Fuck USA
La historia de esta película es también la triste historia del fin de su director, Cristian Nemescu. Con sólo veintisiete años, Nemescu viajaba por las calles de Bucarest en un taxi en dirección a los estudios de producción, cuando un borracho que manejaba un Porsche Cayenne a 113 kilómetros por hora se saltó un semáforo en rojo, impactando contra el taxi, que sólo iba a 42 kilómetros por hora. El accidente segó la vida de Nemescu, y California Dreamin' no pudo terminar de ser editada por su director. La película finalmente se presentó con pocos agregados de edición, durando casi tres horas, y el título que originalmente se le colocó fue Nesfarsit, que significa “inacabada”. Por esta razón es comprensible que pueda hacerse un poco larga y que quizá deje la sensación de que le sobra alguna escena. De todos modos, su extensión apenas se siente, y vale la pena verla aunque sea para comprobar que la muerte de Nemescu es una de las más lamentables pérdidas que el cine europeo ha sufrido en los últimos años.
La película no parece acercarse tanto al cine rumano conocido, aunque quizá sí un poco a Como celebré el fin del mundo por su tonalidad tragicómica y su abordaje casi coral a la dinámica en un pueblo cercano a Bucarest. Pero parece tener más puntos de encuentro con el cine de Kusturica y hasta con el Berlanga de Bienvenido Mr. Marshall. La acción se sitúa en 1999; un tren de la OTAN cargado de soldados norteamericanos y equipamento secreto se dirige a Serbia a través de la llanura rumana, hasta que en un pueblo perdido un jefe de estación le impide continuar, con la excusa de que no tiene los papeles de la aduana en regla. Cuando el pétreo y amenazador capitán a cargo se le enfrenta aduciendo que viene con órdenes del gobierno de Estados Unidos y permiso de Bucarest, el jefe de estación le replica: “fuck USA, fuck NATO, fuck Bill Clinton!” y agrega en rumano: “y que se jodan todos en Bucarest, esta es mi estación”. La película demostrará más adelante que la impasibilidad burocrática del hombre está justificada con razones de peso.
Dotada de un humor casi perverso, California dreamin' se regodea con el choque cultural entre norteamericanos y lugareños, la ridícula forma en que la comunidad intenta agasajar a los soldados para que inviertan en su pueblo, y el contraste entre la ácida mirada de un veterano que pasó su vida bajo el régimen de Ceaucescu y el entusiasmo de una juventud carente de referentes ideológicos heredados. En definitiva, otra joyita del impagable cine rumano.
La historia de esta película es también la triste historia del fin de su director, Cristian Nemescu. Con sólo veintisiete años, Nemescu viajaba por las calles de Bucarest en un taxi en dirección a los estudios de producción, cuando un borracho que manejaba un Porsche Cayenne a 113 kilómetros por hora se saltó un semáforo en rojo, impactando contra el taxi, que sólo iba a 42 kilómetros por hora. El accidente segó la vida de Nemescu, y California Dreamin' no pudo terminar de ser editada por su director. La película finalmente se presentó con pocos agregados de edición, durando casi tres horas, y el título que originalmente se le colocó fue Nesfarsit, que significa “inacabada”. Por esta razón es comprensible que pueda hacerse un poco larga y que quizá deje la sensación de que le sobra alguna escena. De todos modos, su extensión apenas se siente, y vale la pena verla aunque sea para comprobar que la muerte de Nemescu es una de las más lamentables pérdidas que el cine europeo ha sufrido en los últimos años.
La película no parece acercarse tanto al cine rumano conocido, aunque quizá sí un poco a Como celebré el fin del mundo por su tonalidad tragicómica y su abordaje casi coral a la dinámica en un pueblo cercano a Bucarest. Pero parece tener más puntos de encuentro con el cine de Kusturica y hasta con el Berlanga de Bienvenido Mr. Marshall. La acción se sitúa en 1999; un tren de la OTAN cargado de soldados norteamericanos y equipamento secreto se dirige a Serbia a través de la llanura rumana, hasta que en un pueblo perdido un jefe de estación le impide continuar, con la excusa de que no tiene los papeles de la aduana en regla. Cuando el pétreo y amenazador capitán a cargo se le enfrenta aduciendo que viene con órdenes del gobierno de Estados Unidos y permiso de Bucarest, el jefe de estación le replica: “fuck USA, fuck NATO, fuck Bill Clinton!” y agrega en rumano: “y que se jodan todos en Bucarest, esta es mi estación”. La película demostrará más adelante que la impasibilidad burocrática del hombre está justificada con razones de peso.
Dotada de un humor casi perverso, California dreamin' se regodea con el choque cultural entre norteamericanos y lugareños, la ridícula forma en que la comunidad intenta agasajar a los soldados para que inviertan en su pueblo, y el contraste entre la ácida mirada de un veterano que pasó su vida bajo el régimen de Ceaucescu y el entusiasmo de una juventud carente de referentes ideológicos heredados. En definitiva, otra joyita del impagable cine rumano.
Publicado en Brecha 8/4/2009
Cuando la vi pensé también en Bienvenido Mr Marshall a la rumana... Lo de Kusturika lo veo menos en cuanto a algún parecido. Una auténtica pena que Nemescu ya no nos deleitará con más cine, porque esta película es más que interesante.
ResponderEliminarLa otra a la que haces referencia, "How we celebrated the end of the world", es muy buena también. Hay bastantes promesas en el cine rumano,
Saludos!