La determinante y principal diferencia entre ésta y otras remakes de películas de terror asiático es su director: el impagable realizador francés Alexandre Aja. Sin haber llegado a la treintena el hombre ya ha pergeñado dos obras mayores para el cine de terror de los últimos tiempos (Alta tensión y Las colinas tienen ojos), y su estilo sucio y opresivo lo delata como uno de los más personales y talentosos creadores de atmósferas de la actualidad, no sólo dentro del género del terror, sino del cine todo.
Valiéndose de los parámetros de los slasher films, Aja se ha caracterizado por plasmar climas asfixiantes e insalubres mediante la perfecta estilización de una inhóspita y repulsiva puesta en escena. Sus películas son cúspides del malestar y el desasosiego, y jamás el rótulo “horror” estuvo mejor colocado que al definir una de sus obras. Dicho de otra manera: Aja es un genio en el arte de crear infiernos fílmicos.
La primer parte de Mirrors es insuperable. O insoportable, si se quiere. Cincuenta minutos dominados por tres elementos que el director maneja a la perfección: el suspenso, la sorpresa y el shock. Keifer Sutherland es un expolicía alcohólico, y le es asignada la vigilancia de un antiguo centro comercial que permanece cerrado porque un incendio acabó con varias vidas dentro. En tan majestuoso edificio lo único que no es ruinoso son unos inmensos y enigmáticos espejos, posicionados en medio de una habitación central. Ni bien ingresa el personaje a la desvencijada construcción, la pesadilla emerge y con intensidad inusitada: apariciones siniestras, gritos desgarradores que rajan de lado a lado el silencio sepulcral, imágenes abruptas de gente quemándose viva. Los sobresaltos irrumpen en los momentos menos esperados, y el terror se instala al punto de que cada vez que el protagonista apunta su linterna a un rincón oscuro, el pánico lo domina todo. Los estallidos gore -otro rasgo característico del director- se dilatan lo suficiente como para retorcerle el estómago a los más curtidos.
Llegada la mitad de la película, la trama tiende a convencionalizarse. El protagonista comienza a investigar hechos ocurridos con anterioridad en el edificio, sigue la pista de ciertos nombres, contrasta documentos y recortes de diarios; el espectador puede respirar tranquilo. Al final hay problemas, lo ominoso deja de ser eventual para ser demasiado visible y reiterado, un personaje se acerca a un reflejo a sabiendas de que es lo último que debe hacer, surge un monstruo de esos que abundan en el cine de Hollywood y que hay que matar varias veces para que muera de verdad. La última vuelta de tuerca, calcada del filme surcoreano en que se basa esta película (Into the mirror, que tampoco era la gran cosa), descolocará a muchos en el peor sentido, ya que a diferencia de lo que sucedía en aquel filme, no se explica y es poco consecuente con el resto de la película.
Valiéndose de los parámetros de los slasher films, Aja se ha caracterizado por plasmar climas asfixiantes e insalubres mediante la perfecta estilización de una inhóspita y repulsiva puesta en escena. Sus películas son cúspides del malestar y el desasosiego, y jamás el rótulo “horror” estuvo mejor colocado que al definir una de sus obras. Dicho de otra manera: Aja es un genio en el arte de crear infiernos fílmicos.
La primer parte de Mirrors es insuperable. O insoportable, si se quiere. Cincuenta minutos dominados por tres elementos que el director maneja a la perfección: el suspenso, la sorpresa y el shock. Keifer Sutherland es un expolicía alcohólico, y le es asignada la vigilancia de un antiguo centro comercial que permanece cerrado porque un incendio acabó con varias vidas dentro. En tan majestuoso edificio lo único que no es ruinoso son unos inmensos y enigmáticos espejos, posicionados en medio de una habitación central. Ni bien ingresa el personaje a la desvencijada construcción, la pesadilla emerge y con intensidad inusitada: apariciones siniestras, gritos desgarradores que rajan de lado a lado el silencio sepulcral, imágenes abruptas de gente quemándose viva. Los sobresaltos irrumpen en los momentos menos esperados, y el terror se instala al punto de que cada vez que el protagonista apunta su linterna a un rincón oscuro, el pánico lo domina todo. Los estallidos gore -otro rasgo característico del director- se dilatan lo suficiente como para retorcerle el estómago a los más curtidos.
Llegada la mitad de la película, la trama tiende a convencionalizarse. El protagonista comienza a investigar hechos ocurridos con anterioridad en el edificio, sigue la pista de ciertos nombres, contrasta documentos y recortes de diarios; el espectador puede respirar tranquilo. Al final hay problemas, lo ominoso deja de ser eventual para ser demasiado visible y reiterado, un personaje se acerca a un reflejo a sabiendas de que es lo último que debe hacer, surge un monstruo de esos que abundan en el cine de Hollywood y que hay que matar varias veces para que muera de verdad. La última vuelta de tuerca, calcada del filme surcoreano en que se basa esta película (Into the mirror, que tampoco era la gran cosa), descolocará a muchos en el peor sentido, ya que a diferencia de lo que sucedía en aquel filme, no se explica y es poco consecuente con el resto de la película.
El potencial de Aja está y se hace sentir, pero en fin, quizá quede mejor distribuido en su próxima obra.
Publicado en Brecha el 10/10/2008
Esta es una de las que barajo la posibilidad de ver. Me tira un poco hacia atrás que sea un remake de la coreana, y tampoco he leído nada bueno de ella. Después de esta reseña, creo que le daré la oportunidad, a ver qué tal...
ResponderEliminarSaludos!
Jejeje... insuperable o insufrible, jejeje... Me dejaste con la duda-curiosidad...
ResponderEliminarY he escuchado que todo medio funcionaba hasta el nefastisimo final. Pero la mercadotecnia funciona, yo soy demasiado muy fan de 24 y Jack Bauer y quiero (ansio) ver a Jack Bauer enfrentando y torturando espiritus...
Ando actualizandome con tus post... Como siempre, harto divertidos.
Por cierto, yo creo que Aja tiene potencial, como mencionas, pero alguien me desiluciono diciendome que Haute Tension era una copia sin permiso de una novela de Dean Kootz (y luego de ese) ¿Tu sabías algo de eso? Porque Haute Tension me parece su obra más lograda
Saludos, mi estimado
Aja es un gran director del genero, aunque solamente he visto Alta tensión. En ella la historia me pareció que desde el guión no se ha podido sostener al igual que su final. Aja Igualmente sabe manejar el lenguaje como lo hacen los grandes directores orientales del terror y eso fue lo que me ha gustado de ese film. Se nota de que ha aprendido de los mejores. Voy a darle una oportunidad a esta peli y la tratare de ver. Un abrazo señor!
ResponderEliminarAriel.
Ey Babel, Ariel: no la estoy recomendando, por el contrario, sin ser llanamente mala, para mí fue una de las decepciones del año.
ResponderEliminarClaro que sí se la recomendaría al que sea fan de Aja, que podrá ver varios momentos propios de su estilo. Ariel, si no la viste, te recomiendo sin dudarlo The hills have eyes.
Ad, no sabía lo de Haute tension y Koontz, pero de ser cierto me deja sin cuidado, porque no creo que Haute tension tenga un guión muy brillante ni mucho menos. Como siempre, creo que Aja es atmósferas, y eso es lo que más me importa.
Un abrazo!
la vi en sitges y a mí tb me decepcionó bastante. la idea de partida tiene mucho potencial y es muy inquietante pero está muy desaprovechada, podría haber dado mucho juego pero el tratamiento de aja me parece casi infantil. para colmo había otra peli en competición, the broken, que partía casi de la misma premisa y caía en los mismos fallos siendo incluso más tramposa que ésta. en fin, que la gran peli sobre los mirrors aún está por llegar...
ResponderEliminarsaludos
Eso es verdad lo que dijo Ad Ayin, el libro de Koontz se llama Intensidad y este film es la misma historia con algunos pequeños cambios. Pero es la misma idea y con situaciones de increíble parecido ajaja.
ResponderEliminarCreo que no la he visto la peli que me has recomendado, voy verla, luego te cuento. Un abrazo señor.
Ariel.