jueves, 5 de diciembre de 2019

Huérfanos de Brooklyn (Motherless Brooklyn, Edward Northon, 2019)

Noir con personalidad 


Edward Norton, El director-guionista-protagonista de esta película, interpreta a un antihéroe o, más bien, a un “héroe problemático”, un personaje con síndrome de Tourette, es decir, que durante su vida cotidiana sufre constantemente de tics, putea y dice cosas inconvenientes sin voluntad de hacerlo, con las dificultades que esto puede acarrearle en su labor como investigador privado. Al comienzo de la película, su estimado jefe (Bruce Willis) es asesinado en medio de un enigmático caso; vaya uno a saber por qué, en su lecho de muerte, en vez de dejársela fácil a su discípulo, le dice y le repite una palabra en clave, imprescindible para que se entretenga devanándose los sesos durante media película. El quién, el por qué y el para qué fue asesinado, son incógnitas que quedan planteadas desde ese mismo comienzo. 
La estética es bella y calma, con claroscuros típicos, un aire melancólico y buena música de jazz, acompañada además de una hermosa composición del hoy omnipresente Thom Yorke. Se respira además cierto aire de camaradería entre varios personajes, situaciones coloquiales bien logradas en las que subyace una sensación de respeto y amistad, y de individuos que, aún cuando tienen que hacerse daño, no desearían hacerlo. La seriedad imperante se alivia notablemente con los exabruptos incontenibles y humorísticos del mismo personaje, en situaciones de a ratos sumamente hilarantes. De lo que sí pareciera pecar la película es de extender un tanto algunas escenas; el intrincado guión quizá mereciera un mayor pulido para agilizar el ritmo y disminuir un tanto el metraje (casi dos horas y media). 
Pero el libreto es sumamente inteligente (está basado en la novela homónima de Jonathan Lethem) y, como varios de los mejores noirs, pone sobre la mesa una problemática social y política compleja. Robert Moses fue un político que, conocido mediáticamente como el “constructor maestro” tomó decisiones clave para la urbanización de Nueva York a lo largo del S XX. En su labor, barrió con zonas marginales enteras (en las que vivían principalmente negros y extranjeros) para construir los grandes puentes, las autopistas y los rascacielos que son hoy toda una señal de identidad de la ciudad. En alguna de sus biografías, se señala que Moses construyó adrede puentes y autopistas bajas para que los ómnibus no pudieran pasar, desestimulando que los pobres y en particular los negros accediesen a los parques estatales de Long Island. También se opuso, en cierto momento, a que los veteranos de guerra negros se mudaran a los complejos de desarrollo residencial en Manhattan. Su misión parecía ser la de modernizar la ciudad, pero para disfrute exclusivo de la gente rica y blanca. Aquí el poderoso antagonista, interpretado por Alec Baldwin, se inspira en este peculiar personaje. 
Huérfanos de Brooklyn es un cine bien logrado, personal e ingenioso. Alguna inconsistencia en el planteo, alguna escena innecesariamente edulcorada y estereotipos algo remarcados le quitan vuelo, pero no por ello deja de ser una opción sólida y sumamente disfrutable.

Publicado en Semanario Brecha el 30/11/2019

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