jueves, 10 de enero de 2008

Por qué LOST

En la incertidumbre



Demasiado fantástica como para asemejarse a un drama psicológico, muy afirmada en lo terrenal como para ser llamada ciencia ficción, salpicada con chispazos de auténtico terror e inmersa en la selva omnipresente más propia del cine de aventuras clásico, la premisa argumental de Lost escapa hábilmente a los parámetros de los géneros. Quizá los referentes menos lejanos sean la también inclasificable novela El señor de la moscas de William Golding (una parábola sociológica donde un grupo de niños sobrevivía a un accidente aéreo y empezaba a convivir en una isla desierta), o si se quiere aquellas novelas iniciáticas de HG Wells, en las que individuos de nuestro mundo comenzaban a verse envueltos en sucesos incomprensibles y dotados a su vez de una poderosa carga alegórica.
Lost es una experiencia que puede degustarse a muy distintos niveles, y donde sorprende la abundancia de referencias a artistas, pensadores, obras literarias y musicales, tanto de la cultura pop como de la ordinariamente llamada “alta cultura”. Como en el fenómeno Matrix, la serie de comics Sandman o el cine de Tarantino, llama la atención esa especial multirreferencialidad, que a su vez delata una voraz sed de conocimientos, particulares inquietudes y efervescencias creativas.

El mayor de los méritos corresponde a los guionistas J.J. Abrams, Jeffrey Lieber y Damon Lindelof. El estudio intenso de personajes, la complicada red de relaciones que existe entre ellos y la coherencia interna son producto de un amplísimo guión discutido, pensado y diseñado en detalle, donde se denota una cierta confíanza en la inteligencia del espectador y se cree en su capacidad de atar cabos sin que se estén señalando y subrayando las diferentes conexiones.
Pero hay tres elementos que los guionistas manipulan a la perfección, y son puntos clave que sirven para comprender el poder adictivo de Lost. A saber; la tensión, el enigma y la sorpresa.

Tensión: algo violento se aproxima. Hitchcock consideraba que cuanto más elaborado fuese un villano, mejor sería la película. Si bien en Lost los malos se dibujan y desdibujan permanentemente, los continuos flashbacks que cuentan las historias pasadas de los integrantes de la isla dan las pautas para que el espectador pueda colocarse bajo la piel de cada uno de ellos, y asimismo para que reconozca tanto sus fortalezas como sus debilidades, sus oscuras frustraciones y sus dolorosos tormentos.
Como la audiencia posee más datos que cualquier otro integrante del cuadro, teme al ser consciente de los sucesos que se avecinan y por saber lo que realmente los personajes son capaces de hacer. De ahí que surjan momentos de alarmante tensión, especialmente durante la primera y segunda temporada, donde por momentos pareciera que los principales personajes fuesen a saltar unos sobre otros para arrancarse el alma a cuchilladas.
Y es que hay media docena de protagonistas inmensamente atractivos, que en ocasiones traen graves perjuicios para el colectivo y que presentan características problemáticas o directamente antisociales: la intransigencia de Jack, un médico capaz de llevar a la muerte a la mitad de la población en sus febriles ataques por hacer lo que considera correcto; la obcecación estratega de Locke; la particular satisfacción que parece sentir Sayid a la hora de torturar a alguien; el individualismo crónico de Sawyer, las astutas artimañas de Kate; la ansiedad de Charlie por conseguir nuevas dosis de heroína; o la extraña maldición que carga Hurley, un obeso tamaño tanque que trae muerte y desgracia a quienes lo rodean. Si la sola interacción se presta para el caos, las continuas amenazas externas potencian la tensión y propician un irrespirable clima de paranoia colectiva.


Enigma: algo incierto nos domina. Un monstruo invisible y ruidoso, osos polares que cruzan corriendo la selva, apariciones que se corporizan para atormentar a los sobrevivientes, una siniestra escotilla, números malditos, inexplicables fenómenos curativos, desproporcionadas explosiones electromagnéticas. El absurdo lo invade todo, el “perdidos” del título no refiere solamente al estado de incomunicación de los personajes con el mundo exterior, sino que además es el mismo espectador el que está perdido, el que se aferra a la perpetua esperanza de que todo suceda por una razón y que la verdad acabe siendo develada. Que las incógnitas máximas ¿qué es la isla? y ¿por qué los personajes fueron a parar allí? acaben disipándose.
¿Seremos los seguidores de Lost crédulos perseguidores de una causa madre que nunca aparecerá? ¿Sabrán los guionistas hacia donde se dirigen o estarán improvisando, agregando más y más enigmas sobre la marcha para extender indefinidamente un brillante acierto comercial, imposible de cerrarse coherentemente? Sea como fuere, cuando en algún capítulo la serie comienza a dar muestras de agotamiento, de repetir sus propias fórmulas, cuando surge algún indicio de que la serie comienza a dar vueltas en espiral, sin dirección aparente y los escépticos vociferan sobre la muerte de Lost, surge de entre las cenizas un capítulo abrumador, sorpresivo y brillante, que anuda mágicamente cabos sueltos, dispara nuevos enigmas, y renueva enérgicamente las incondicionalidades.


Sorpresa: los guionistas arremeten. Quizá el rasgo característico de la serie es el ser absolutamente impredecible. La súbita aparición de elementos hostiles en la isla, la muerte a sangre fría de personajes importantes, el surgimiento de objetos o individuos descontextualizados, un mensaje desquiciante en la pantalla de un ordenador, un minucioso corte en medio de una operación o un aparente flashback que deviene en flashforward, son golpes de efecto que surgen en los momentos menos deseados, de forma que la demencial maquinaria de Lost se sobregire aún más, de forma repentina.
Los guionistas dosifican con sabiduría estos elementos sorpresa, y de cada dos o tres capítulos surge un eficaz y certero shock que paraliza la mirada y sacude las seguridades del espectador. En los fines de temporada, estas sorpresas se acumulan y se disparan sin respiro, una detrás de la otra. El seguidor asiduo de la serie es consciente de las conmociones aseguradas y ese rasgo llama a la euforia, ya que por mucho que se especule, no hay forma de prever los extraordinarios sobresaltos.


Lost bajo la lupa. Muchos se han preguntado cómo será que los personajes femeninos se las ingenian para mantener su belleza, sus cabellos hermosos y sus ropas presentables luego de haber pasado meses en una isla desierta, cómo hacen los hombres para no portar largas barbas a lo Robinson Crusoe, porqué las dentaduras se mantendrán perfectas sin un dentista equipado, si la comunidad de sobrevivientes habrá construido alguna letrina colectiva, si los mosquitos no se los comerán vivos cuando se internan en la selva, o incluso dónde cuernos se encuentran las plantaciones de donde a toda hora salen los mangos, guayabas, uvas o bananas que comen los personajes.
También es cierto que en la tercera temporada empezaron a sonar forzadas algunas conexiones pasadas entre los personajes, y la serie perdió un poco el realismo y la férrea coherencia interna que la caracterizaba. Los guionistas anunciaron que el final definitivo está previsto para el año 2010 y por tanto aún quedan por venir tres temporadas más, aunque originalmente habían dicho que el final aparecería en la cuarta temporada, este 2008.
Quizá los fanáticos acérrimos estén contentos al saber que van a tener Lost por tres años más, pero ¿no es un lapso demasiado largo? ¿Cuántos nuevos personajes, anécdotas y giros argumentales deberán inventar los guionistas para estirar tanto la serie? Como sea, vistos los indicios de debilidad en algunos capítulos de la tercera temporada, la cuarta por venir será decisiva para considerar si la serie comienza a divagarse sin sentido o si, consistentemente reafirmada, valdrá la pena seguirle las pisadas.
Publicado en Brecha 11/1/2008

11 comentarios:

Josep Lloret Bosch dijo...

Ya veo, faraway, que eres seguidor de esa serie; yo vi los dos primeros capítulos de una tacada, un domingo a media tarde; pero luego TVE (la televisión estatal de toda la vida en España) empezó a moverla de horario, a repetir emisiones, y acabé, harto, por dejar la serie.
De eso hace tiempo, no recuerdo cuanto, pero sí que me desentendí al observar que una serie tan compleja no iba a poder entenderla por la falta de seriedad de la emisora.
Cualquier día de estos me decidiré a comprar el dvd de las primeras temporadas, pues, como tú bien diseccionas (como de costumbre) la serie, creo que merecerá el esfuerzo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

SANDMAN... una pregunta sobre ese comic. Una vez me pasaron un link en donde se podía ver un capítulo de este fascinante comic. ¿Hay más videitos de estos personajes? La verdad quisiera conseguirlos.

Diego Faraone dijo...

Josep: creo que no te va a defraudar. Las tres temporadas deben tener unos 10 capítulos brillantes cada una y el nivel del resto es de bueno para arriba. Por lo que el promedio general de las temporadas es notabilísimo.

Jesus: toda la serie de The Sandman se encuentra acá: http://www.taringa.net/posts/arte/837166/Todo-Sandman-(comic-Vertigo).html no tengo idea de qué videos estás hablando.

Anónimo dijo...

Yo tengo un blog de celuloide tambien pero ni se compara con el tuyo...yo recien empiezo..saludos

Damián de Haedo dijo...

No me gusta engancharme con series, pero Lost me ganó. Espero que siga en el mismo nivel. La trama es muy buena y los personajes están muy bien escritos. Es buenísimo cuando una historia te lleva de la nariz como esta serie.

Vargas dijo...

Solo diré tres palabras:
Faltan 13 días...

Manuel Márquez dijo...

Excelente reseña, compa Diego, con un análisis extenso y profundo de los referentes fundamentales de la serie: salta a la vista que te gusta, y mucho, y que la estás disfrutando a tope. En mi caso, te he de confesar que no me ha llegado a llamar la atención, a priori, como para empujarme a verla. Después de leer tu texto, supongo que tendré que darle, al menos, una oportunidad (aunque de tiempo, ya sabes, andamos como andamos).

Un abrazo.

Diego Faraone dijo...

mariopn: metéle a ese blog, el único problema que hay en esto de ser blogger es que se vuelve un tanto adictivo.

Damián: a mi me tuvieron que insistir mucho para que me decidiera a ver una serie. Ahora me doy cuenta que es un mundo que se vuelve necesario explorar. Eso sí, se necesita tiempo, pero qué divertido que es.

Vargas: tú fuiste uno de los responsables. Ahora estoy con Heroes y Prison break. ¿Alguna más para recomendar?

Manuel: te diría que insistieras hasta los primeros 10 capítulos de la primer temporada. Una vez que hayas llegado a ese punto, nunca más la podrás abandonar. La falta de tiempo es algo terrible, y siempre hay muchas cosas para ver. Pero las series tienen la ventaja de que cada capítulo dura la mitad de lo que dura una película, y se puede abordar en algún acotado tiempo libre.

Vargas dijo...

Yo comencé a verla un fin de semana que estuve enfermo y no salí de casa.
Maldita droga. Tenía los DVD's y dije: "Por probar un poco no pasa nada". Ahora estoy enganchado. En realidad fue a partir del cuarto cuando no pude dejarlo. Vi 10 capítulos un día, 7 el segundo porque la fiebre no me dejó ver más y otros 7 al siguiente o algo así.

El final de la tercera temporada (que empieza floja, pero vaya crescendo final capítulo tras capítulo) es de una hijodeputez guionística insuperable. Después de ver esa maravilla de episodio doble uno siempre estará del lado de los guionistas en sus huelgas y sus movidas. A pesar de que sean tan cabrones de dejarnos así (con el mono) durante ocho meses.

Otras recomendaciones de series. Solo una, pero que vale por 10, y mi favorita dentro de toda esta avalancha actual, después de Lost, claro:
Dexter. De momento, dos temporadas semi-independientes de doce capítulos cada una sobre un tipo que trabaja en el departamento forense de la policía de Miami por la mañana y por las noches mata un poco. Podría decir muchas cosas pero se resumen en que hay que verla y descubrirlo uno mismo. Creo que la sinopsis es atractiva de por sí para darle una oportunidad, aunque tras eso hay mucho más. Es lo que tiene la droga.

Y por cierto, faltan 11 días...

¿Imaginan que de repente deja de funcionar internet y hay que esperar a que se estrene en nuestros respectivos países?

Diego Faraone dijo...

Esperar tanto, y para ver una versión doblada? No en esta vida Vargas. Si dejase de haber internet tendría que dedicar el resto de mi vida a la filosofía y a la comunión con la naturaleza.

Un abrazo.

ANABELEN dijo...

https://gacetafrontal.com/biografia-de-clemente-palma/
Por supuesto que su mayor fuerte siempre fue considerado la escritura porque fue en lo que más se destacó, pero al mismo tiempo también se puede decir que fue un hombre que supo sumarle a la sociedad peruana en múltiples aspectos.