Los que vamos al cine a ver una película así, sabemos lo que queremos: monstruos tamaño XL, mutantes-zombies al por mayor, féminas empuñando machetes, cuchillos, metralladoras y morteros, y que preferentemente no se despeinen ni se les corra el maquillaje después de saltar por los aires luego de la decimoquinta explosión y de repartir patadas voladoras, plomo y pólvora a todos los presentes. Vamos, que eso es lo primero y, si el asunto viene acompañado de un argumento decente y un buen ritmo, pues mejor.
Esta saga ha sido muy desigual, a veces lamentable. Fueron directamente nocivas las entregas 2 y 4: carentes de gracia alguna. Las impares, en cambio, se dejaban ver bien y aún cumplen su función de hacer pasar un buen rato (a los que tienen asumido qué es lo que van a ver: que esto no es Bergman).
En este caso se cumple nuevamente la regla de los impares porque esta Resident Evil 5: La venganza está dotada de un muy buen ritmo, sobresaltos varios, bichos viscosos y armamento de lo más agradable y variopinto. Las escenas de acción son prolongadas y estrepitosas pero están bien dosificadas y hay ciertos respiros de distensión entre ellas. La trama es rebuscadísima y complicada de resumir, pero puede decirse que la protagonista se encuentra prisionera en lo más recóndito de la última instalación de la multinacional Umbrella, en un futuro postapocalíptico en el que la humanidad fue erradicada por un virus mutágeno. Lo que queda son unos monstruos horribles, una inteligencia artificial que complica en vez de ayudar y algunos escuadrones de elite -siempre musculosos y bien alimentados, siempre con armamento tecnológico de punta- cuyas intenciones no están del todo claras pero que en un principio parecerían querer dar una mano.
El principio es grandioso. Una cámara lenta nos va dando cuentas de una invasión aérea a un portaaviones en medio del océano, de una masacre sobre la cubierta, de su destrucción. Pero todo esto está presentado en reversa: es decir, la escena empieza con una explosión final, y de a poco se ve cómo se van reconstruyendo los objetos, cómo los cuerpos agujereados se levantan y se recuperan, cómo las balas retornan a sus cargadores. Una hipnótica reparación que no deja de ser ilusoria, porque los daños están hechos y se sabe que son irreversibles. Es de agradecer, después, una rápida puesta a punto que ayuda a recordar qué cuernos ocurrió en las sagas anteriores, y que a su vez sirve como introducción para el que vio sólo alguna o ninguna de ellas.
En definitiva, la película funciona. Y clap clap a esas mujeres: Milla Jovovich, Michelle Rodríguez, Sienna Guillory, Bingbing Li... ¿es necesario decir algo más?
Publicado en Roumovie el 17/9/2012