sábado, 5 de octubre de 2013

En la oscuridad: Star Trek (Star Trek into darkness, JJ Abrams, 2013)

Funcional y efectista 


Luego de una sólida primera entrega, la nueva saga ya corre sola. JJ Abrams, creador de las series Lost y Alias ya había presentado en Star Trek (2009) un interesante terreno con media docena de personajes atractivos, encabezados por dos protagonistas en constante tensión -los legendarios Capitán Kirk y Mr. Spock- que, en las antípodas el uno del otro, representaban respectivamente la discreción racional y el arrojo instintivo. Con personajes tan bien trazados, un conflicto inherente y un universo atrayente, sólo hacía falta lanzarlos a la carrera. En esa primera entrega se lograba justificar mediante realidades paralelas la existencia de dos sagas distintas -la clásica y esta nueva- sin que exista una contradicción y logrando así que pueda operarse con relativa libertad a la hora de crear un universo nuevo, repleto de aventuras. 
Con ese sustento previo, más el borrón y la cuenta nueva, Abrams se permite homenajear a una serie que lo formó y al mismo tiempo hacer lo que se le canta con ella, con la puerta abierta para plasmar infinitas secuelas hasta que las audiencias se harten. Aquí los tripulantes del Enterprise deben salir a la caza de un terrorista interplanetario, que pone en jaque a la federación y a la Tierra y podría ser la causa (o la excusa) de que los terrícolas entren en guerra con una especie sideral. 
El ingenio marca de Abrams es volcado con eficacia, y si bien la película está llevada con excelente ritmo y mucha gracia, el verdadero punto a favor está en la confianza depositada en la inteligencia del espectador para que siga los presurosos diálogos y las decenas de giros de guión. La tensión es alimentada con plenitud de detalles, pequeños factores adversos a tener en cuenta que se superponen, proveyendo suspenso e incidiendo en que los picos de acción sean realmente inquietantes. 
Ahora, es curioso que un libreto tan profuso de detalles, tan colmado de giros argumentales, caiga en ciertas incoherencias lógicas, tramos débiles que no resisten a una reflexión pormenorizada o al llano sentido común. Por ejemplo: una negociación con un villano que tiene todas las de salirse con la suya le sirve a Mr. Spock para recuperar y salvar a tres de sus tripulantes, cuando el malo no gana absolutamente nada devolviéndoselos. Asimismo, el malo (supuestamente brillante y poderosísimo) tiene la capacidad de teletransportar a quien quiera de la otra nave a la suya y viceversa con absoluta facilidad y a piacere, y bien podría haber decidido teletransportar a todos sus adversarios hacia su propia nave cuando se entera que está por explotar por una jugada maestra de Spock. Intentando no adelantar un detalle final, podemos decir que el manido recurso de la resurrección puede ser lo suficientemente efectista, pero resulta un comodín poco recomendable ya que quedando esa posibilidad abierta todos los personajes podrían eventualmente sobrevivir en un futuro, lo cual quitaría buena parte de la gracia a la franquicia.

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