jueves, 25 de noviembre de 2010

Un mangazo descomunal

Siempre consideré de mal gusto poner publicidad en este blog, avisos google, o terminar las entradas con el típico "buy me a coffee" o "buy me a beer" mediante el cual algunos cybernautas piden aportes solapados a sus lectores.
Pero hoy se ha dado que mi situación económica se ha vuelto un tanto inestable, y, para colmo, ayer me desayuné que fui seleccionado como "Talent press" para el Festival de Berlín próximo. La buena nueva viene acompañada de un reverso trágico: el festival paga la mitad del pasaje (cerca de 500 euros) y el hotel, pero el favorecido tiene que hacerse cargo del resto del pasaje, comida y viáticos. Como bien sabrán, las diferencias cambiarias nunca favorecen a los países tercermundistas. Es por esto que estoy abriendo un fondo para poder viajar a Berlín este febrero próximo. Así, al que no le cueste y lo considere una buena acción, podrá depositar una cifra cualquiera en mi caja de ahorros: el código swift es BROUUYMM, y el número de cuenta 1880249710. La cuenta está a mi nombre: Diego Faraone.

Bueno, en fin, sucumbí a la mendicidad...Ayuden a un viejo rasta!!!

Para residentes en España o usuarios del BBVA lean el aporte de Oldboy

jueves, 11 de noviembre de 2010

Actividad paranormal 2 (Paranormal activity 2, Tod Williams, 2010)

El miedo multiplicado

No pueden negarse los méritos de la primer Actividad paranormal. Más allá de que se haya convertido en la película más redituable de la historia, (su presupuesto original fue de 15 mil dólares y se hizo de beneficios que multiplicaron por 10 mil esa cifra) fue para Oren Peli, su creador, un verdadero hallazgo haber dado con recursos cinematográficos tan brutales y efectivos, pergeñar una sencilla fórmula capaz de despertar miedos profundos y atávicos en la audiencia. Pese a su buena cantidad de defectos, la película infundía terror hasta en los más valientes, y en ella se utilizaban con sabiduría los sonidos de fuera de campo, la sugerencia, la aparición paulatina in crescendo de intervenciones sobrenaturales. Se ubicaba al espectador en una posición de voyeur permanente, por lo que fisgoneaba, cámara mediante, la vulnerable intimidad de una pareja protagonista y se lo volvía testigo de amenazas espeluznantes.
Lo llamativo de esta Actividad paranormal 2 es que muchas de las más importantes características de la primer película parecen redoblarse. Naturalmente, el presupuesto base se ha ampliado -es de casi 3 millones de dólares- pero también se agrandaron las dimensiones de la casa; ahora tenemos una concurrida familia, perro y bebé incluidos, como víctimas de la presencia demoníaca, y las cámaras que registran la acción son ahora siete, seis cámaras de vigilancia más una de mano que se mueve por todo el campo de acción. También es cierto que se multiplicaron los problemas de ritmo, la primer película se detenía un buen tiempo en la presentación de personajes, y las prometidas actividades del título se hacían esperar demasiado. Aquí la presentación dura aún más, convirtiendo la primera mitad en un hueso estirado y duro de roer, la típica filmación casera de una familia haciendo y diciendo boludeces; es decir, la clase de material audiovisual que podría interesarle a los involucrados y a pocos más.
Debe decirse, también se redoblan los problemas de coherencia. Quizá el mayor bache de verosimilitud de la primer película es que los protagonistas no abandonaban la casa aún luego de saber que un demonio los acechaba. Ahora ocurre exactamente lo mismo, y los personajes no hacen lo que haría cualquier otro mortal en su situación: huir despavoridos, mudarse a un hotel, irse a vivir prontamente a otro estado.
Y curiosamente, lo que se redobla durante la segunda mitad es el miedo. No es sólo que haya un par de sustos capaces de hacer saltar de la butaca -literalmente- a una sala entera, sino que además Actividad paranormal 2 logra algo que ya quisieran centenares y miles de películas de terror de todo el mundo: despertar miedo al miedo. Mediante la sugerencia y la constante amenaza de un nuevo y terrible sobresalto, los últimos tramos provocan una angustia constante, y llevan a una situación en que el espectador queda pendiente y alerta de cada puerta entreabierta, de cada movimiento extraño, de cada indistinguible y horripilante sonido. Y es una sensación que muchos llevarán a sus casas y a sus cuartos, así que conviene alertar que, almas sensibles, deberían abstenerse.

Publicado en Brecha el 12/11/2010

jueves, 4 de noviembre de 2010

Las mejores películas (XV)

Esta entrada se hizo esperar. Importantes cambios vitales y de rutina me impidieron ver cine ultimamente, y eso explica la demora. Bien nutrida y coronada con un par de clásicos imperdibles, esta nueva lista de recomendados va dedicada al amigo Gerardo H, fiel lector de antaño que, al parecer, sigue estas recomendaciones con detenimiento y atención, y ya venía manifestando cierta ansiedad. A su salú hermano. Espero que no las hayas visto todas.

Summer wars de Mamoru Hosoda (Japón)
Un frikki de las matemáticas y de la computación se ve obligado a simular ser el novio de una amiga, y a pasar una temporada manteniendo el engaño frente a la familia de ella. Mientras, es perseguido por la policía por delitos informáticos, se ve amenazado por una parentela de estirpe samurai e involucrado en una guerra colosal, de implicancias insospechadas. Una grandiosa aventura, y otro animé de primerísimo nivel.

Serbis de Brillante Mendoza (Filipinas, Francia)
En un inmenso y decadente cine porno se dan visita travestis, prostitutas y homosexuales de todo tipo y color, y se puede obtener un “servicio” por unos pocos pesos. El cine, apenas un despojo y una burda caricatura de lo que fue en sus lejanos años de gloria, es regenteado por una matriarca y su familia, quienes sobreviven a duras penas entre el calor, la pesadez y los malos olores. La mejor película del filipino Brillante Mendoza.

La carretera de John Hillcoat (Estados Unidos)
En un futuro próximo, la naturaleza muere, los alimentos escasean y el canibalismo es una de las últimas opciones de supervivencia. La peli puede volverse un poco pausada y lenta, pero es una experiencia absolutamente singular, que deja imágenes incrustadas. Hillcoat contó con una historia profunda y memorable, y la plasmó con confianza, logrando levantar un consistente vuelo poético y audiovisual.

Red social de David Fincher (Estados Unidos)
Qué bueno saber que Fincher esté otra vez en carrera, y que no siga en ese tren de mariconadas empalagosas tipo Benjamin Button. Red social es una incisiva película centrada en el joven magnate multimillonario Mark Zuckerberg, y en el cuestionable proceso mediante el cual creó la plataforma virtual Facebook. Brillantemente escrita y filmada; quizá tendenciosa y oportunista. Como sea, una experiencia intensa y reflexiva.

Kickass de Matthew Vaughn (Inglaterra, Estados Unidos)
La mejor película de superhéroes que he visto hasta el momento. El pibe protagonista sueña con ser un paladín de la justicia, y en un principio lo único que obtiene son golpizas masivas. Pero pronto genera un efecto contagio, y allí se le suman superhéroes de verdad. Un amigo que leyó el comic dice que es mucho mejor que la peli y le creo, pero igual, no es fácil dar con un cine tan dinámico y divertido.

El hombre de al lado de Mariano Cohn y Gastón Duprat (Argentina)
El vecino grasa de al lado sirve como reflejo antagónico para que el protagonista, un diseñador exitoso y superficial, se dé cuenta de su cobardía y de sus inmensas carencias vitales. Inteligentísima, muy graciosa y sugerente, entre otras cosas nos recuerda que Daniel Araóz es un grandísimo actor, y que al cine le haría mucho bien explotarlo con mayor regularidad.

Depredadores de Nimrod Antal (Estados Unidos)
En una selva repleta de bichos horribles, se encuentran de repente varios asesinos profesionales de distintas procedencias. Ninguno de ellos parece tener idea de cómo fue a parar allí, ni por decisión de qué extraña voluntad. Retomando el espiritu de las dos primeras (y brillantes) entregas de Depredador, haciendo uso de esa acción física y contundente que las caracterizaba, Nimrod Antal demuestra a la industria y a la cinefilia que él es un soldado a considerar.

Cinco minutos de gloria de Oliver Hirschbiegel (Inglaterra, Irlanda)
Hipotético e intenso enfrentamiento entre un asesino y el hermano de su víctima, luego de treinta y tres años de un hecho sangriento, en el entorno de los conflictos entre protestantes y católicos en Irlanda del norte. Madura, inteligente, brillantemente orquestada, evita los facilismos y convence, con esa poderosa y claustrofóbica impronta del director alemán.

El intendente Sansho de Kenji Mizoguchi (1954, Japón)
A fines de la era Heian, un gobernador es injustamente enviado al exilio. Su mujer y sus hijos quieren acompañarlo, pero son engañados, vendidos como esclavos y enviados a campos de trabajo, donde los explotarán en condiciones infrahumanas. Una poderosísima y conmovedora obra maestra de uno de los más grandes directores de la historia del cine japonés.

Häxan de Benjamin Chistensen (1922, Dinamarca, Suecia)
Reconozco que no soy un gran explorador del cine mudo, más bien lo contrario. Pero lo curioso es que las pocas veces que me interno en el terreno salgo sorprendido, dando muchas veces con obras maestras incomparables. Häxan (La bruja) es brillante por donde se vea, un documental de terror, una cátedra de historia, un despliegue de inventiva visual y una reflexión psicológica y sociológica. No se la pierdan bajo ningún concepto.

La pontífice (Die Päpstin, Sönke Wortmann, 2009)

Actualicen la leyenda

La historia de que durante un breve período de tiempo –quizá durante el Siglo IX- existió un papa que en realidad era una mujer disfrazada de hombre, es una leyenda que la misma iglesia católica dio por cierta hasta el Siglo XVI. Hay varias versiones que hablan del mismo suceso, incluso se ha afirmado que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada, y la sospecha también recayó sobre Juan VIII. Como fuere, la historia fue refutada infinidad de veces y reflotada otro tanto, al punto que hoy es imposible saber qué asidero real pudo haber tenido.
Esta película se basa en una novela de la escritora norteamericana Donna Woolfolk Cross que a su vez se basó libremente en la versión de la leyenda escrita en las crónicas de Martin de Troppau, y en otras posteriores. Desde un comienzo se nos adelanta que la protagonista llegará a ser papisa, y se presenta entonces una suerte de recorrido por la vida de esta hipotética mujer. La película es una laboriosa reconstrucción de época y una recreación notable, y nos ofrece un fresco de una luchadora que desde niña mostraba indicios de tener una sorprendente habilidad para la lectura y la interpretación de escritos -aún cuando a las mujeres se les prohibía aprender a leer- y a la que el azar –o la voluntad divina, quién sabe- y una indómita fuerza de voluntad llevó, sin que ella lo eligiera, hasta el escalafón más alto de la autoridad eclesiástica. El espectador se ve obligado permanentemente a adivinar qué nuevo y extraño giro dará la película, y qué llevará a la protagonista a ese curioso desenlace. Ese juego propuesto, el atractivo propio de las distintas instancias que atraviesa a lo largo de su vida, el buen ritmo general y la tensión impuesta a partir de la mitad, cuando la protagonista decide disfrazarse de hombre para poder pasar desapercibida, vuelven a esta película una obra sumamente disfrutable. La impagable aparición de John Goodman, pasada la primer hora y media, aporta una afortunada inyección de energía y humor justo en el momento en que el ritmo parecía decaer.
Pero también hay puntos débiles. Algunos tramos se tornan predecibles por elementos que podían haberse evitado. Cuando un personaje tose en una película, es obvio que va a morir tarde o temprano. Cuando otro mira por lo bajo, frunce el ceño y cuchichea secretos en reunión, se sabe que es malo, que trama algo y que planifica una pronta traición. Y luego están los guiños anacrónicos: los buenos tienen ideas “progres”, ya que creen en la igualdad entre el hombre y la mujer, hacen el bien sin mirar a quien y toleran en silencio las audacias de la protagonista, y los malos dicen barbaridades y son retrógrados –desde nuestra perspectiva adelantada en más de 1100 años, claro-. Realmente sería muy interesante dar con una película histórica que evite estos maniqueísmos, que cree héroes y villanos con dobleces creíbles y con una ideología más acorde a la época en que nacieron.


Publicado en Brecha 5/11/2010