El fatídico final tan previsto y temido por los personajes al fin llegó. Suponía una situación realmente angustiante para este grupo de juguetes que Andy, su dueño, creciera y dejara de jugar con ellos, relegándolos a una caja oscura y cubierta de polvo. Y peor que eso, que los separaran, los vendieran con destinos inciertos o los tiraran a la basura. Ya desde un comienzo nos desayunamos que varios personajes fueron regalados o llevados a ventas de garage, entre ellos Wheezy el pingüino, la pizarra mágica y Bo Peep, la novia de Woody. Fue una decisión muy sabia eliminar algunos personajes del nutrido equipo de juguetes, pero aún mejor fue no hacerlos desaparecer mágicamente, sino dar a entender que alguna vez estuvieron y ya no están, para tristeza de muchos. La compañía Pixar (Buscando a Nemo, Wall-E, Los increíbles) marca una vez más la diferencia con la mayoría de las productoras de animación mainstream. En primer lugar respeta la inteligencia del espectador y busca que sus guiones estén libres de fisuras y facilismos, pero ante todo no busca ahorrarle los malos tragos a los niños; una gran película de animación no puede estar libre de elementos dramáticos, y aquí el drama se instala y se impone, llegando hasta puntos inesperados.
Los juguetes van a parar a un jardín de infantes, un sitio aparentemente idílico en donde la contínua reposición de niños les aseguraría una estadía permanente, sin riesgos a ser nuevamente apartados o desechados. Pero pronto descubrirán que el amable y simpático líder de los juguetes de la guardería es en realidad un tirano que los esclavizará, les obligará a un trabajo insalubre y perpetuo, y les encerrará en una institución infranqueable, vigilada por una guardia temible.
En las películas de Pixar suelen presentarse personajes ínfimos (ratas, peces, insectos, juguetes) en mundos subordinados al nuestro (Monsters inc es un caso ejemplar) pero planteados como espejos alegóricos en los cuales pueden verse reflejados algunos aspectos sociales. Una organización mafiosa de juguetes oportunistas y explotadores, que subyugan a los demás para vivir desahogadamente puede hacer pensar en una infinidad de situaciones, y recuerda especialmente a algunos dramas carcelarios, aunque el ambiente sea más bien propio de un campo de concentración o de un mismísimo gulag. Más cercana a Celda 211 que a El gran escape, Toy Story 3 propone un puñado de villanos terribles -el bebote y el mono diabólico son aterradores e inolvidables- y una situación atroz que provee a la película de una intensidad poco vista. La fuga se convierte así en una cuestión urgente y vital.
Luego de dos brutales primeras entregas, la trilogía se cierra maravillosamente, concluyendo con uno de los finales más emotivos que pueda recordarse en el cine de animación. Al fin de cuentas, estos personajes han acompañado a varias generaciones de espectadores durante una década y media. En la sala de cine al que este cronista acudió se dio una situación muy particular; varios padres lloraban y sus hijos los consolaban diciéndoles cosas de tipo: “no es para tanto, son juguetes”.
Publicado en Brecha el 2/7/2010
Los juguetes van a parar a un jardín de infantes, un sitio aparentemente idílico en donde la contínua reposición de niños les aseguraría una estadía permanente, sin riesgos a ser nuevamente apartados o desechados. Pero pronto descubrirán que el amable y simpático líder de los juguetes de la guardería es en realidad un tirano que los esclavizará, les obligará a un trabajo insalubre y perpetuo, y les encerrará en una institución infranqueable, vigilada por una guardia temible.
En las películas de Pixar suelen presentarse personajes ínfimos (ratas, peces, insectos, juguetes) en mundos subordinados al nuestro (Monsters inc es un caso ejemplar) pero planteados como espejos alegóricos en los cuales pueden verse reflejados algunos aspectos sociales. Una organización mafiosa de juguetes oportunistas y explotadores, que subyugan a los demás para vivir desahogadamente puede hacer pensar en una infinidad de situaciones, y recuerda especialmente a algunos dramas carcelarios, aunque el ambiente sea más bien propio de un campo de concentración o de un mismísimo gulag. Más cercana a Celda 211 que a El gran escape, Toy Story 3 propone un puñado de villanos terribles -el bebote y el mono diabólico son aterradores e inolvidables- y una situación atroz que provee a la película de una intensidad poco vista. La fuga se convierte así en una cuestión urgente y vital.
Luego de dos brutales primeras entregas, la trilogía se cierra maravillosamente, concluyendo con uno de los finales más emotivos que pueda recordarse en el cine de animación. Al fin de cuentas, estos personajes han acompañado a varias generaciones de espectadores durante una década y media. En la sala de cine al que este cronista acudió se dio una situación muy particular; varios padres lloraban y sus hijos los consolaban diciéndoles cosas de tipo: “no es para tanto, son juguetes”.
Publicado en Brecha el 2/7/2010
9 comentarios:
Apuntalando tu último pàrrafo, ..., no por nada la gente de Pixar hizo pases previos de fragmentos de Toy Story 3 por varias universidades, yo creo que siempre han tenido en mente como público objetivo los niños que se sorprendieron en Toy Story I y que ahora ya van a la Universidad.
Jajaja: coincido con Oldboy en que ese último párrafo es definitorio, atendida la duración de la saga.
Ya sabes que estoy muy fuera del cine de animación, de modo que no he visto ninguna de las tres películas: creo que esta no la veré adrede y dejaré espacio a que salga al pack completo en dvd (para navidades, seguro) y hacerme con él en condiciones.
Entretanto, no puedo pasar por alto el comentario que haces respecto a la presentación de partes dolorosas como excepción a lo usual en cine teóricamente destinado a infantes: en mi niñez, tan lejana, la Disney no rehuía jamás aspectos como la muerte de un ser querido en casi ninguna de sus películas.
Ese sería un buen tema para una de esas reseñas tan concienzudas con que nos regalas.... ;-)
Un abrazo transatlántico.
Bueno, tengo 3 niños pequeños, ésto provoca - y por mas que le pese a mi culto sentido cinematogáfico - tener que comerme una cantidad bastante importante de animación de variopinta calidad.
Dentro de este conjunto he podido volver a ver el grueso de la producción de Disney.
Josep a dado en el clavo,
pues si bien es cierto lo que comentas Diego sobre que actualmente se trata de escatimar escenas dolorosas, creo que ha sido un proceso paulatino general de toda la animación occidental mainstream desde los 50 hasta aqui en donde supongo que por "corrección politica" se han ido reduciendo estos niveles de "dolor".
Los clásicos de Disney (los viejos) no escatiman en escenas dolorosas.
Personalmente, creo que éste ha sido uno de los factores por los cuales en la última década las cosas han ido bastante mal para Disney.
En fin una buena pelicula de heroes y villanos será mejor si el malvado es "verdaderamente malvado", cosa que Disney a ido descafeinando con el tiempo trasformando "malos malvados" en "malos tontos".
En fin, por lo menos ahora están volviendo a los orígenes y ya no reniegan del a animación en 2D.
PD:
Hay un cameo de Totoro en "Toy Story 3"
Si algo debemos a esta saga es la aparición de un tipo del talento de John Lasseter, alma mater de Pixar y, por lo tanto, responsable de un puñado de muy buenas películas de animación.
Josep, te envidio un poco, por tener esta grandiosa trilogía en el debe. Vas a disfrutar como un condenado ;)
Oldboy, tengo claro que ser padre implica tragarse muchísima basura infantil indigesta. Por fortuna fuimos padres en esta década y no a fines de los 80, por ejemplo. Creo que no existe mejor momento para el cine infantil que hoy. Tenemos a Ghibli, Pixar, Dreamworks, Sony pictures animation! Y también a algunas animaciones eventuales de otros sitios, (¿ya viste Coraline, Fantastic Mr Fox, The secret of Kells y Azur et Asmar?)
Lo peor que se puede hacer con los niños es tratarlos como imbéciles. Tengo claro que pueden disfrutar con las películas light y políticamente correctas, pero también me queda claro que las olvidan muy rápidamente.
Que viva Mi vecino Totoro, la mejor película infantil de todos los tiempos!!! (y que viva Uruguay!)
Abrazooo
Nuevamente por aquí, Faraone:
Es cierto como apuntan: Para muchos Toy Story 3 cierra con esta tercera entrega el paso de la niñez a una edad adulta, y por ahí, juvenil aún. Creo que debido a eso saber que están a punto de ser incinerados, muchos se estremecieron de recuerdos, de melancolía, de dolor.
La película tiene un buen, un genial inicio, la imaginación del niño es poderosa, pero presa a disminuir por el desarrollo. Pensé que el final sería en el fuego -hubiese sido genial, pero muy jodido para muchos-, así que cuando vemos que son salvados súbitamente nos alegró demasiado -y es que como dije al principio: muchos han crecido con estos juguetes-. El final, el deshacernos de algo que es nuestro, que forma parte de nuestra personalidad también demuestra una actitud madura de Andy.
Creo que Toy Story, al menos esta tercera parte, se mantiene más fiel a los procesos de desarrollo.
Saludos.
Y bueno, genial que haya aparecido un TOTORO.. :) (un cameo sorprendente para los que han visto tal poderío de animación).
PD: ¿Cómo se titula la película animada que figura en la parte derecha de tu blog, en la lista de "en espera"?
Jesus, es la última obra de Ghibli, a estrenarse en Japón en breve. Se llama The borrowers, y está guionizada por Miyazaki. No se puede dejar pasar!
No me imagino una película de Pixar terminando como una tragedia griega. Y no creo que lo vayan a hacer nunca, sería prácticamente una maldad matar personajes tan queridos.
Un gran abrazo!
Bueno, la he visto este fin de semana, y qué puedo decir... Magnífica, como todo lo que hace Pixar. Debo decir que esperaba aún más, y es que llevamos unos años de auténticas obras maestras, desde mi punto de vista (Ratatouille, Wall-E, Up...), y creo que esta Toy Story 3 no llega a ese nivel, pero eso no significa que no quede por encima de la mayor parte de la producción cinematográfica del año (y no hablo sólo de animación).
Como Jesús, llegué a creer que el final sería el fuego... y realmente hubiera sido genial, aunque excesivamente duro. Aún así, el verdadero final también es bastante emotivo (también vi alguna lagrimilla entre las butacas, como comenta Diego). Pero, sobre todo, lo que me pareció fue una película tremendamente divertida. Un estupendo final para una insuperable trilogía de animación.
Y Josep... como dice Diego, es casi para envidiarte que aún puedas disfrutrar de esta trilogía desde el desconocimiento. Como Oldboy, yo también empecé a redescubrir la animación ya de adulto gracias a mi hija, y es algo que le agradezco enormemente, principalmente por haberme permitido disfrutar de las producciones de Pixar. Mi mujer y yo solemos turnarnos para acompañarles al cine, pero me reservo todas las de Pixar, creo que las disfruto yo aún más que ella. Estos tíos son unos genios.
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