Por tratarse de un trabajo artesanal mediante el cual se debe generar, cuadro por cuadro y en detalle la ilusión de movimiento allí donde originalmente no lo hay, la animación requiere mucho tiempo y por consiguiente es una labor esencialmente ardua y costosa. Y es que hasta a las grandes industrias de animación les lleva mucho tiempo elaborar una película. Pixar, por ejemplo, para Ratatouille empleó a casi 700 personas, y el filme llevó cuatro años de producción y un presupuesto de 150 millones de dólares. En Inglaterra, en cambio, los largometrajes no son tan caros, La batalla de los vegetales costó sólo 30 millones, pero en cambió su trabajosa labor de stop motion llevó a que se insumieran cinco largos años en su producción, y todo esto para una película que se consume en menos de 90 minutos.
Pero si de trabajo hay que hablar qué podría decirse del animador ruso Aleksandr Petrov, que para hacer Moya lyubov -un corto que apenas dura 27 minutos- pasó tres años y medio diseñando una por una y con un detallismo de lunático, decenas de miles de pinturas sobre cristal. Y es que mucha gente deja la vida en estos emprendimientos.
Por supuesto, no todas las producciones animadas insumen tanto tiempo, ni son tan caras. Francia, un país cuya producción en el terreno se encuentra en visible ebullición, ha creado largometrajes relativamente baratos en comparación con los del resto del mundo: Azur et Asmar costó poco más de 10 millones de dólares, Las trillizas de Belleville, 8 millones, Persépolis 7,3 millones. Estas cifras no son muy elevadas para el presupuesto promedio de las producciones fílmicas del país, cercano a los 6 millones. En cambio siguen siendo cifras poco accesibles para países de importante producción fílmica y generosa financiación estatal como pueden ser Suiza, España o Corea del sur, cuyos presupuestos promedio rondan los 3 millones.
Los elevados costos dan cuenta de una realidad. Las grandes producciones animadas están siempre orientadas a un consumo familiar -o directamente infantil; en cuestiones de taquilla es casi lo mismo, ya que los niños pequeños van al cine acompañados de algún mayor- y de allí que estas películas multimillonarias no escapen demasiado a los parámetros del género de aventuras, que se valgan de estructuras narrativas clásicas, que alternen situaciones cómicas con secuencias de acción, y que los contenidos sean tolerables para menores. Los productores no podrían permitir que estos lineamientos se rompieran.
Es en los largometrajes de mediano presupuesto (entre los 10 y 20 millones), que pueden encontrarse contenidos exclusivamente adultos, como los de las películas de animación de Richard Linklater, o los de unos cuantos anime japoneses. Pero aún en este escaño presupuestal, la tendencia es que los contenidos sean aptos para todas las edades. Persépolis es una película que perfectamente podría verse en familia, al igual que el cine de los directores Silvain Chomet, Michel Ocelot o Hayao Miyazaki.
De lo cual se desprende que muchas de las animaciones más arriesgadas, personales y libérrimas puedan verse especialmente plasmadas en cortometrajes. Cuanto más corta la extensión menores los costos y, por consiguiente, menor la posibilidad de pérdida. La difusión es mucho más limitada, pero hoy en día internet, los canales especializados y los festivales de cine han logrado darle un lugar a este tipo de realizaciones, que además son el vehículo inicial para que los autores emergentes se vuelvan visibles en el mundo de la animación. Por ejemplo Mark Osborne, co-director de Kung-fu Panda, se dio a conocer mediante inteligentes y originalísimos cortos animados.
El principal mérito que tiene la animación como medio expresivo es que con ella pueden crearse realidades alternativas ilimitadas, personajes y objetos de dimensiones imposibles y liberados a leyes físicas, dinámicas y naturales acordes al antojo del autor. La animación es de los mejores amplificadores de sueños, y uno de los ámbitos en que mejor suele expresarse el inconsciente. De allí que sea el terreno por excelencia del cine experimental, y que los más grandes exponentes de esta disciplina (Brackage, Mc Laren) hayan logrado obras cumbre en animación.
Si bien existen múltiples propuestas más que relevantes en diversos países del mundo, los principales estallidos creativos se dan actualmente en Estados Unidos, Japón y Francia. Aunque también valiosos, los que tienen lugar en Corea del Sur, Inglaterra, Hong Kong, Rusia, Polonia y Alemania debieron dejarse al margen por cuestiones de espacio*.
Animación estadounidense. Si se habla de animación mainstream estadounidense básicamente se está haciendo referencia a dos industrias inmensas: Pixar (Buscando a Nemo, Los increíbles) y Dreamworks (Shrek, Kung fu panda). Ambas suelen producir 3 o 4 proyectos en un mismo momento, y es así que cada una genera uno o dos largometrajes anuales. La calidad de los productos suele ser variable, pero el promedio es envidiable. Si Pixar apunta a guiones sólidos, personajes creíbles y entrañables y a un clasicismo formal, Dreamworks parece apostar más por el humor, la referencia pop, y el diálogo directo con las generaciones jóvenes. Hasta hace un par de años Pixar llevaba una evidente delantera, pero Dreamworks ha levantado considerablemente su nivel durante 2008, construyéndose una reputación de digno competidor.
A un nivel de cine independiente, Richard Linklater (Despertando a la vida, A scanner darkly) y el ya veterano realizador Bill Plympton (I married a strange person!, Hair High) son brillantes ejemplos de un estilo de animación personal, excéntrica y orientada a un público adulto, y la prueba de que Estados Unidos da mucho más de lo que nos llega por los usuales canales distributivos.
Japón y Francia. Pese a que actualmente en Japón se transmiten setenta programas televisivos semanales de anime, los largometrajes son más bien escasos, apenas se produce anualmente una decena al año. Los cineastas activos que sobresalen son Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro, El increíble castillo vagabundo), Masaaki Yuasa (Mind game), Satoshi Kon (Perfect blue, Paprika) y Mamoru Oshii (Ghost in the shell, The sky crawlers).
Los principales especialistas y analistas del fenómeno de la animación mundial llegan a un curioso consenso: todos concuerdan en que ningún animador en la actualidad supera al maestro Hayao Miyazaki. Y no es para menos, activo desde hace más de treinta años, el hombre presenta una obra sin fisuras en la que la principal constante es la excelencia: desbordes imaginativos, personajes ambiguos y entrañables, una coherencia interna a prueba de balas, mundos en donde se conjuga maravillosamente lo fantástico con lo real. El culto a este señor surge de forma natural cuando uno se acerca a sus universos, y no en vano muchos lo consideramos uno de los más grandes directores de la actualidad.
Por su parte, la animación francesa ha deparado innumerables sorpresas, tanto a nivel de cortos como en largometrajes. Sólo con considerar la obra de directores tan disímiles como Silvain Chomet, Michel Ocelot o Marjane Satrapi, puede comprenderse la gama temática que abarca la animación realizada en el país galo y la diversidad de estilos que conviven. Es cierto que Persépolis -la mejor obra que de allí ha surgido- fue el emprendimiento de una iraní, pero Francia proveyó el equipo técnico y el andamiaje de producción y distribución necesario para que pudiese existir. Persépolis es una película que abre caminos en el mundo de la animación ya que, entre otras cosas, demuestra que una biografía, una radiografía histórica y una poderosa denuncia social pueden convivir en una obra atractiva, entretenida y exitosa a nivel mundial. No es de extrañarse que hoy surjan en el mundo más películas de animación en un registro similar, como el largometraje italiano Dear Anne: the gift of hope, una realización hiperrealista en 3D que recrea el cautiverio nazi al que se vio sometida Anne Frank durante la Segunda Guerra mundial.
Largometrajes imprescindibles (a partir del 2000)
-Pollitos en fuga (Peter Lord, Nick Park, 2000)
-El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001)
-Millenium actress (Satoshi Kon, 2001)
-Despertando a la vida (Richard Linklater, 2001)
-The cat returns (Hiroyuki Morita, 2002)
-Buscando a Nemo (Andrew Stanton, 2003)
-The animatrix (Peter Chung, Andy Jones, Yoshiaki Kawajiri, Takeshi Koike, Mahiro Maeda, Kôji Morimoto, Shinichirô Watanabe, 2003)
-Las trillizas de Belleville (Sylvain Chomet, 2003)
-Mind game (Masaaki Yuasa, 2004)
-Shrek 2 (Andrew Adamson, Kelly Asbury, Conrad Vernon, 2004)
-Hair high (Bill Plympton, 2004)
-Los increíbles (Brad Bird, 2004)
-El increíble castillo vagabundo (Hayao Miyazaki, 2004)
-El cadáver de la novia (Tim Burton, 2005)
-Azur et Asmar (Michel Ocelot, 2006)
-A scanner darkly (Richard Linklater, 2006)
-Tekkonkinkreet (Michael Arias, 2006)
-Paprika (Satoshi Kon, 2006)
-Persépolis (Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud, 2007)
-Kung fu panda (Mark Osborne, John Stevenson, 2008)
-Wall-E (Andrew Stanton, 2008)
Cortometrajes imprescindibles (a partir del 2000)
-Father and daughter (Michael Dudok de Wit, 2000)
-Cat soup (Tatsuo Sato, 2001)
-Das rad (Chris Stenner, Arvid Uibel, Heidi Wittlinger, 2003)
-Morir de amor (Gil Alkabetz, 2004)
-Ryan (Chris Landreth, 2004)
-Rabbit (Run Wrake, 2005)
-Maestro (Géza M. Tóth, 2005)
-Presto (Doug Sweetland, 2008)
* También se omiten, por la misma razón, la animación experimental, los video clips animados, las series de TV, así como las películas de marionetas (que es discutible si son o no de animación), el espectro abarcado en este artículo es animación –del año 2000 en adelante- a nivel cinematográfico.
Pero si de trabajo hay que hablar qué podría decirse del animador ruso Aleksandr Petrov, que para hacer Moya lyubov -un corto que apenas dura 27 minutos- pasó tres años y medio diseñando una por una y con un detallismo de lunático, decenas de miles de pinturas sobre cristal. Y es que mucha gente deja la vida en estos emprendimientos.
Por supuesto, no todas las producciones animadas insumen tanto tiempo, ni son tan caras. Francia, un país cuya producción en el terreno se encuentra en visible ebullición, ha creado largometrajes relativamente baratos en comparación con los del resto del mundo: Azur et Asmar costó poco más de 10 millones de dólares, Las trillizas de Belleville, 8 millones, Persépolis 7,3 millones. Estas cifras no son muy elevadas para el presupuesto promedio de las producciones fílmicas del país, cercano a los 6 millones. En cambio siguen siendo cifras poco accesibles para países de importante producción fílmica y generosa financiación estatal como pueden ser Suiza, España o Corea del sur, cuyos presupuestos promedio rondan los 3 millones.
Los elevados costos dan cuenta de una realidad. Las grandes producciones animadas están siempre orientadas a un consumo familiar -o directamente infantil; en cuestiones de taquilla es casi lo mismo, ya que los niños pequeños van al cine acompañados de algún mayor- y de allí que estas películas multimillonarias no escapen demasiado a los parámetros del género de aventuras, que se valgan de estructuras narrativas clásicas, que alternen situaciones cómicas con secuencias de acción, y que los contenidos sean tolerables para menores. Los productores no podrían permitir que estos lineamientos se rompieran.
Es en los largometrajes de mediano presupuesto (entre los 10 y 20 millones), que pueden encontrarse contenidos exclusivamente adultos, como los de las películas de animación de Richard Linklater, o los de unos cuantos anime japoneses. Pero aún en este escaño presupuestal, la tendencia es que los contenidos sean aptos para todas las edades. Persépolis es una película que perfectamente podría verse en familia, al igual que el cine de los directores Silvain Chomet, Michel Ocelot o Hayao Miyazaki.
De lo cual se desprende que muchas de las animaciones más arriesgadas, personales y libérrimas puedan verse especialmente plasmadas en cortometrajes. Cuanto más corta la extensión menores los costos y, por consiguiente, menor la posibilidad de pérdida. La difusión es mucho más limitada, pero hoy en día internet, los canales especializados y los festivales de cine han logrado darle un lugar a este tipo de realizaciones, que además son el vehículo inicial para que los autores emergentes se vuelvan visibles en el mundo de la animación. Por ejemplo Mark Osborne, co-director de Kung-fu Panda, se dio a conocer mediante inteligentes y originalísimos cortos animados.
El principal mérito que tiene la animación como medio expresivo es que con ella pueden crearse realidades alternativas ilimitadas, personajes y objetos de dimensiones imposibles y liberados a leyes físicas, dinámicas y naturales acordes al antojo del autor. La animación es de los mejores amplificadores de sueños, y uno de los ámbitos en que mejor suele expresarse el inconsciente. De allí que sea el terreno por excelencia del cine experimental, y que los más grandes exponentes de esta disciplina (Brackage, Mc Laren) hayan logrado obras cumbre en animación.
Si bien existen múltiples propuestas más que relevantes en diversos países del mundo, los principales estallidos creativos se dan actualmente en Estados Unidos, Japón y Francia. Aunque también valiosos, los que tienen lugar en Corea del Sur, Inglaterra, Hong Kong, Rusia, Polonia y Alemania debieron dejarse al margen por cuestiones de espacio*.
Animación estadounidense. Si se habla de animación mainstream estadounidense básicamente se está haciendo referencia a dos industrias inmensas: Pixar (Buscando a Nemo, Los increíbles) y Dreamworks (Shrek, Kung fu panda). Ambas suelen producir 3 o 4 proyectos en un mismo momento, y es así que cada una genera uno o dos largometrajes anuales. La calidad de los productos suele ser variable, pero el promedio es envidiable. Si Pixar apunta a guiones sólidos, personajes creíbles y entrañables y a un clasicismo formal, Dreamworks parece apostar más por el humor, la referencia pop, y el diálogo directo con las generaciones jóvenes. Hasta hace un par de años Pixar llevaba una evidente delantera, pero Dreamworks ha levantado considerablemente su nivel durante 2008, construyéndose una reputación de digno competidor.
A un nivel de cine independiente, Richard Linklater (Despertando a la vida, A scanner darkly) y el ya veterano realizador Bill Plympton (I married a strange person!, Hair High) son brillantes ejemplos de un estilo de animación personal, excéntrica y orientada a un público adulto, y la prueba de que Estados Unidos da mucho más de lo que nos llega por los usuales canales distributivos.
Japón y Francia. Pese a que actualmente en Japón se transmiten setenta programas televisivos semanales de anime, los largometrajes son más bien escasos, apenas se produce anualmente una decena al año. Los cineastas activos que sobresalen son Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro, El increíble castillo vagabundo), Masaaki Yuasa (Mind game), Satoshi Kon (Perfect blue, Paprika) y Mamoru Oshii (Ghost in the shell, The sky crawlers).
Los principales especialistas y analistas del fenómeno de la animación mundial llegan a un curioso consenso: todos concuerdan en que ningún animador en la actualidad supera al maestro Hayao Miyazaki. Y no es para menos, activo desde hace más de treinta años, el hombre presenta una obra sin fisuras en la que la principal constante es la excelencia: desbordes imaginativos, personajes ambiguos y entrañables, una coherencia interna a prueba de balas, mundos en donde se conjuga maravillosamente lo fantástico con lo real. El culto a este señor surge de forma natural cuando uno se acerca a sus universos, y no en vano muchos lo consideramos uno de los más grandes directores de la actualidad.
Por su parte, la animación francesa ha deparado innumerables sorpresas, tanto a nivel de cortos como en largometrajes. Sólo con considerar la obra de directores tan disímiles como Silvain Chomet, Michel Ocelot o Marjane Satrapi, puede comprenderse la gama temática que abarca la animación realizada en el país galo y la diversidad de estilos que conviven. Es cierto que Persépolis -la mejor obra que de allí ha surgido- fue el emprendimiento de una iraní, pero Francia proveyó el equipo técnico y el andamiaje de producción y distribución necesario para que pudiese existir. Persépolis es una película que abre caminos en el mundo de la animación ya que, entre otras cosas, demuestra que una biografía, una radiografía histórica y una poderosa denuncia social pueden convivir en una obra atractiva, entretenida y exitosa a nivel mundial. No es de extrañarse que hoy surjan en el mundo más películas de animación en un registro similar, como el largometraje italiano Dear Anne: the gift of hope, una realización hiperrealista en 3D que recrea el cautiverio nazi al que se vio sometida Anne Frank durante la Segunda Guerra mundial.
Largometrajes imprescindibles (a partir del 2000)
-Pollitos en fuga (Peter Lord, Nick Park, 2000)
-El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001)
-Millenium actress (Satoshi Kon, 2001)
-Despertando a la vida (Richard Linklater, 2001)
-The cat returns (Hiroyuki Morita, 2002)
-Buscando a Nemo (Andrew Stanton, 2003)
-The animatrix (Peter Chung, Andy Jones, Yoshiaki Kawajiri, Takeshi Koike, Mahiro Maeda, Kôji Morimoto, Shinichirô Watanabe, 2003)
-Las trillizas de Belleville (Sylvain Chomet, 2003)
-Mind game (Masaaki Yuasa, 2004)
-Shrek 2 (Andrew Adamson, Kelly Asbury, Conrad Vernon, 2004)
-Hair high (Bill Plympton, 2004)
-Los increíbles (Brad Bird, 2004)
-El increíble castillo vagabundo (Hayao Miyazaki, 2004)
-El cadáver de la novia (Tim Burton, 2005)
-Azur et Asmar (Michel Ocelot, 2006)
-A scanner darkly (Richard Linklater, 2006)
-Tekkonkinkreet (Michael Arias, 2006)
-Paprika (Satoshi Kon, 2006)
-Persépolis (Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud, 2007)
-Kung fu panda (Mark Osborne, John Stevenson, 2008)
-Wall-E (Andrew Stanton, 2008)
Cortometrajes imprescindibles (a partir del 2000)
-Father and daughter (Michael Dudok de Wit, 2000)
-Cat soup (Tatsuo Sato, 2001)
-Das rad (Chris Stenner, Arvid Uibel, Heidi Wittlinger, 2003)
-Morir de amor (Gil Alkabetz, 2004)
-Ryan (Chris Landreth, 2004)
-Rabbit (Run Wrake, 2005)
-Maestro (Géza M. Tóth, 2005)
-Presto (Doug Sweetland, 2008)
* También se omiten, por la misma razón, la animación experimental, los video clips animados, las series de TV, así como las películas de marionetas (que es discutible si son o no de animación), el espectro abarcado en este artículo es animación –del año 2000 en adelante- a nivel cinematográfico.
Publicado en Brecha 21/11/2008
11 comentarios:
Buen resumen Faraway, confieso que hay mucha cosa que tengo para ver.
En lo fundamental además de demostrar mi incondicional y desvergonzada admiración al trabajo de Miyazaki quería puntualizar un par de cosas.
Por las razones que expones Miyazaki se puede considerar uno de los grandes directores de cine - y subrayo cine y no animación) - actuales.
Además creo que ha terminado de darle al la animación un grado de validez intelectual que antes, por lo menos para el púbico occidental no tenia. (sobre todo despues de recibir el premio de Cannes)
Entendamonos, en occidente dibujos animados es igual a cine infantil, aunque grancias a mucha gente esto ha ido cambiando ultimamente.
Supongo que en la medida que esto vaya cambiando veremos propuestas mas arriesgadas.
No hay que olvidar que además de los cortos, que hay un mercado que produce animación - de presupuesto mas limitado obviamente - en los canales de "animación infantil".
Éstos se han dado cuenta de que mucho publico adulto se dedicaba a mirar los canales de dibujos y ahora se está creando contenido específico para adultos en horarios nocturnos.
...
Faltó Ponyo... blasfemo...;).
Je, Oldboy, de acuerdo en todo, como bien sabés.
Ponyo no la puse porque no la vi, sigo esperando el dvdrip. Quizá debería haberla puesto igual, pero no me parece muy profesional jugarse por una película sin haberla evaluado antes.
También quedó fuera "Princess" de la que me hablaron muy bien pero no me dio el tiempo de verla, y The sky crawlers del Mamoru, de la que se vienen hablando maravillas (aunque otros dicen que es un embole, bueno).
Te mando un abrazo.
Caray, Faraway! Este post es casi enciclopédico!
Y tezuka? A mí me parece un prodigio, por comercial que sea...
Un saludo!
Si hablamos de Tezuka no estaríamos hablando de animación "actual" o de antes del 2000.
Tezuka es el padre - o el abuelo - de todo el anime Japones, es como el Walt Disney nipón. Obviamente todos los autores actuales beben del legado de Tezuka.
Parte de la validación intelectual que comentaba anteriormente del anime, creo que se debe también a que la generación que ahora tiene las riendas de la cultura - digamos entre 30 y 40 años - ha consumido en su niñez muchas cosas de Tezuka.
Hoy lei en el diario que planean hacer una versión 3D de Astroboy.
Si bien hoy los dibujos podrian parecer naifs, astroboy puede ostentar que fue prohibida en EEUU por su tematica y violencia.
En el momento de su distribucion en EEUU el hecho de que los personajes se murieran se consideró excesivo para el público infantil.
Una curiosidad de Tesuka es que fue el "inventor" de ese estilo tan japones en donde se puede ver un dibujo del personaje en primer plano mientras el fondo se mueve y el personaje entra en una catarsis introspectiva de como 10 segundos.
Parece ser que había vendido parte de la serie astroboy pero no le alcanzaba el dinero para contratar mas dibujantes y hacer la cantidad de dibujos que necesitaba, esta es la razón por la que usó esta técnica que era más económica pues había que dibujar muchisimo menos.
PD: Off-topic, se me ha caido el alma al piso Spieelberg va a realizar una remake de oldboy con Will Smith en el rol de Oh-Daesu.... plop..
Realmente magnifico amigo Faraway, como dijo Babel, una verdadera enciclopedia. Hay muchos que no vi, me tengo que poner las pilas y verlos. Y hay otros que vi y me resultaron notables obras. Un abrazo gigante!
Ariel.
Gran post. Nada que decir sobre la lista de largometrajes, que es la que conozco, excepto quizás "A scanner darkly", que una vez se acostumbra el ojo a la estética del film (destacable) queda una película más bien tostón; a Linklater a veces le puede la verborragia... Poco a poco, la animación, a través del talento (artístico y comercial) de Pixar, de Miyazaki (y Studios Ghibli en general) e iniciativas más o menos arriesgadas y adultas tipo "Persépolis" o "Belleville", está consiguiendo trascender a sus habituales límites, y, como dicen por ahí atrás, se está convirtiendo en cine con mayúsculas. Saludos.
Como me alegra la presencia en el listado de The Cat Returns; una de las películas ghiblianas más infravaloradas (¿quizá por su tono intrascendente y apariencia infantil?)y, sin embargo, altamente recomendable.
Gracias por la mención, camarada.
Bango extendiendo lo que comentas creo que las peliculas de Ghibli dirigidas por Takahata están un poco infravaloradas.
Yo mismo delegué a un oscuro rincón del ordenador algunas de sus películas, fue una sorpresa ver lo buena que era "susurros del corazón" , gracias a uno de estos post de Faraway de "lo mejores momentos musicales..."
Babel, a mí también me parece bestial todo lo que ha inventado Tezuka, hace poquito vi el corto "Jumping", imponente, y Oldboy, gracias por contestarle a los comentaristas, en cualquier momento te contrato, así me puedo desligar un poco de este blog.
Lo de los remakes es cada vez más lamentable, y tan malo como la remake de Oldboy me resulta lo que está haciendo Scorsese con "High and low". Dios santo, a qué hemos llegado.
Ariel, gracias por el cumplido. Espero te sirvan las recs.
Marc, me alegra que el post te haya gustado. Sabía que A scanner darkly no era de tu agrado. Lo cierto es que a mí la verborragia de Linklater nunca llegó a saturarme, aunque es cierto que a veces se pasa un poco. A scanner darkly me sigue pareciendo una peli muy destacable.
Para mi, la revelación más notable que he visto ultimamente a nivel de animación es Mind game de Yuasa, increíble! De lo mejor que he visto este año, de verdad.
JP, qué decirte.... tantas gracias!!! Todo el mérito es tuyo. Me había olvidado de decirte que Tekkonkinkreet también me pareció brutal. Qué buen cine que están haciendo estos 4°C!
Je, Oldboy, me alegro de que estos momentos musicales le sirvan a alguien. Y que haya colgado ese fragmento de Whisper of the heart, es, otra vez, mérito de JP.
Gran abrazo para todos!
Interesante.
Buena seleccion.
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