miércoles, 22 de enero de 2020

Las "mejores" películas de la década y del siglo

La hegemonía omnipresente 

El cambio de década y la llegada al 2020 dispararon, por parte de revistas y sitios especializados en cine, varios listados de películas imprescindibles o denominadas simplemente como “las mejores” de la última década o de lo que va del siglo. Son listas sumamente interesantes, ya que exhiben hasta qué punto están comenzando a gestarse nuevos cánones, y qué películas recientes (algunas de las cuales ya cumplen veinte años), comienzan a ser vistas como nuevos clásicos. Por supuesto, en estos listados pueden encontrarse ciertas tendencias y destaques curiosos. También, algunas deficiencias y omisiones. 



Las votaciones suelen obedecer individualmente a subjetividades y caprichos personales; cada votante elige las películas estrenadas en determinado período que les dan mayor satisfacción y deciden integrarla a su lista. Cuando se reúnen las votaciones individuales y se hace el recuento, comienzan a repetirse algunos títulos, normalmente películas conocidas y bien difundidas; a la inversa, van quedando sepultadas otras más marginales. De esta manera, Million Dollar Baby de Clint Eastwood, que todo el mundo vio gracias a su distribución masiva, y que está respaldada por un autor de renombre, corre con muchas ventajas en comparación con, por ejemplo, películas rumanas sobresalientes, como pueden ser La muerte del Sr. Lazarescu de Cristi Puiu, o Cuatro meses, tres semanas, dos días, de Cristian Mungiu. Es decir, filmes que quizá varios de los votantes nunca vieron, o no tuvieron la oportunidad de ver. 

Es verdad que es muy difícil comparar películas tan diferentes entre sí, pero cierto es que estos listados no hacen distinción alguna entre unas y otras, más que reunirlas simplemente como “las mejores”: documentales, ficción, animación, y de variadas nacionalidades compiten y se integran a los podios dando una (falsa) idea de amplitud y diversidad. Así, en la lista de la BBC “The 21st Century’s 100 greatest films” figuran, entre los 10 primeros puestos, una película china (Yi-Yi, de Edward Yang), una hongkonesa (Con ánimo de amar de Wong Kar-wai), una japonesa (El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki) y una iraní (La separación de Asghar Farhadi). El resto son estadounidenses: There Will Be Blood, de Paul Thomas Anderson, Mulholland Drive, de David Lynch, Boyhood, de Richard Linklater, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, de Michel Gondry, El árbol de la vida de Terrence Malick, No Country for Old Men de los Coen. 

Los nuevos “elegidos”. No hay con qué darle a There Will Be Blood, llegada a estas latitudes con el título de Petróleo sangriento. Tanto The New York Times como The Guardian la colocaron en el primer puesto de sus respectivos listados de películas del siglo, y en el de la BBC aparece en el tercero (Mulholland Drive y Con ánimo de amar la superaron), configurándose ya como un nuevo clásico. El resto de los títulos difiere bastante, aunque sólo uno más, Boyhood, figura entre los primeros diez de las tres listas: en el octavo puesto de The New York Times, en el quinto de la BBC y en el tercero de The Guardian. 

Lo que hasta ahora está clarísimo es que Estados Unidos es el ganador absoluto, y que aún cuando estos listados parecieran más diversos, se impone con mayoría abrumadora, sin dudas como una consecuencia de la visibilidad privilegiada (por no hablar de colonialismo cultural) de la que hablábamos con anterioridad. El semanario estadounidense Variety, uno de los medios de más prestigio para la cinefilia, publicó su top 10 de películas de la década 2010-2019, con un énfasis ya casi absurdo: nueve de ellas son estadounidenses, con la única excepción de Amour, del austríaco Michael Haneke, en el séptimo puesto. El listado de The Guardian es el único que tiene una película latinoamericana entre sus primeros diez puestos: Zama, de Lucrecia Martel, figura en el noveno lugar, un logro prácticamente inaudito. En el top 100 de la BBC, recién figura una latinoamericana en el puesto 89, La mujer sin cabeza, de Lucrecia Martel. Dos puestos más abajo, en el 91, se ubica El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. 

Como sea, examinando los títulos más repetidos, está claro que los directores que han adquirido mayor renombre en los últimos tiempos han sido principalmente Paul Thomas Anderson, quien llegó a colocar hasta tres títulos en un mismo listado (en el top 100 de la BBC, además de Petróleo sangriento, en el número 1, entraron The Master, en el puesto 24, y Inherent Vice en el 75). Otros repetidos han sido Haneke (Amour, La cinta blanca y Caché figuran en varios listados), Charlie Kaufman (Synechdoque, New York, Anomalisa) Los hermanos Coen (No Country For Old Men y Inside Llewyn Davis, principalmente), el tailandés Apichatpong Weerasethakul (Uncle Boonme Who Can Recall His Past Lives, Tropical Malady), Christopher Nolan (Memento, The Dark Knight) y Wes Anderson (Los excéntricos Tenembaum y El gran hotel Budapest). 



Circulo vicioso. Por fortuna, estos listados no son ni rígidos ni inamovibles. Los gustos cambian con el tiempo, un director “de moda” en determinado momento puede sucumbir en el olvido luego de pasadas un par de décadas, para luego “renacer” más adelante, gracias a retrospectivas y revisiones. Pero los cánones tienen una cualidad que es la de “retroalimentarse” a sí mismos. Al determinarse ciertas películas como “canónicas”, estos listados suelen llamar la atención sobre ellas, causando el efecto de que muchos cinéfilos corran a verlas, y que más adelante, llegada la ocasión, se apresten a votarlas como “las mejores”, generando así una suerte de círculo vicioso. Aún hoy se discute por qué Los siete samuráis figura siempre como la mejor película de Kurosawa, o por qué Vértigo es considerada la mejor de Hitchcock, cuando ambos cineastas tienen tantas otras obras maestras en su filmografía. Esto es aplicable a otros maestros como David Lean, Jean Renoir, Stanley Kubrick, John Ford, Federico Fellini, Howard Hawks, Ingmar Bergman, Sergei Einsenstein, Francis Ford Coppola, Robert Bresson, Andrei Tarkovsky y tantos otros. 

De los listados nombrados, quizá el más interesante sea en definitiva el de The New York Times, cuyos votantes tuvieron la osadía de incluir en su top 25 del nuevo milenio tres películas chinas, unas pocas europeas y un animé, pero que también deja en claro, como prácticamente todos, su radical ninguneo al cine latinoamericano. Quizá como para despegarse de todos estos listados, la revista francesa Cahiers du Cinemá publicó su “Top 10 des années 2010”, en la que aporta su toque de excentricidad colocando en el puesto número 1 a una serie: Twin Peaks: The Return, de David Lynch, y extendiendo a continuación una selección de títulos especialmente herméticos, por no decir directamente snobs. Aquí la tendencia se mantiene, aunque con el eje en Europa. Este listado incluye tres películas francesas, cinco europeas de otros países y una tailandesa. 

Unidireccionalidad. Lo curioso de todo este asunto es que, en los últimos veinte años, hemos vivido una auténtica revolución a nivel cinematográfico: el cine latinoamericano tuvo un boom sin precedentes en las últimas dos décadas; Brasil, Argentina, Chile, México, Colombia y Perú principalmente han dado año tras año títulos brillantes, que a menudo se distribuyen casi exclusivamente en el circuito de los festivales, con grandes dificultades para trascender las fronteras de sus países. Y a pocos cinéfilos se les escapa que una de las producciones cinematográficas más descollantes del siglo ha sido la de Corea del Sur, la cual tampoco tiene una representación justa en estos listados. De hecho, según estas listas, el único boom habría acontecido en Estados Unidos, y todos sabemos que eso no es cierto. 

No se trata de exigirles a estas listas una mayor amplitud, ellas son el resultado evidente del sitio hegemónico en el que se originan, y de la unidireccionalidad de la información en un mundo “globalizado”. Pero a modo de conclusión, se vuelve especialmente necesaria la existencia de listados alternativos, deliberadamente despegados de los privilegios de la difusión masiva. Curiosamente, uno de los listados más interesantes que se han confeccionado a fin de año fue uno elaborado por el sitio especializado Letterboxd, llamado “The 2010s-Top International Feature Films”, en el cual se propone una selección de las mejores películas de la década, excluyendo las estadounidenses. Allí aparecen títulos realmente valiosos (en muchos casos desconocidos) de los más diversos orígenes. Resulta crucial contrarrestar las listas dominantes (naturalmente excluyentes) con este tipo de listados, e incluso con otros más orientados y específicos. 

Es hora de que comiencen a esbozarse listas alternativas, en las que críticos, programadores y cinéfilos especializados elijan específicamente el cine producido en estas “periferias” culturales. Lamentablemente, como el cine dominante lo es para todos, es probable que, si la votación abarcara a “todas” las películas, los votantes latinoamericanos también acabarían sumando puntos a Paul Thomas Anderson, David Lynch y Clint Eastwood, sin que necesariamente sean “los mejores”. Pero lo cierto es que aún no ha aparecido un listado serio en la que se definan “las mejores películas latinoamericanas del siglo”, quizá votadas por críticos, programadores y cinéfilos especializados de América Latina. Sería al menos un intento de contraponer otro cine sobresaliente, otros cánones, de dar a conocer grandes talentos que merecen un mayor reconocimiento.

Publicado en Brecha el 10/1/2019

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