El imponente documental Amateur llevó a conocer por estas latitudes la obra de un documentalista sobresaliente. Junto a Enrique Piñeyro –que por su parte, hace un cine totalmente distinto- seguramente el exponente más importante del documental argentino actual. En entrevista vía mail, habla un poco de su trabajo, su estilo y lo que pretende transmitir.
Frenkel nació en Buenos Aires en 1967, y comenzó su carrera como cineasta dirigiendo animaciones, entre las que se destaca Plata segura (2001). Pero fue en 2004 que realmente se dio a conocer, causando furor en ciertos círculos con su increíble documental Buscando a Reynols. En él se centraba en la banda de rock experimental Reynols, cuyo líder cantante y baterista tiene síndrome de down. En ese entonces ya Frenkel despuntaba con un estilo muy particular, registraba situaciones sorprendentes, y construía, con buen humor y espíritu lúdico, un abordaje que movía a la reflexión y a dudar todo el tiempo de nuestras seguridades en torno al tema central. Luego de su primer largometraje de ficción Vida en Marte (2005) logró con Construcción de una ciudad (2007) un impactante acercamiento al trauma y la transformación de la vida en la ciudad de Federación, luego de décadas de que la dictadura de Vidella mandara evacuar e inundar la ciudad para construir la represa de Salto Grande. Finalmente Amateur (2011) es un homenaje al Super 8, y a un odontólogo-coleccionista estrambótico y al mismo tiempo adorable
—¿Cuáles son las mayores complicaciones de ser un documentalista en la Argentina?
—Las mayores complicaciones pasan por la exhibición y distribución, creo que en Argentina y en cualquier lado. Es poca la porción de público que toma como una opción ir al cine a ver un documental.
—¿Es un oficio redituable?
—Es relativamente redituable; si uno consigue apoyos o subsidios se pueden recuperar los costos y pagar sueldos, pero no es “un negocio”.
— ¿Y tus películas han caminado bien?—Mis películas, por suerte, han tenido una más que aceptable recepción por parte de la crítica, han circulado por distintos festivales y muestras, se han dado en tevé, pero como te decía antes, el llamado estreno comercial siempre es un poco subterráneo.
—Encuentro que tus documentales son, por momentos, especialmente graciosos, por otros graves y emotivos, por otros asombrosos debido a la excentricidad de los personajes exhibidos, ¿son efectos que vos buscás o que se dan de una forma más casual?
—Los efectos o climas son buscados desde la puesta en escena, pero siempre parten de las características de los personajes o temas que están siendo expuestos, que se combinan con las sensaciones o pensamientos que me producen y que trato de transmitir.
— ¿Qué es lo que te lleva a elegir el tema de un documental?
—Primero que me llame la atención, luego que me deje haciéndome preguntas acerca de ese tema, y también que alguna de esas preguntas tenga algún eco en mi persona. Luego vienen preguntas de otro tipo... quizás más técnico. ¿Es un tema demasiado conocido o explorado? ¿Tiene algún poder visual?
Y la realización del documental es una forma de ir en busca de algún tipo de respuesta, o simplemente de explorar y disfrutar de la duda.
—Y las preguntas que originalmente te hiciste, ¿lográs contestarlas después de tu investigación, de tu búsqueda?
—No necesariamente. A riesgo de sonar pretencioso te diría que “la respuesta es la película”.
—Llama la atención, quizá desoriente un poco, la música alegre –“burlona” dijo alguien- que utilizaste en Construcción de una ciudad. ¿Por qué la elección de este tipo de música?
—La música trata de acompañar por un lado la idea del progreso, con una especie de banda de pueblo que toca una marcha enérgica, y por otro algo parecido a “Don’t worry be happy”, y pinta un poco el intento de olvidar; algo que se percibe en el ambiente. No creo que sea burlona, sí que por momentos acentúa alguna arista absurda, o propone una mirada irónica.
—Al principio de Amateur asombra particularmente la recopilación de material casero en Super 8 que usás, que demuestra una ardua labor de rejunte y selección. ¿Cómo conseguiste ese material, y con cuánto contabas al momento de empezar con el montaje?
—Conseguir el material fue relativamente fácil; entre los familiares, amigos y equipo de filmación conseguí bastante, y después compré en ferias callejeras y por internet, para salir del círculo íntimo y llegar a materiales más diversos.
Miré mucho, quizás más de 100 horas, digitalicé unas 30 o 40 para llegar a esos 13 minutos que dura el prólogo, que fue de hecho casi como una película aparte; lo fui montando mientras pensaba el proyecto y escribía el texto, y estaba muy avanzado ya antes de ir a filmar al personaje principal.
—He leído artículos sobre tus películas en las que los críticos creen que tenés una mirada condescendiente hacia tus personajes. ¿Qué pensás de eso?
—Yo también los he leído, y me parece un síntoma bastante interesante que de la misma película se pueda opinar que es burlona y que es condescendiente. De hecho, ¡Algunos usan los dos adjetivos en el mismo artículo! Creo que habla bien de las películas; provocan sensaciones que son completadas por el espectador, no tienen una bajada de línea tajante ni intentan convencer a nadie de ningún “veredicto”. Algunos rescatan la veta más humorística, otros la más emotiva, y a otros les parecen exageradas algunas de estas búsquedas.
— ¿Tenés algún referente específico para tu cine? ¿Y algún precedente del “documental humorístico” que te interese resaltar?
—No tengo referentes directos, concretos, o concientes, pero obviamente uno refleja cosas de todo lo que vio, y fundamentalmente de lo que le gustó. En cuanto al documental humorístico, recuerdo que en la escuela primaria nos proyectaron un par de veces un documental que creo que se llamaba “Los excéntricos y sus máquinas voladoras”, sobre pioneros de la aviación, y el efecto humorístico estaba muy logrado; las imágenes de archivo parecían salidas de una película de Buster Keaton. Pero eso lo vi a los 10 años. Después nada.
— ¿Hay alguna sugerencia que te gustaría hacerle a jóvenes documentalistas inexperientes?
—Que se involucren de verdad en lo que el tema elegido les produce, y que traten de hacerle justicia tanto a ese tema como a las sensaciones que éste les hace experimentar.
Publicado en Brecha el 4/11/2011
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