Una selección caótica. Para no perder la costumbre alguna asiática y un par de animaciones, más un par de veteranos maestros que envejecen mejor que los vinos, más un brutal documental, más un brutal casi-documental. Como siempre, van por orden de importancia, pero hasta las de más abajo son plenamente recomendables.
Still walking de Hirokazu Kore-eda (Japón).
Los miembros de un núcleo familiar disgregado vuelven a reunirse luego de un tiempo sin verse. En un registro parecido al de Ozu, el recambio generacional, el choque entre tradición y modernidad, las repercusiones de una muerte y el paso del tiempo filmados con inmensa sabiduría. Kore-eda se confirma como uno de los grandes directores de nuestros tiempos.
Find me guilty de Sidney Lumet (Estados Unidos, Alemania).
Lumet debe ser el maestro más infravalorado de hoy. Un juicio increíble, basado en hechos reales, pero enfocado desde una perspectiva en la que los roles tradicionales de buenos y malos se ven invertidos. Una peli imprescindible que, entre los tantos méritos que cabe achacarle, logró que me volviera fan de un actor que jamás habría imaginado sería de mi agrado: Vin Diesel.
Entre les murs de Laurent Cantet (Francia).
Las dificultades de ejercer el profesorado en un instituto de la banlieue parisina. Cantet muestra que no hay manera de trabajar allí sin enredarse en conflictos, darse de frente con sorpresivas adversidades o acabar perdiendo la paciencia. Un cuadro que envuelve al espectador en un ambiente de exclusión donde hasta la mejor voluntad puede verse oprimida y obstaculizada.
Gran Torino de Clint Eastwood (Estados Unidos, Australia).
¡¡¡Larguísima vida a Clint!!! Este tipo hace lo que se le da la gana. Qué capacidad para transmitir emociones, para lograr que uno se sumerja en su mundo, qué notable que haga que nos enamoremos de todos los personajes, incluyendo ese viejo xenófobo, nacionalista, conservador, fascista y antipático que interpreta. Para mí y la mayoría de los votantes de este blog, una película imperdible.
Beijing Bicycle de Wang Xiaoshuai (Francia, Taiwan, China).
La vida de dos adolescentes de clase media-baja gira en torno a un mismo objeto: la bicicleta del título. Ambos son capaces de matar por ella, para uno es la forma de ganarse la vida, para el otro, el medio para integrarse socialmente y ser reconocido. Wang muestra con acierto como las necesidades económicas pueden involucrar a gente común en inesperadas situaciones de violencia.
Mongol de Sergei Bodrov (Kasajistán, Rusia, Mongolia, Alemania).
Brutal primera parte de una trilogía sobre la vida de Genghis Khan. Aquí se hace el énfasis en su dura infancia y su juventud, en los largos períodos de encierro y esclavitud, en sus alianzas y en sus inquebrantables principios éticos. Una épica como dios manda, para que aprendan los Snyders, los Petersen y los Adamson a filmar enfrentamientos con verdadera fuerza cinematográfica y, de paso, a contar una historia.
Checkpoint de Yoav Shamir (Israel).
Después de ver este documental uno no se pregunta más por qué algunos palestinos se convierten en terroristas, sino por qué serán tan pocos los que lo hacen. Las cámaras se sitúan en los puestos de control instalados en territorio palestino, donde los soldados israelíes se dedican a joderles la vida a quienes quieren ir a trabajar, estudiar, visitar su familia o incluso casarse. Y ni quiero imaginarme lo que hacen los israelíes cuando no tienen cámaras filmándolos.
Los paranoicos de Gabriel Medina (Argentina).
Hendler interpreta a un loco remachado y antisocial. La llegada de un viejo “amigo” de España sirve como pretexto para que en su vida se vayan dando algunos quiebres, y se le presenten ciertas oportunidades de alcanzar la estabilidad. Una película que habla, más que nada, de no venderse y de seguir los dictados del alma.
Coraline de Henry Selick (Estados Unidos).
Una animación en stop motion en la que una niña va a parar a un mundo de fantasía colmado de tentaciones, pero que asimismo esconde imágenes de pesadilla y siniestros propósitos. Un despliegue visual impactante que si bien no puede compararse con los de Miyazaki, levanta vuelo y ofrece algunas escenas notables, como las varias desintegraciones del entorno, o esa caída final en una gran tela de araña.
Princess de Anders Morgenthaler (Dinamarca, Alemania).
Otra exploración de nuevos terrenos en materia de animación. Un desquiciado sacerdote emprende una sangrientísima cruzada contra unos mercaderes del porno, que abusaron de su sobrina de cinco años y “pervirtieron” a su fallecida hermana. No es que sea algo excepcional, pero como ejercicio de género funciona y muy bien.
Los miembros de un núcleo familiar disgregado vuelven a reunirse luego de un tiempo sin verse. En un registro parecido al de Ozu, el recambio generacional, el choque entre tradición y modernidad, las repercusiones de una muerte y el paso del tiempo filmados con inmensa sabiduría. Kore-eda se confirma como uno de los grandes directores de nuestros tiempos.
Find me guilty de Sidney Lumet (Estados Unidos, Alemania).
Lumet debe ser el maestro más infravalorado de hoy. Un juicio increíble, basado en hechos reales, pero enfocado desde una perspectiva en la que los roles tradicionales de buenos y malos se ven invertidos. Una peli imprescindible que, entre los tantos méritos que cabe achacarle, logró que me volviera fan de un actor que jamás habría imaginado sería de mi agrado: Vin Diesel.
Entre les murs de Laurent Cantet (Francia).
Las dificultades de ejercer el profesorado en un instituto de la banlieue parisina. Cantet muestra que no hay manera de trabajar allí sin enredarse en conflictos, darse de frente con sorpresivas adversidades o acabar perdiendo la paciencia. Un cuadro que envuelve al espectador en un ambiente de exclusión donde hasta la mejor voluntad puede verse oprimida y obstaculizada.
Gran Torino de Clint Eastwood (Estados Unidos, Australia).
¡¡¡Larguísima vida a Clint!!! Este tipo hace lo que se le da la gana. Qué capacidad para transmitir emociones, para lograr que uno se sumerja en su mundo, qué notable que haga que nos enamoremos de todos los personajes, incluyendo ese viejo xenófobo, nacionalista, conservador, fascista y antipático que interpreta. Para mí y la mayoría de los votantes de este blog, una película imperdible.
Beijing Bicycle de Wang Xiaoshuai (Francia, Taiwan, China).
La vida de dos adolescentes de clase media-baja gira en torno a un mismo objeto: la bicicleta del título. Ambos son capaces de matar por ella, para uno es la forma de ganarse la vida, para el otro, el medio para integrarse socialmente y ser reconocido. Wang muestra con acierto como las necesidades económicas pueden involucrar a gente común en inesperadas situaciones de violencia.
Mongol de Sergei Bodrov (Kasajistán, Rusia, Mongolia, Alemania).
Brutal primera parte de una trilogía sobre la vida de Genghis Khan. Aquí se hace el énfasis en su dura infancia y su juventud, en los largos períodos de encierro y esclavitud, en sus alianzas y en sus inquebrantables principios éticos. Una épica como dios manda, para que aprendan los Snyders, los Petersen y los Adamson a filmar enfrentamientos con verdadera fuerza cinematográfica y, de paso, a contar una historia.
Checkpoint de Yoav Shamir (Israel).
Después de ver este documental uno no se pregunta más por qué algunos palestinos se convierten en terroristas, sino por qué serán tan pocos los que lo hacen. Las cámaras se sitúan en los puestos de control instalados en territorio palestino, donde los soldados israelíes se dedican a joderles la vida a quienes quieren ir a trabajar, estudiar, visitar su familia o incluso casarse. Y ni quiero imaginarme lo que hacen los israelíes cuando no tienen cámaras filmándolos.
Los paranoicos de Gabriel Medina (Argentina).
Hendler interpreta a un loco remachado y antisocial. La llegada de un viejo “amigo” de España sirve como pretexto para que en su vida se vayan dando algunos quiebres, y se le presenten ciertas oportunidades de alcanzar la estabilidad. Una película que habla, más que nada, de no venderse y de seguir los dictados del alma.
Coraline de Henry Selick (Estados Unidos).
Una animación en stop motion en la que una niña va a parar a un mundo de fantasía colmado de tentaciones, pero que asimismo esconde imágenes de pesadilla y siniestros propósitos. Un despliegue visual impactante que si bien no puede compararse con los de Miyazaki, levanta vuelo y ofrece algunas escenas notables, como las varias desintegraciones del entorno, o esa caída final en una gran tela de araña.
Princess de Anders Morgenthaler (Dinamarca, Alemania).
Otra exploración de nuevos terrenos en materia de animación. Un desquiciado sacerdote emprende una sangrientísima cruzada contra unos mercaderes del porno, que abusaron de su sobrina de cinco años y “pervirtieron” a su fallecida hermana. No es que sea algo excepcional, pero como ejercicio de género funciona y muy bien.
Buena selección, como casi siempre. Tomo nota de Beiging Bicicle, que no la he visto. Sobre Gran Torino tengo mis reservas, porque me parece sobrevalorada en exceso. Checkpoint tampoco la vi, pero tomo también nota, aunque no me llama mucho...
ResponderEliminarUn saludo!
Entre todas las excelentes críticas que publicás, encontrar en el medio una nueva tirada de “Las mejores películas” es, como siempre, un gustazo enorme; tanto más cuanto que me llegó justo a tiempo, ya que, desde hará cosa de unas dos semanas, no hago nada de cine, y la verdad es que ya me estaba hartando de estar interrumpido a este respecto. En este caso sólo tengo vistas Mongol, Gran Torino y Los paranoicos, así que ya mismo me pongo a trabajar en miras de conseguir las siete que restan, que de fijo no deben tener desperdicio...
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Babel, Gerardo, ustedes deben ser los cinéfagos que más siguen las recomendaciones de este blog. Eso no habla muy bien de su equilibrio mental, pero a su vez es algo que me llena de orgullo.
ResponderEliminarMiren que también me equivoco mucho... estas recomendaciones no son para seguir a rajatabla...
Babel, Beijing hay que verla. Checkpoint es una peli muuuuy incómoda, quizá no sea tu clase de cine. Pero como ninguna muestra la insufrible realidad que los palestinos tienen que atravesar a diario.
Gerardo, en fin... Gracias!!!
Un abrazo fuerte a ambos.
He visto "Los paranoicos" a partir de tu critica y realmente está muy bien.
ResponderEliminarMe ha sorprendido gratamente la actuación de Hendler, sobretodo como nunca hace hincapié en el lado cómico/patético del personaje (un merito de él o del director).
Mi escena preferida son los primeros planos de las caras durante la lucha en la Playstation.
...
La relacion del personaje principal con la chica de la pelicula me hace recordar a la relación entre Eduard Fernandez y Leonor Watling en "En la ciudad", el siempre tratando de zafar de las situaciones pero al final se deja llevar.
Oh, gran Torino. Enorme, mi buen. De lo mejor que va en el año. Que barbaridad, ya quiero verla de nuevo. Yo me quede con mucha curiosidad de ver la de Diesel y Lumet pero nomas no se me ha hecho. Tendré que buscarla y pronto
ResponderEliminarOldboy, je, me alegra que coincidamos. Creo que es una peli que vale la pena ver, que el cine Argentino viene un poco rezagado ultimamente.
ResponderEliminarMe acabo de dar cuenta que tengo totalmente olvidada "En la ciudad". Prometo darle un segundo visionado, que el amigo Cesc se lo merece.
Un abrazo.
La que me gustó fue la francesa, entre los muros. En última instancia es una película sobre la inmigración. El director permite que la veas,saques tus conclusiones y te quedes pensando... más parece un documental que una película. Muy buena. Claudia.
ResponderEliminarSalvo Gran Torino el resto no han llegado a mi pais, Uruguay!
ResponderEliminarMuy bueno tu blog!!
Me gustaria intercambiar links.
Pasa por el mio.
Saludos.
http://www.cinemaparadisouy.blogspot.com/
Me llama mucho la atención que en esta selección bastante interesante y bastante apartada del mainstream hayas incluido esta gran bola de clichés berretas que fue Gran Torino. Me parece que estás comprando lo que venga con la etiqueta Clint Eastwood sin mirar demasiado el contenido, de la misma manera que descalificàs el trabajo de otros directores que trabajan sobre comics y efectos visuales sin molestarte demasiado en tratar de entenderlos. Pero ta, de ùltima son gustos...
ResponderEliminarSebastián, estoy encantado de que vengas y dejes tus impresiones, pero noto a tu comentario un tanto malintencionado.
ResponderEliminarNunca fui demasiado fan de Clint Eastwood, y de hecho no me gustó ninguna de esas dos películas bélicas que filmó hace poco.
Million dollar ni fu ni fa, y si sus dos últimas pelis me gustaron mucho fue una situación bastante excepcional para mí.
Por el contrario, me parece que Eastwood esquivó bastante bien los clichés en Gran Torino, pero este espacio es todo tuyo si querés explicar cuáles son, para tu gusto, esos clichés.
Por último, me encantaría que también me explicaras en qué aspecto creés que no logro entender al trabajo de esos directores. A lo mejor te gustaría que escribiera sólo elogios sobre sus trabajos, pero bueno, no estaría siendo fiel a lo que pienso. A lo mejor te gustaría que no escribiera en absoluto sobre eso, ya que no logro "sintonizar" del todo con ellos.
Supongo que te gustaría que tuviera un perfil más incondicional y acrítico.
No es mi caso. Hay miles de blogs de frikis autistas que viven elogiando cuanta película de enmascarados cae en sus manos. Si no te gusta éste, de seguro encontrarás escritos que te agraden más, a dos o tres clicks de distancia.
Saludos.
bueno, tenés razón en que debería desarrollar más mi opinión. No fue malintencionada, pero sí quise notar lo en cierta forma me parece una contradicción.
ResponderEliminarGran Torino carece de toda sutileza, es 100% predecible, y cae en clichés de lo más obvios, casi todos los personajes pueden encasillarse en roles que hemos visto miles de veces. Los pandilleros son de cartón, y su única cualidad es dejarte pensando si realmente existe tal cosa como una pandilla de asiáticos que se hacen los negros (tendría que investigarlo), la joven decidida que les hace frente a los malos tampoco me convence, ni los parientes tan transparentemente desconsiderados que parecen una joda (una joda que Eastwood ya ha hecho antes), ni el cura que tiene un papel más bien patético y bastante descartable, y la transformación del propio personaje de Eastwood también es algo que ya vi bastante.
Lo interesante es que a pesar de todos esto, si te olvidás de las líneas berretas, si lográs el "suspension of disbelief", la película puede ser bastante disfrutable. Pero viendo otros reviews tuyos, en particular de Watchmen, 300 y Dark Knight, esa "suspension of disbelief" que le das a Gran Torino, me parece que se la negás de pique a Znyder y Nolan, buscando las implicancias personales y morales de los directores en cada decisión estética de sus películas.
No está del todo mal, en definitiva uno tiene sus géneros de preferencia, y como decís si quiero ver reviews que concuerden con mis gustos hay a patadas, pero bueno, me llamó la atención eso nomás.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhora nos entendemos mejor. Eso que me decís de la "suspensión de la incredulidad" es algo certero. Pero también es algo de lo que nadie está libre. Todos los críticos -y no me refiero a todos los críticos que escribimos, sino a todo ser humano con facultades para disentir- dejamos
ResponderEliminarpasar ciertas fallas de ciertas películas que condenamos en otras que al fin de cuentas no nos seducen tanto.
No me parece desmesurado señalar los puntos que me lastiman la vista y anulan mi capacidad de involucrarme en ciertas pelis. No creo exagerado
calificar de exaltadora del nacionalismo a una película que repite más de cincuenta veces la palabra "Esparta" -y sus derivados- en el guión. Me choca sobremanera que en muchas pelis de superhéroes aparezcan banderas de EEUU del tamaño de la pantalla -Iron man- o que los personajes se caguen a palos durante una hora y no les salga una gota de sangre -cualquiera de las
spiderman- o que los antagonistas se parezcan sobremanera a personajes de la escena pública internacional -TDK-.
Supongo que te pasó lo mismo que a mi muchas veces con otros críticos, y lo cierto es que esta rama del periodismo no es objetiva en absoluta, y sí, la subjetividad gobierna, y a veces parecemos tremendamente injustos con obras que no son de nuestra afinidad particular.
Lamento Sebas, pero supongo que voy a decepcionarte varias veces más, (creo que es imposible plasmar sentimientos y opiniones sin generar cierto rechazo por parte de alguien) así que espero no estés dispuesto a marcharte por otros blogs. Demostraste ser un valioso lector, de esos que tienen conciencia crítica ;).
Abrazo.
Ví Gran Torino reciém ahora y me pareció una película excepcional. Venía con prejuicios, aclaro: "Es la historia de un viejo americano conservador,bastante facho, intolerante con la familia...etc. etc"
ResponderEliminarCreo que la película es mucho más que eso. En primer lugar muestra sí, cortes generacionales irreconciliables (El interés por los objetos de los herederos, el desconocimiento del valor afectivo de esos objetos y de la historia de vida de su dueño. Los cambios en las costumbres que pueden ser chocantes y sonar irrespetuosos (la actitud de los nietos en la iglesia en el funeral de la abuela con la indumentaria, las bromas, el celular) a quien suscribe le hicieron sentir cierta indignación y solidarizarse con el protagonista.
Pero hay otra vertiente que plantea el filme que es el tema de la soledad que se produce porque hay un cierto imperativo social de que no estar solo es estar rodeado sólo por quienes manda la costumbre. Y ese es el cambio que el protagonista se anima a hacer y que, sin hacerlo renunciar a ser quien es lo hace menos conservador que sus hijos y nietos.
Otro tema, el del final, plantea cuestiones distintas. ¿Hubiera seguido ese camino el veterano de no estar enfermo? ¿Hubiera seguido ese camino el veterano de no confiar en el sistema de justicia?
Una pelicula como esta que da para tantos temas de reflexión, tan sólida, tan bien escrita, no es una película común.
Como Gardel el viejo Clint cada día canta mejor.
...y hablando de seres solitarios con amistades que nunca hubiera previsto, recordé aquella bella película llamada "The station Agent" con poca difusión, que también toca estos temas.
ResponderEliminar"The station agent" año 2003 escrita y dirigida por Thomas Macarthy, protagonizada por el actor enano Peter Dinklage.