viernes, 17 de mayo de 2013

Las crónicas del miedo (V/H/S, Varios directores, 2012)

Dejen quieta esa cámara 


Como la notable The ABC’s of death, esta película está compuesta por varios episodios, dirigidos por varios cineastas del terror independiente. Se trata de una compilación de seis fragmentos concebidos por directores jóvenes estadounidenses, basados en la premisa de que estén filmados con la estética de “falso documental”. Pero hacer un filme colectivo es un verdadero arte del que es muy difícil salir bien parado: no se trata de agregar y sumar fragmentos sin más, sino que en su armado hay que saber ordenarlos, agruparlos, quizá imponer ciertos lineamientos para evitar la monotonía y lograr dentro de lo posible cierta variedad temática y formal. En cualquier caso, es inevitable que en una película compuesta de fragmentos haya importantes altibajos; y si la cantidad de episodios es mayor, esta disparidad puede ser realmente abismal. En el cine de terror, las obras dignas son más bien escasas: así como The ABC’s of death, -que de a ratos brilló gracias a talentos internacionales tan disímiles como Marcel Sarmiento, Xavier Gens y Banjong Pisanthanakun- también puede destacarse la reciente Three extremes, dirigida por los asiáticos Fruit Chan, Takashi Miike y Park Chan-wook, y que logró mantener una considerable calidad formal y narrativa en sus tres episodios. 
Aquí los fragmentos por separado tienen todos su interés: "Frame 56" tiene el atractivo de la anarquía destructiva y la incorrección política, aunque el final sea el más predecible y rutinario de todos, "Amateur night" cuenta con una de las mujeres vampiro más inquietantes que se hayan visto jamás, en "Second honeymoon" el horror surge al saber que una pareja está siendo filmada por las noches, mientras duermen, por un perfecto desconocido. "Tuesday the 17th" cuenta con un asesino serial muy bonito y estallidos gore que son un verdadero encanto. "The sick thing that happened to Emily when she was younger" juega muy bien con el horror psicológico, y está filmada como un diálogo por skype en computadoras portátiles. "10/31/98" es tan fresca y naive que parece filmada en otra época y hasta despierta cierta ternura. Los directores reclutados parecen tener todos sus buenos momentos, y es probable que sigamos oyendo de ellos en un futuro. 
Pero una película es un todo y aquí la sobreabundancia de adolescentes bobos, de griterío y desbunde, sumados a una cámara al hombro que no puede estarse quieta terminan extenuando demasiado, llegándose al punto en que en los últimos episodios uno está deseando que maten a todos los personajes de una buena vez. Hacer cine significa saber pensar en ritmo, economizar los impactos, las distensiones y los clímax. Aquí esta planificación parecería haberse omitido. 

Publicado en Brecha el 17/5/2013

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