Experiencias únicas, cine del mejor
Los festivales de cine fantástico son como un paraíso para los aficionados al cine de terror, la ciencia ficción, la fantasía, la animación y el thriller, nichos especializados en los que uno puede darse una panzada de ese cine de género diferente y de calidad, que no suele tener difusión ni llegar a nosotros por las vías tradicionales.
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The Mongolian Connection (2019) |
Sitges en España, Fantasporto en Portugal, Toronto After Dark en Canadá, London FrightFest en Inglaterra, Night Visions en Finlandia, Bifff en Bélgica y Bifan en Corea del Sur son festivales orientados a dar pantalla al cine de género nacido fuera del mainstream. Fantaspoa, que tiene lugar anualmente en la ciudad de Porto Alegre, es, en este registro, el mayor de Latinoamérica. En sus ediciones, reúne a decenas de invitados de toda América y Europa, y a directores, guionistas, productores y actores, que hablan de sus películas, responden las preguntas del público y dan conferencias o talleres. La decimoquinta edición tuvo lugar en mayo, duró 18 días y en ella fue proyectado más de un centenar de películas; contó, además, con filmes silentes musicalizados en vivo, muestras itinerantes y la inauguración de un “mercado” de intercambio entre realizadores y productores. Por si fuera poco, bailes de disfraces, fiestas con karaoke y hasta una a bordo de un barco supusieron otros puntos de encuentro, en los cuales los espectadores pudieron mezclarse con los invitados. Una noche, en el gran Cine Capitolio (sede principal del festival), tuvo lugar un “madrugón”: proyecciones non-stop toda la noche, hasta la mañana siguiente. Algunos incluso llevaron almohadas.
Este año hubo, entre los invitados, homenajeados de renombre, como el libretista Larry Wilson (Beetlejuice, Los locos Addams) y el nonagenario director y productor de más de 400 películas Roger Corman (más adelante, será publicada una entrevista exclusiva). Otros grandes habitués del festival fueron los directores argentinos Demian Rugna (director de la sorprendente Aterrados, a quien Guillermo del Toro ya le pidió para filmar una remake en Estados Unidos) y Pablo Parés, cineasta de culto que hace más de una década viene filmando divertidísimas bizarradas del porte de Plaga zombie, Daemonium y ¡Grasa! Las entrevistas a estos últimos, serán publicadas aquí pronto.
La apertura no consistió en exhibir una, sino dos películas, iniciándose con el notable documental Deodato Holocaust, del director brasileño Felipe Guerra, centrado en la carrera del director italiano de culto Ruggero Deodato –autor de la muy polémica y casi insoportable Holocausto caníbal, y de decenas de películas más–. El documental hace un divertido recorrido a través del cine de explotación italiano, desde el giallo iniciático hasta las últimas propuestas, orientadas a un gore más elegante y pretencioso, típicamente italiano. El “cierre” de la apertura fue a lo grande: The Mongolian Connection, de Drew Thomas, es cine de acción pura y dura, con un manejo de tiempos y un esteticismo digno del mejor Johnnie To y artes marciales a la altura de The Raid. Un excelente humor, clímax violentos y escenas dinámicas, de esas que quitan las ganas de parpadear, fueron algunos de los ingredientes de una propuesta explosiva.
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Rebobinado, la película (2018) |
LATINOAMÉRICA FANTÁSTICA. La argentina Rebobinado, la película fue una gran sorpresa. Un cine de bajísimo presupuesto, enérgico, endiabladamente divertido, dotado de mucha nostalgia vintage y, al mismo tiempo, con una idea original que retoma elementos de muchas películas (Hechizo de tiempo, de Harold Ramis, sería una de las referencias principales). Pero, lejos de quedarse en el guiño vacío, el director y coguionista Juan Francisco Otaño (corresponde tomar nota de este nombre) volcó mucha creatividad, personalidad, humor y fuerza al libreto. Y la historia secundaria de un duelo entre Charlie Moyo y Pako Glam, dos íconos de la música argentina, es simplemente maravillosa.
Nada de lo que ocurre en la cubana ¿Eres tú, papá? podría calificarse de sobrenatural o fantasioso; de hecho, hasta podría llevar la etiqueta de “terror realista”, con la que también podrían catalogarse historias absolutamente factibles, como las de las películas Funny Games, Flores en el ático y Misery. Sin embargo, la vivienda destartalada de la campiña cubana en la que acontece la mayor parte de la acción nos conecta a una inmediata y periódica realidad de violencia cotidiana, y a los horrores con los que nos abruman a diario los noticieros y las crónicas rojas. Más allá de esto, se trata de una brillante aproximación a los lazos paterno-filiales, a los códigos heredados y a las (a veces) enfermizas lealtades familiares.
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Why Don't You Just Die? (2018) |
LO MEJOR. Cuando pensamos en el cine ruso, imaginamos vastos paisajes helados, ritmos dilatados, semblantes y temáticas serias. Pero Why Don’t You Just Die! es un maravilloso ejercicio de género. Un muchacho acude al departamento del padre de su amante para vengar los abusos sexuales que este habría propinado a su hija. A partir de ese momento, se despliega un duelo a lo Leone, con la salvedad de que tiene lugar en un líving-comedor, con una increíble dosificación de ritmos y momentos de tensión extrema. Una estética envolvente que remite al mejor Wong Kar-wai confluye con la acción más desatadamente sangrienta (la hemoglobina fluye a chorros, como si saliera de mangueras de alta presión), la tragedia y el humor. De un ejercicio cinematográfico tan sobresaliente, podemos simplemente concluir que el joven director Kirill Sokolov (que, como dato curioso, es además especialista en física y nanotecnología) es una de las más grandes promesas del cine actual.
Centrada en un personaje solo, con apenas una decena de líneas de diálogo (la mayoría, del protagonista hablando consigo mismo), la maravillosa producción luso-estadounidense The Head Hunter cuenta la historia de un guerrero que vive recluido en el bosque y se gana la vida asesinando goblins, trolls, hombres lobo y otras criaturas oscuras, desagradables y viscosas. El director Jordan Downey logró, con un presupuesto absurdo (30 mil dólares), una obra bellísima y minimalista, en la cual los enfrentamientos ocurren siempre fuera de campo y se construye todo un universo desde la sugerencia y las pequeñas acciones, lo que le da al espectador un rol activo, al instarlo continuamente a completar los espacios en blanco que deja la narración. Por su parte, Tejano fue una película atípica en el programa, ya que se trata de un western, género que, lejos de estar muerto, continúa de una pieza y da continuamente grandes obras cinematográficas. El director debutante David Blue García propone una historia realista y actual ubicada en la frontera Estados Unidos-México, con un protagonista urgido por obtener dinero a cualquier costo: se expone a peligros varios y termina involucrándose en un gran altercado con un cuñado violento, la “migra” y los narcos mexicanos. Cine de género del mejor, con cierto contenido social y tiroteos dignos del mejor Robert Rodríguez.
Normalmente, este festival tiene una carta insuperable escondida en la programación. Esta vez fue, sin dudas, la maravillosa película polaca Werewolf, en la que un grupo de niños es liberado de un campo de concentración y colocado en un orfanato, que al poco tiempo comienza a ser asediado y cercado por una manada de perros nazis (literalmente, perros nazis), dispuestos a desayunarse a cualquiera que pretenda salir del hospicio. Hacía tiempo que no se veía una película con tan buen timing, tan atemorizante, poderosa y profunda. Imprescindible, en definitiva. Por su parte, la necesaria dosis de “terror existencial” fue Lifechanger, la notable historia de un ser que necesita habitar cuerpos ajenos y que, a medida que estos van descomponiéndose, debe apresurarse para agenciarse un nuevo “huésped” y volver a transmutarse. La labor del director canadiense Justin McConnell es consistente, con sustento en un guion que habilita varias capas de significación, en el que las ideas del vampirismo autoconsciente y la lucha por la supervivencia se dan la mano con viscosidades a lo Cronenberg.
LA LUCHA POR LA CONTINUIDAD. Fantaspoa es un emprendimiento que ha crecido año tras año y contó en las últimas ediciones con el patrocinio y el apoyo económico de empresas públicas o semipúblicas, como Petrobras, Banrisul y Brde. Con los cambios recientes de gobiernos y de la política en general, el futuro del festival, como el de tantas otras importantes iniciativas culturales, es sumamente incierto. La desaparición del Ministerio de Cultura de Brasil (cuyas funciones fueron asimiladas por el Ministerio de Ciudadanía y Acción Social) está lejos de ser una buena señal, al igual que los recortes anunciados a lo largo y ancho del país. Y cierto es que, por más sobresalientes y necesarias que suelan ser ciertas iniciativas de gran impacto a nivel local e internacional, muchas veces no son debidamente valoradas o consideradas por las autoridades pertinentes.
Publicado en Brecha el 14/6/2018