viernes, 27 de marzo de 2009

Coraline y la puerta secreta (Coraline, Henry Selick, 2009)

A la sombra de Burton


Hace ya dieciséis años se estrenaba El extraño mundo de Jack (su título original era The nightmare before christmas) un largometraje animado que escapaba a parámetros preexistentes. Se trataba de un musical meticulosamente armado, repleto de pequeños detalles, dotado de una estética tan encantadora como retorcida y lúgubre. Fue el primer largo íntegramente filmado con la artesanal y esforzada técnica del stop motion, por la cual se utilizan muñequitos en miniatura y se los fotografía cuadro a cuadro generando así la ilusión de movimiento. La película es un prodigio en la materia, y aún hoy es reverenciada por los estudiosos. También goza de un mérito inesperado; en los últimos años la figura de Jack Skellington, su esquelético protagonista, se ha vuelto un ícono omnipresente entre los jóvenes y un brutal fenómeno de merchandising. Pálido y sombrío, simpático e inquietante, presente en pins, carteras, billeteras, remeras y cuanta ropa pueda imaginarse, Jack es una poderosa manifestación cultural que enlaza de forma atractiva la infancia y la muerte, y puede verse por triplicado en cuanto ejemplar de emo, flogger o adolescente ataviado de negro ande en la vuelta.
Y contrariamente a lo que la mayoría piensa, El extraño mundo de Jack no es una película dirigida por Tim Burton. El título que la producción ordenó imprimir en posters y en tapas de vhs "Tim Burton's nightmare before christmas" conducía a tal engaño. Es verdad que Burton produjo, aportó la idea original, diseñó los caracteres principales -por lo cual la fiebre actual podría considerarse mérito suyo- e incluso supervisó el proyecto, pero lo cierto es que también lo delegó y dejó en manos de un experto animador de su mayor confianza: Henry Selick.
Cuando la película se estrenó y Burton estaba en boca de todos, el crítico Roger Ebert escribía para el Chicago Sun Times: "Pero el director del filme, un veterano maestro de la animación llamado Henry Selick, es la persona que ha hecho todo el trabajo. Y sus logros son inmensos. Trabajando con talentosos artistas y diseñadores, ha fabricado un mundo completamente nuevo, como los que vimos por primera vez en filmes como Metrópolis, El gabinete del Sr. Caligari y Star wars."
Es llamativo que precisamente la película más burtoniana de todas y la que mejor define su estilo no haya sido dirigida por Burton; y uno de los problemas que Selick a tenido desde entonces es que nadie lo reconoce, cuando sus méritos son indiscutibles. No son pocos los que incluso creen que su posterior película Jim y el durazno gigante es también de autoría de Burton, y la razón puede achacársele otra vez a los títulos promocionales: "de los realizadores de El extraño mundo de Jack", cuando no el maldito “Tim Burton´s”. Condenado a pasar su carrera a la sombra de su ocasional productor, Selick quizá pueda librarse al fin de ese lastre con esta notable Coraline y la puerta secreta.


Selick sólo ha filmado cuatro largometrajes en veinte años, y en el mismo período Burton logró una decena, por lo que la diferencia de notoriedad entre uno y otro es comprensible. El estilo de Selick es muy difícil de diferenciar del de su colega; ambos son propensos a las historias infantiles de tono macabro, ambos despliegan magistralmente mundos de fantasía y ambos utilizan la animación en stop motion. Pero mientras Burton se inclina hacia atmósferas oscuras y mortecinas, Selick, sin ser menos tétrico, opta por la explosión de colores y la creación de impensables y monstruosas figuras fantásticas. También es cierto –todo debe ser dicho- que Burton parece volcar más energías en crear personajes ambiguos y conmovedoramente humanos, y Selick en echar a andar un universo rico en detalles y dotado de una fauna iconográfica deslumbrante. Si se puede afirmar que la principal obsesión de Burton es la muerte, la de Selick parecen ser... ¡los bichos! Desde el malvado Oogie Boogie relleno de alimañas de El extraño mundo de Jack, pasando por la familia de insectos de Jim, las lagartijas espaciales del corto Moongirl o la langosta con ruedas, los muebles-cucaracha y la bruja-araña de Coraline y la puerta secreta, una infinidad de escurridizos bicharracos recorren de principio a fin la obra del director.
Coraline, el libro original de Neil Gaiman, es una historia de terror. Específicamente, una historia de terror para niños, que es lo mismo que afirmar que es un cuento infantil con todas las de la ley, porque esos cuentos –o al menos los más memorables- presentan costados siniestros. El epígrafe de Coraline, de autoría de Chesterton, es insuperable: "Los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos." ¿Para qué decirles a los niños que los dragones existen, si ellos ya lo saben? La vida real de los niños está plagada de monstruos, y los principales suelen ser sus propios padres. Seres que pueden mutar velozmente, pasar de ser fuentes de cariño y contensión a figuras coléricas y desagradables. Lo maravilloso de estos cuentos es la enseñanza de que los miedos pueden vencerse, que los escollos se pueden sortear con ingenio, valentía y espíritu aventurero. Coraline es una niña perfectamente normal como cualquier otra, no tiene poderes y su curiosidad natural y sus dotes de exploradora son sus principales atributos, las armas que finalmente utilizará para salvarse a sí misma y a los suyos y para ganarle a la bruja en su propio terreno.


La historia viene así: Coraline tiene once años y está mortalmente aburrida en su nueva casa, sus excéntricos vecinos no le interesan demasiado y aunque sus padres están presentes, se pasan el tiempo sumergidos en el trabajo y en sus computadoras y no parecen poder dedicarle ni un segundo. Un agregado genial en la película es que los padres escriben artículos sobre plantas cuando ni siquiera parece gustarles el aire libre ni la tierra y no tienen ni una sola planta en la casa, por lo que pasan inmersos en una abstracción impersonal, que en nada podría interesarle a un niño. Por hacer algo, Coraline comienza a explorar la antigua mansión –subdividida en varios departamentos- y descubre una puerta secreta que conecta su casa con una realidad paralela. Cuando la atraviesa, ve que allí tiene otro par de padres, quienes le ofrecen manjares, le prestan atención, le regalan espectaculares distracciones. Todo lo que parecía monótono e insípido en el mundo real, aquí presenta un atractivo colosal. Pero poco tiempo demorará en darse cuenta que ese mundo de ensueño no es más que una trampa maldita: la madre del mundo alternativo resulta ser un insecto abominable que pretende coserle botones en los ojos y que se alimenta de almas de niños.
Coraline y la puerta secreta podría describirse como una mezcla de “Alicia en el país de las maravillas” y “Hansel y Gretel”, con importantes similitudes con El viaje de Chihiro, y puntos en común con El mago de Oz, Las crónicas de Narnia, Laberinto, El laberinto del fauno, ¿Quieres ser John Malkovich? y Mirrormask (también escrita por Gaiman). Quizá el matiz distintivo sea que aquí el mundo real también tiene algunos elementos asombrosos y casi fantásticos: el ultraflexible vecino polaco y su banda musical de ratones, el amigo enmascarado (llamado Wyborn o Wybie, en un poco feliz juego de palabras) y un gato que desaparece a gusto. Esa superficie real en donde la desmesura ya está presente de antemano da un atractivo especial a la historia, reforzado por la naturalidad con que la niña se vincula con los extraños seres que la rodean, y la inmediatez que aporta el stop motion –no debe olvidarse que no se están viendo dibujos animados sino figuras reales y tangibles-. La obsesiva pulcritud y la imaginación de Selick lleva a que el universo plasmado no presente fisuras en su estructura interna, y que en él se levanten vuelos visuales increíbles, como la desintegración del entorno cada vez que Coraline encuentra un alma perdida, o su inmersión final en una gigantesca tela de araña.
Lo triste es que en Uruguay no se ha estrenado ninguna copia subtitulada, y las voces elegidas para el doblaje no fueron demasiado acertadas. Las que les pusieron a los niños fantasmas, por ejemplo, son tranquilizadoras en vez de ser espectrales y tenebrosas como las originales. Por su parte, ver la película en sala 3D aporta profundidad a unas cuantas escenas, pero los lentes requeridos opacan un poco la imagen, y no permiten disfrutar plenamente de su colorido. Quizá sea preferible -y sin dudas más barato- ver la película en una sala normal y corriente.


Publicado en Brecha 27/3/2009

domingo, 22 de marzo de 2009

Las drogas perjudican la conexión sináptica

Hay veces que uno se pregunta si los que ponen los títulos de las películas en español no se desayunarán un té de hongos o algo así. Pero más inconcebibles aún que los tituladores rioplatenses son los españoles. Hay que ver las cosas que se les ocurre. Si alguno conoce otro caso increíble como estos que plis deje el comentario, así agrandamos un poco más esta lista.


-Con faldas y a lo loco (prácticamente lo mismo que Some like it hot)
-"Jo", qué noche (¡qué noche la del titulador! After hours de Scorsese)
-Tu madre se ha comido a mi perro (la vieja malparida esa, Braindead)
-Bitelchús (me encanta, desarmaron toda posible significación del nombre Beetlejuice)
-Superfumados (claro que tiene más gancho que Pineapple express)
-Enróllatela como puedas (¿qué cosa? Kimberly)
-Zafarrancho en el rancho (¿wtf? Home on the range)
-¡Olvídate de mi! (me esforzaré. Eternal sunshine of the spotless mind)

Invaluables aportes de Jaime:

-Aterriza como puedas (aunque los rioplatenses no quedamos atrás con nuestro ¿Dónde está el piloto? por Airplane!)
-Tu asesina que nosotras limpiamos la sangre (muy prolijo eso sí, Curdled)
-Frenos rotos, coches locos (¡y tu vieja en tanga!, Used cars)
-Dos chalados y muchas curvas (no sé bien qué es un chalado, pero no estoy seguro que sea la traducción de "duke", Dukes of Hazard)
-La semilla del diablo (y nos contaron el final de Rosemary's baby, tendrán que ser hijos de puta)

Invaluables aportes de Josep:

-¿Qué ocurrió entre tu padre y mi madre? (porque aprender italiano sale caro, Avanti!)
-Me siento rejuvenecer (metiéndome estas sustancias, Monkey business)
-Granujas a todo ritmo (con faldas, superfumados, a lo loco y en pelotas, ya que estamos ¿no? Blues brothers)

Filón "de pelotas" aportado por Oldboy:

-Un rockero de pelotas (The rocker)
-Hermanos por pelotas (Step Brothers)
-Cuestión de pelotas (Mr. Woodcock)
-Casting de pelotas (National Lampoon's Cattle Call)
-Pelotas en juego (Balls of Fury)
-American pie V - Una fiesta de pelotas (American Pie - The Naked Mile)
-Una pandilla de pelotas (Bad news bears)

Grandioso aporte de Lonnie Blues:

-¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (Volamos por el faassssoooooo, Dr Strangelove, or how I learned to stop worrying and love the bomb)