jueves, 18 de febrero de 2021

Fragmentos de una mujer (Pieces of a Woman, Kornél Mundruczó, 2020)

El dolor más intenso 


Tan sólo dos horas después de que la actriz inglesa Vanessa Kirby ganara el premio a mejor actriz en el último festival de Venecia, Netflix se hacía con los derechos de exhibición de esta película. Quizá el premio fue lo que llamó la atención del gigante del streaming mundial, pero en realidad credenciales no faltaban: el productor ejecutivo detrás de este proyecto es Martin Scorsese, el director húngaro Kornél Mundruczó viene arrasando con premios en festivales desde hace dos décadas, con un cine impactante y espectacular como pocos -su película White God despliega escenas monumentales, en las que una estampida de centenares de perros invade las calles de Budapest-, y además esta película cuenta con un reparto de primerísimo orden. Aparte de Kirby, quien ya era conocida por su aclamada interpretación en las dos primeras temporadas de The Crown, cuenta entre sus protagónicos con Shia Labeouf (Honey Boy, Transformers) y con la ya casi nonagenaria Ellen Burstyn (El exorcista, Réquiem por un sueño). 

Este es el debut de Mundruczó en un largometraje angloparlante y ambientado en Estados Unidos, una entrada a Hollywood que lo ubica muy bien de cara a los próximos premios óscar. Como no puede ser de otra forma, los comentarios sobre esta película suelen poner el foco en un plano secuencia de 23 minutos que da inicio a la historia, y en el cual un parto domiciliario adquiere dimensiones inesperadas. Aquí todo el talento y la experiencia del director húngaro toma cuerpo en una secuencia de verosimilitud y tensión extremas en torno a la pareja protagónica, con la cámara moviéndose sutilmente entre ellos y la partera, siguiendo alternativamente a uno u otro y cambiando de habitación continuamente. Esta escena de alto impacto, vívida y brillantemente lograda es un preámbulo necesario para todo lo que viene después (siguen spoilers): un desarrollo de las consecuencias vivenciadas por la pareja y sus allegados ante un trauma tan profundo como el generado luego de la muerte de un hijo recién nacido. 


La guionista Kata Wéber, esposa del director Mundruczó en la vida real, se basó en una experiencia propia para escribir esta historia, y es algo que se nota: detalles como la sensación de fracaso o de culpa, las opiniones y consideraciones de terceros para una situación de dolor íntimo, o los cambios posteriores en los vínculos para con los seres queridos, son expuestos con conocimiento de causa de quien vivió una situación similar, lográndose así una evolución lógica en cada uno de los personajes centrales. Surgen apuntes notables, como la necesidad de que exista un culpable que deba pagar por este sufrimiento extremo que toca atravesar, una característica sumamente propia de nuestra idiosincrasia y nuestras raíces judeo-cristianas, o los impulsos “protectores” de la madre de la protagonista, empeñada en enmendar y corregir los “errores” de su hija. Las infidelidades, las agresiones, la ruptura de la pareja, son presentadas con altura, sin posicionamiento o juicios de valor, en una sucesión tan creíble como implacable.

Publicado en Brecha el 12/2/2021

martes, 16 de febrero de 2021

1982 (Luis Gallo, 2019)

Con gloria morir 


La notable La mirada invisible, de Diego Lerman, culminaba con el material de archivo en el que el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri pronunciaba su discurso ante una Plaza de Mayo atestada, dando inicio a la Guerra de las Malvinas. El fragmento no se incorporaba casualmente: la película exhibía notablemente la clase de educación impartida durante la dictadura al interior de un liceo, caracterizado por una disciplina férrea y abusiva. Así, la película exponía una cara diferente de un régimen sanguinario, al interior de una institución educativa, y se remataba con otra más: su reflejo mediático y la impensable aprobación popular. 

“Si quieren venir, que vengan” vociferaba el militar ante una multitud, encendiendo el orgullo nacional, y echando mano a la más unificadora de las causas, una capaz de hermanar los extremos más opuestos del abanico político, apelando a la resistencia ante la injusticia, al imperialismo y la injerencia extranjera. Claro que el gobierno de facto esperaba contar con el apoyo de Estados para semejante osadía, pero entre los vítores y los gritos de júbilo nadie parecía reparar en tal incongruencia. Lo cierto es que la dictadura atravesaba un momento de decadencia y fuerte rechazo, las violaciones a los derechos humanos ya tenían una enorme oposición y la crisis económica venía agravando la situación. La Guerra de las Malvinas fue, sólo en este sentido, una jugada estratégica beneficiosa, que le dio cierta sobrevida a un gobierno militar que ya parecía estar dando sus últimos manotazos de ahogado. 

Este documental recupera entonces el reflejo televisivo de la Junta Militar Argentina ante la guerra, y se centra en fragmentos de los programas “60 Minutos” y “24 horas por Malvinas”, entre otros materiales originales, caracterizados por la desinformación y un triunfalismo radical, himnos nacionales y marchas militares, seriedad rígida en los semblantes masculinos y sonrisas radiantes en los femeninos, así como referencias continuas a la patria y a Dios. Por momentos, los grados de delirio son mayúsculos: en los preparativos previos a la guerra, un militar asegura que los soldados en Malvinas estarán calentitos, y que comerán tan bien que hasta seguramente vuelvan a casa con algunos quilos de más; Mirtha Legrand asegura que haría lo imposible por apersonarse en Malvinas y colaborar con los muchachos de cualquier manera; en una suerte de teletón para recaudar dinero para la guerra, los líderes del gobierno se presentan como si hubiesen pasado por casualidad por el estudio de televisión. 

Son varias más las “perlas” de archivo recuperadas por este documental, pero cabe decir que la limitación en el formato (únicamente se exhiben materiales de archivo televisivos) conllevan a cierta monotonía en el planteo. Al igual que otros documentales argentinos como los también notables Tierra de nuestros padres y Responsabilidad empresarial, esa rigidez a veces lleva a un metraje de a ratos reiterativo, en el que por momentos se echa en falta una mayor contextualización histórica, un análisis o una opinión calificada. De todas maneras, se trata de una exposición notable y sumamente sugerente, que fomenta la reflexión sobre hasta qué punto la población civil es capaz de comprar una mentira repetida cien veces.

Publicada en Brecha el 5/2/2021