La sugerencia amputada
El cine erótico actual brilla por su ausencia. En su lugar, la pornografía parece haber expandido sus dominios, dejando poco lugar a la sugerencia, a la seducción, a lo oculto o lo que sólo puede ser intuido o visto parcialmente. Pocos sospechan las verdaderas razones del cambio reciente.
Si uno se aproxima al cine norteamericano y europeo de la década del setenta, se dará cuenta de que en general sus películas eran sumamente provocativas y que, pertenecieran al género que fuese, tenían más desnudos y en ellos estaba más presente el erotismo que en el cine actual. Incluso en los años ochenta y hasta comienzos de los noventa existía una sólida producción de películas eróticas, fácilmente ubicables en góndolas específicas de video clubes. Podían verse allí Atracción fatal, Nueve semanas y media, El cuarto hombre, Bajos instintos, Cuerpos ardientes, Showgirls, entre tantas otras. Hoy, parecería que hubiese una involución al respecto. El thriller erótico, o sea, el terreno donde más se asentaba el erotismo dominante, despareció y se denigró casi totalmente –y qué mejor prueba que la casi infantil y a todas luces fallida Bajos instintos 2-.
El máximo responsable de esta ausencia es el consejo de ratings de la MPAA (Motion Pictures Association of America) departamento encargado de calificar las películas de acuerdo a franjas etarias. En los últimos años sus reglas se han endurecido, impidiendo que las temáticas de índole sexual tengan un espacio preponderante en las películas. Si un filme a exhibirse en los Estados Unidos hace repetidas referencias verbales al acto sexual, tiene desnudos integrales o escenas de sexo que no son del agrado del consejo, le es estampada la calificación NC-17. Esto significa que los menores de 17 años tienen prohibida la entrada a las salas que exhiban el filme, pero hay implicancias mayores ya que la película no será recibida por las principales cadenas de alquiler y venta de dvds –Blockbuster, Wal-mart, Hollywood video- los más importantes medios de comunicación no aceptarán publicidad relativa a ellas y los grandes complejos cinematográficos no la exhibirán. A un productor, esa calificación puede costarle millones o decenas de millones de dólares.
El consejo de calificaciones está integrado por padres anónimos y en principio elegidos al azar, pero una investigación reciente demostró que son escogidos a dedo y que guardan estrechos vínculos con el partido republicano y la iglesia, lo que explica el fuerte puritanismo de sus medidas. El resultado: los productores son conscientes de que invertir en películas eróticas es un suicidio comercial, y hacen lo imposible para evitar el género. Como suele suceder en estos casos, de acuerdo a las conveniencias de la industria o a los vínculos de productores o directores con la MPAA, las reglas pueden flexibilizarse un poco. Sí es cierto que en algunas películas de directores de renombre hay tramos de alto voltaje erótico -como la escena del prostíbulo en Promesas del Este o el comienzo de Antes que el diablo sepa que estás muerto- pero son fragmentos breves, y si hubiera varios como esos a lo largo de las películas, éstas no hubieran sido posibles.
Al no existir propuestas eróticas lanzadas desde el centro, la ausencia repercute negativamente en la periferia –es lógico, ya que el cine dominante norteamericano es consumido en todo el mundo y por la amplia mayoría de los cineastas-. Actualmente, hacer cine erótico en cualquier parte del planeta es algo excepcional, y es ir en contra de los estándares establecidos.
Tres grandes excepciones
Choses secrètes de Jean-Claude Brisseau (Francia)
Natalie (Coralie Revel) es stripper, Sandrinne (Sabrina Seyvecou) trabaja en una barra. Ambas son bellísimas, ambiciosas y un tanto osadas, y juntas deciden utilizar su sensualidad como una herramienta para manipular a los hombres. Consiguiendo trabajo simultáneamente en una corporación financiera, se proponen una feroz escalada hasta los más altos cargos empresariales, para así poder ampliar su influencia y su poder. Lo que no esperan es que las emociones les jueguen malas pasadas, ni dar con un hombre aún más perverso e inmoral que las dos juntas.
Una película que seduce por su inteligencia y su elegancia, más una estética descarada y atractiva como las mismas protagonistas. También puede decirse que se trata de una obra un tanto pretenciosa y ampulosa, pero eso no llega a molestar demasiado ya que hay mucho talento y originalidad volcado en estos fotogramas. Muchos desnudos, lesbianismo, tríos y hasta alguna orgía filmados con la distancia justa, que colocan al espectador en un sitio de voyeur circunstancial pero sin exhibir nunca escenas pornográfícas. Junto a una especie de secuela llamada Los angeles exterminadores, Jean-Claude Brisseau demuestra que hoy, en el terreno del más puro erotismo, no hay cineasta que se le compare.
Y tu mamá también de Alfonso Cuarón (México)
Muchos la consideraron una película menor, light, y para pasar el rato. Pero lo cierto es que se trata de una obra profunda, divertida, trágica, preponderantemente erótica, toda una rara avis para el cine mundial reciente. El trío principal -compuesto por Diego Luna, Gael García Bernal y Maribel Verdú- es inolvidable y está dotado de una química sumamente particular. Asimismo, la voz en off que, como una sentencia, da cuenta de historias pasadas o futuras, circunstancias paralelas o el devenir de personajes que aparecen circunstancialmente en el cuadro, es un recurso absolutamente atípico y está brillantemente utilizado para agilizar la narración, descubriendo complejidades, abriendo ventanas a realidades sociales alternativas.
Como en las mejores road movies, el viaje es crecimiento individual y espiritual, y en este caso se trata de un aprendizaje intenso como pocos, que cambiará la vida de los personajes a varios niveles. La película explora un férreo vínculo de amistad y su desintegración, la desbordante sexualidad de un par de adolescentes y la forma en que ésta abre paso a los celos y permite aflorar facetas y relieves psicológicos ocultos. El dato de que cada uno de los amigos tuvo sexo con la novia del otro da cuentas de la atracción que ellos sienten mutuamente, y cómo ésta es indirectamente sublimada.
Ploy de Pen-ek Ratanaruang (Tailandia)
Una obra ingrávida, atmosférica, provista de la textura de las que están hechos los sueños. En una habitación de hotel, una pareja se encuentra visiblemente aturdida por el desfasaje horario, como consecuencia de un largo vuelo. Hay cierta distancia entre ellos, y los dos son tentados y seducidos por visitantes inesperados. Mientras tanto, en una habitación contigua, en tomas distendidas que se intercalan en medio de la narración, tienen sexo un barman y una mujer de la limpieza. Son escenas eróticas lentas y sostenidas, donde ambos cuerpos se entrelazan en cadenciosos movimientos, y parecen tener todo el tiempo del mundo para su desempeño. La situación parece ser real, pero también podría verse como un sueño o el deseo inconsciente de alguno de los protagonistas.
El director tailandés Pen-ek Ratanaruang se dedicó durante un tiempo a filmar avisos publicitarios, lo que explica la pulcritud y la puntillosa estilización con la que fueron logradas estas escenas. Se agradecen los distendidos tiempos para tan bellos planos, que a su vez los distancian de la dinámica publicitaria, y recuerdan lo mal acostumbrados que estamos al cine mainstream y su sexo brusco, rápido y fragmentado, y que muestra a los protagonistas como si estuvieran haciendo un trámite del que es mejor deshacerse cuanto antes.
El cine erótico actual brilla por su ausencia. En su lugar, la pornografía parece haber expandido sus dominios, dejando poco lugar a la sugerencia, a la seducción, a lo oculto o lo que sólo puede ser intuido o visto parcialmente. Pocos sospechan las verdaderas razones del cambio reciente.
Si uno se aproxima al cine norteamericano y europeo de la década del setenta, se dará cuenta de que en general sus películas eran sumamente provocativas y que, pertenecieran al género que fuese, tenían más desnudos y en ellos estaba más presente el erotismo que en el cine actual. Incluso en los años ochenta y hasta comienzos de los noventa existía una sólida producción de películas eróticas, fácilmente ubicables en góndolas específicas de video clubes. Podían verse allí Atracción fatal, Nueve semanas y media, El cuarto hombre, Bajos instintos, Cuerpos ardientes, Showgirls, entre tantas otras. Hoy, parecería que hubiese una involución al respecto. El thriller erótico, o sea, el terreno donde más se asentaba el erotismo dominante, despareció y se denigró casi totalmente –y qué mejor prueba que la casi infantil y a todas luces fallida Bajos instintos 2-.
El máximo responsable de esta ausencia es el consejo de ratings de la MPAA (Motion Pictures Association of America) departamento encargado de calificar las películas de acuerdo a franjas etarias. En los últimos años sus reglas se han endurecido, impidiendo que las temáticas de índole sexual tengan un espacio preponderante en las películas. Si un filme a exhibirse en los Estados Unidos hace repetidas referencias verbales al acto sexual, tiene desnudos integrales o escenas de sexo que no son del agrado del consejo, le es estampada la calificación NC-17. Esto significa que los menores de 17 años tienen prohibida la entrada a las salas que exhiban el filme, pero hay implicancias mayores ya que la película no será recibida por las principales cadenas de alquiler y venta de dvds –Blockbuster, Wal-mart, Hollywood video- los más importantes medios de comunicación no aceptarán publicidad relativa a ellas y los grandes complejos cinematográficos no la exhibirán. A un productor, esa calificación puede costarle millones o decenas de millones de dólares.
El consejo de calificaciones está integrado por padres anónimos y en principio elegidos al azar, pero una investigación reciente demostró que son escogidos a dedo y que guardan estrechos vínculos con el partido republicano y la iglesia, lo que explica el fuerte puritanismo de sus medidas. El resultado: los productores son conscientes de que invertir en películas eróticas es un suicidio comercial, y hacen lo imposible para evitar el género. Como suele suceder en estos casos, de acuerdo a las conveniencias de la industria o a los vínculos de productores o directores con la MPAA, las reglas pueden flexibilizarse un poco. Sí es cierto que en algunas películas de directores de renombre hay tramos de alto voltaje erótico -como la escena del prostíbulo en Promesas del Este o el comienzo de Antes que el diablo sepa que estás muerto- pero son fragmentos breves, y si hubiera varios como esos a lo largo de las películas, éstas no hubieran sido posibles.
Al no existir propuestas eróticas lanzadas desde el centro, la ausencia repercute negativamente en la periferia –es lógico, ya que el cine dominante norteamericano es consumido en todo el mundo y por la amplia mayoría de los cineastas-. Actualmente, hacer cine erótico en cualquier parte del planeta es algo excepcional, y es ir en contra de los estándares establecidos.
Tres grandes excepciones
Choses secrètes de Jean-Claude Brisseau (Francia)
Natalie (Coralie Revel) es stripper, Sandrinne (Sabrina Seyvecou) trabaja en una barra. Ambas son bellísimas, ambiciosas y un tanto osadas, y juntas deciden utilizar su sensualidad como una herramienta para manipular a los hombres. Consiguiendo trabajo simultáneamente en una corporación financiera, se proponen una feroz escalada hasta los más altos cargos empresariales, para así poder ampliar su influencia y su poder. Lo que no esperan es que las emociones les jueguen malas pasadas, ni dar con un hombre aún más perverso e inmoral que las dos juntas.
Una película que seduce por su inteligencia y su elegancia, más una estética descarada y atractiva como las mismas protagonistas. También puede decirse que se trata de una obra un tanto pretenciosa y ampulosa, pero eso no llega a molestar demasiado ya que hay mucho talento y originalidad volcado en estos fotogramas. Muchos desnudos, lesbianismo, tríos y hasta alguna orgía filmados con la distancia justa, que colocan al espectador en un sitio de voyeur circunstancial pero sin exhibir nunca escenas pornográfícas. Junto a una especie de secuela llamada Los angeles exterminadores, Jean-Claude Brisseau demuestra que hoy, en el terreno del más puro erotismo, no hay cineasta que se le compare.
Y tu mamá también de Alfonso Cuarón (México)
Muchos la consideraron una película menor, light, y para pasar el rato. Pero lo cierto es que se trata de una obra profunda, divertida, trágica, preponderantemente erótica, toda una rara avis para el cine mundial reciente. El trío principal -compuesto por Diego Luna, Gael García Bernal y Maribel Verdú- es inolvidable y está dotado de una química sumamente particular. Asimismo, la voz en off que, como una sentencia, da cuenta de historias pasadas o futuras, circunstancias paralelas o el devenir de personajes que aparecen circunstancialmente en el cuadro, es un recurso absolutamente atípico y está brillantemente utilizado para agilizar la narración, descubriendo complejidades, abriendo ventanas a realidades sociales alternativas.
Como en las mejores road movies, el viaje es crecimiento individual y espiritual, y en este caso se trata de un aprendizaje intenso como pocos, que cambiará la vida de los personajes a varios niveles. La película explora un férreo vínculo de amistad y su desintegración, la desbordante sexualidad de un par de adolescentes y la forma en que ésta abre paso a los celos y permite aflorar facetas y relieves psicológicos ocultos. El dato de que cada uno de los amigos tuvo sexo con la novia del otro da cuentas de la atracción que ellos sienten mutuamente, y cómo ésta es indirectamente sublimada.
Ploy de Pen-ek Ratanaruang (Tailandia)
Una obra ingrávida, atmosférica, provista de la textura de las que están hechos los sueños. En una habitación de hotel, una pareja se encuentra visiblemente aturdida por el desfasaje horario, como consecuencia de un largo vuelo. Hay cierta distancia entre ellos, y los dos son tentados y seducidos por visitantes inesperados. Mientras tanto, en una habitación contigua, en tomas distendidas que se intercalan en medio de la narración, tienen sexo un barman y una mujer de la limpieza. Son escenas eróticas lentas y sostenidas, donde ambos cuerpos se entrelazan en cadenciosos movimientos, y parecen tener todo el tiempo del mundo para su desempeño. La situación parece ser real, pero también podría verse como un sueño o el deseo inconsciente de alguno de los protagonistas.
El director tailandés Pen-ek Ratanaruang se dedicó durante un tiempo a filmar avisos publicitarios, lo que explica la pulcritud y la puntillosa estilización con la que fueron logradas estas escenas. Se agradecen los distendidos tiempos para tan bellos planos, que a su vez los distancian de la dinámica publicitaria, y recuerdan lo mal acostumbrados que estamos al cine mainstream y su sexo brusco, rápido y fragmentado, y que muestra a los protagonistas como si estuvieran haciendo un trámite del que es mejor deshacerse cuanto antes.
Publicado en Revista Dossier 12/2009
6 comentarios:
Todo un tema el del "erotismo", la censura y la mar en coche. Hace algún tiempo me enfrenté a la temible disyuntiva que planteba "El Imperio de los Sentidos": ¿arte o pornografía? Confieso que tras presenciar veinte o treinta minutos de película, me levanté y me fui con mi opinión formada: pornografía, o eso que se da en llamar "sexo explícito", revestido con lo que a mi juicio era un pretencioso y sobrevalorado ropaje de "intelectualidad" o "cine artístico". Algo similar me ocurrió con cosas como "Las Edades de Lulú", por ejemplo.
En el campo de mi "especialidad" ;) - el cine de CF y fantástico - me sorprendí al descubrir ciertos momentos de fuerte carga erótica (erótica, no "sexual") en películas como "Solaris" (la única, la de Tarkovski) o "Blade Runner": en el film de Tarkovski, era palpable la "tensión contenida" entre los personajes de Kelvin y Harey, y algo similar ocurría entre Deckard y Rachel en la película de Ridley Scott. Yendo más atrás, hay casos más evidentes como la "Barbarella" que protagonizara una jovencísima Jane Fonda, o incluso "Alphaville" de Goddard ("la femme, ah! la femme", como diría Umberto Eco) ;)
Es casi innecesario dar cuenta del componente erótico que subyace en los filmes dedicados al vampirismo, sorprendentemente - o no tanto - en los que realizara la célebre productora Hammer hacia fines de 1950 y hasta principios de los '70. Ciertamente, Christopher Lee dio a Drácula un carácter de perverso icono erótico como nunca antes había tenido el personaje en pantalla, pero hay otros títulos ("The Vampire Lovers" por ejemplo) donde la conexión vampirismo-sexualidad aparece sin tapujos. Particularmente el "lesbianismo vampírico" en el cine tiene un antecedente tan lejano - ¡de 1936! - como "Dracula's Daughter", película de la Universal y primera "secuela oficial" del film de 1931 que protagonizara Bela Lugosi. Gloria Holden aparece en este film como una versión femenina de Christopher Lee, "seduciendo" a una joven modelo a la que atrae a su taller artístico.
Y por último, si no quieren perderse la última y más pelmaza re-visión del "erotismo vampírico" (reducido casi a su mínima expresión para consumo de adolescentes), no dejen de ver los dos títulos con que cuenta hasta la fecha la exitosa (!) saga de "Twilight". Tiene todos los elementos que los críticos, profesionales y aficionados como quien escribe, amamos odiar: pésimas actuaciones, guiones sin pies ni cabeza, parlamentos pretenciosos, bobería juvenil... para peor, todo servido con la mayor seriedad y aburrimiento posible. Satisfacción garantizada.
Saludos.
Ya sabes, amigo Diego, mi opinión al respecto, desde la óptica de quien ha podido disfrutar en directo del cine de los 70, mucho más libre que el actual.
El erotismo requiere inteligencia para poder sugerir y esa inteligencia parece haberse perdido. Tanto como el orgullo del artista que hace treinta años se rebelaba independiente y hoy parece venderse por un plato de lentejas.
El cine cada vez más está abocado a temáticas infantiloides en una época en la que, de forma curiosa y contradictoria, cada vez hay más embarazos en los adolescentes.
Un tema digno de un estudio profundo, porque la apariencia mantenida por ese organismo que tantas veces has deplorado -y concuerdo contigo- está muy alejada de la realidad.
un abrazo navideño.
Yo cachondo como un mono y encima este post. Pero haber puesto algo de carnaza hombreee...
Es cierto que el cine erótico hoy brilla por su ausencia, al menos el bueno. Mucho porno y mucha corida en la boca, siempre es el mismo polvo.
Felices fiestas y toas esas cosas que se dicen. Que las pases con los tuyos y te tragues muchas pelis.
Un saludo.
Lonnie, sos un valiente por haberte enfrentado a ambas entregas de Twilight. Creo que debería verlas, pero es que soy demasiado cobarde...
A el imperio de los sentidos la tengo olvidada, y en realidad nunca me enteré de dónde venía lo de obra maestra... Una linda castración, y punto. Me acabo de bajar El imperio de las pasiones, porque me pasaron el dato de que era muchísimo mejor, y hasta le tengo un poco más de fe.
Tu repertorio es sumamente frikki, pero como no quiero quedarme atrás tomo noto de esta bizarrada. Barbarella (siempre la postergué), The vampire lovers y Dracula´s daughter quedan para ver, que no deben tener desperdicio. Gran abrazo!
Josep, por suerte está el cine clásico para internarnos cuando el actual no nos satisface plenamente. Cada vez recurro más seguido a él...
Lorbadaaaa. Vamos, que bien sabés que la carnaza está a pocos clicks de distancia. Y no me caben dudas de que no tenés dificultad en acceder a tus páginas predilectas.
Salú, felices borracheras!!!
"Una liaison pornografique" creo que se llamaba, me gustó mucho y la primera que nombrás me aburrió un poco y ya se esperaba que a ese par de gatitas se las comiera un lobo. Pero buena igual. Hay una cosa a tener en cuenta que es que en los países en que predominan las iglesias luteranas la moral es muy estricta a veces para bien a veces para mal. Lutero abolió la confesión y la absolución, por tanto si decís una mala palabra, o pecás mínimamente esa mancha ya nunca más se borra de tu prontuario celestial. Por eso, en los juicios se sigue jurando sobre la biblia y los que cometen perjurio son los latinos. El cine no podía estar ajeno y es lo que hay, valor.
Una película francesa, una película italiana aún muchas bastante viejas han sido siempre superiores y sublimes.Sofía Loren. la Lollobrígida, Brigitte Bardot dirigidas por estupendos directores -algunos de ellos sus maridos- dejaron su impronta que muy difícil será de borrar.
Creo que la sobre la sutil linea entre lo erótico y lo porno bailaron muy bien Marlon Brando y la Schneider en El Ultimo tango en París(del 72 o 73 supongo) de la que pocos nos olvidaremos y que genera un antes y un después del cine erótico o porno, comentario este que tengo que hacer aunque delate mi vejez.
Años después vendría Emmanuelle con Sylvia Cristel, una bomba dado que no estábamos acostumbrados a cosas lésbicas y ahí estaban. Ella (Sylvia Kristel) actuaba mal pero no tenía en realidad mucha importancia.
Por las tierras americanas la Coca Sarli era considerada ícono de un cine a donde jamás irías con tu novia (¿se vería igual hoy eso así?) y lo olvidemos a Sonia Braga posteriormente en Brasil donde la mujer del tranvía con Sonia Braga y Doña Flor revolucionaron el ambiente (Doña flor sería como mucho del 78) Fellini se había mandado las suyas con SU Casanova (la de Donald Suterland) pero no olvidemos la actuación magnífica en "Belle de Jour" de Catherine Denueve dirigida por Buñuel en el 67, para no hablar de escenas de la Dolce Vita de Fellini en los 60 que aflojaron a más de una butaca.
Remontar esos paraísos no creo que fuera fácil, a la lista de Claudia agrego a su tocaya, Claudia Cardinale un mujerón. Para erotismo el mejor cine, el francés porque Delón se mandó las suyas y Belmondo también. ¡Oh la la La France!
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