte y Un hombre serio de los Coen me parecen películas mediocres de tipos geniales, y lo mismo Deuda de sangre o Más allá de la vida con respecto a Eastwood, o Alicia en el país... respecto a Burton. Como ejemplos contrarios, te diría que ¿A quién ama Gilbert Grape? de Lasse Hallström es una buena película de un director para mi gusto mediocre, y le tengo particular cariño a Las últimas ordenes, una película de Fred Schepisi, director del que todo lo demás que he visto roza lo lamentable. La lista podría seguirla al infinito, pero a lo mejor con esto te alcanza...
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