miércoles, 10 de julio de 2013

Zombis para repartir

Muerte cerebral


La figura del muerto vivo que se alimenta de carne humana es muy antigua pero hoy series, videojuegos, merchandising, novelas, cómics, remakes, precuelas, marchas callejeras, convierten al zombi en un símbolo ineluctable del imaginario occidental. El fenómeno es tan enigmático como fascinante.

 

“Esta será la plaga con que Jehovah golpeará a todos los pueblos que acampen sus ejércitos contra Jerusalén: Hará que se pudran sus carnes, aun estando ellos sobre sus pies. También sus ojos se pudrirán en sus cuencas, y sus lenguas se pudrirán en sus bocas.” Zacarias 14:12.

Ya estaban allí, como amenaza. Y en el Poema de Gilgamesh (2600 - 2750 a C), Ishtar, la diosa babilónica del amor y de la guerra, de la vida y la fertilidad, hablaba de esta manera: “Derribaré las Puertas del Inframundo, destrozaré los postigos de las puertas, y los derrumbaré y dejaré que los muertos suban para comer a los vivos ¡Y los muertos superarán en número a los vivos!”
Un texto anónimo indio que se cree aproximado al año 1000 a C dice: “Nace de la tumba. Su cuerpo es el hogar de los gusanos y la mugre. No hay vida en sus ojos, no hay calidez en su piel, su pecho no se mueve. Su alma, tan vacía y oscura como el cielo nocturno. Se ríe de la espada, escupe a la flecha, porque no dañarán su carne. Hasta la eternidad caminará por la Tierra, olisqueando la dulce sangre de los vivos, obsequiándose con los huesos de los condenados. Cuidado, porque es el muerto viviente.” Mismo en la Biblia hay pasajes del Apocalipsis que refieren a muertos resurrectos: “Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad que en sentido figurado se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Y gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación contemplará sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirá que se les dé sepultura. (…) Pero después de tres días y medio entró en ellos el aliento de Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.” 
Según diversos mitos de África, los sacerdotes o brujas podían matar a un ser humano y traerlo de la muerte para convertirlo en su esclavo. Los Jiang-shi chinos son cadáveres ciegos que avanzan dando saltos, pero pueden oler a los humanos y si los muerden pueden convertirlos en uno de ellos. En la mitología nórdica medieval, los draugr eran guerreros que regresaban de la muerte para atacar a los vivos. Y podría continuarse por un buen rato: existen historias ancestrales de zombis nipones, del pacífico, persas, árabes y de los americanos nativos. 
Pero en rigor, el zombi occidental, el integrado a nuestro imaginario es el surgido en Haití, basado en mitos vudús de los esclavos negros (la palabra zumbi forma parte de varios idiomas africanos), a partir de 1685. Los esclavos creían que si un fallecido había ofendido de alguna manera a Baron Samedi, dios de los muertos, se convertiría para siempre en un esclavo después de la muerte; en un zombi carroñero. La creencia en la resurrección (y la existencia de rituales para alcanzarla) lleva a que algunos creyentes haitianos aún hoy “rematen” a sus muertos con inyecciones de veneno, mutilándoles o disparándoles.
De la ultratumba al celuloide. Las primeras películas de zombis se basaron libremente en estas creencias haitianas: en White zombie (1932) Bela Lugosi era el villano al mando de una legión de cadáveres desalmados, y otras películas clase B se valieron de este mismo esquema, como Revenge of the zombies (1943) o Invisible invaders (1959). Aunque la primera gran película del subgénero fue I walked with a zombie (1943) de Jacques Tourneur, que se desarrollaba en una isla caribeña y cuyo guión fue escrito a partir de una investigación real centrada en maleficios vudús.
Pero fue el director George Romero quien introdujo al cine el concepto moderno de zombi, con su obra maestra La noche de los muertos vivos (1968). Allí surgieron algunas de las constantes que definen su comportamiento: aparecen masivamente y como una plaga, nadie los controla, su única motivación es comerse la carne de los vivos. Eran también inmensamente lentos y torpes, aspecto que fue cambiando conforme pasaron los años. 
Desde entonces las apariciones cinematográficas nunca se han detenido, si Michael Jackson hizo mucho por mediatizar a los zombis en su videoclip Thriller (1983) corresponde señalar grandes “hitos” zombis posteriores: Braindead (1992) de Peter Jackson, quizá la primera película que satirizó abiertamente al subgénero, Dawn of the dead (2004) remake de la película homónima de Romero y probablemente la mejor dirigida por Zack Snyder, las entretenidas Rec (2007) de Jaume Balagueró y Paco Plaza, Soy leyenda (2007) de Francis Lawrence, y Zombieland (2009) de Ruben Fleischer. En un importante traspaso de los zombis al universo de las series, Dead Set es una alegórica miniserie inglesa de la BBC en la cual los confinados protagonistas del Gran Hermano continúan con su cotidianeidad fingida sin saber que el apocalipsis zombi acabó con la producción del programa y sus televidentes, y The Walking Dead, una adictiva -aunque quizá insustancial- serie desarrollada por Frank Darabont para la cadena estadounidense AMC. Superior a todos ellas y seguramente la mejor expresión zombi jamás concebida es la también británica miniserie de la BBC In the flesh. Allí la cura para los zombis es descubierta y se pretende integrarlos una vez más a la sociedad y a sus familias, pero en el proceso surgen focos de resistencia armada -gente que quizá tuvo parientes asesinados previamente por los zombis- para impedirlo. Una obra en verdad imprescindible.
Razones de ser. Vaya uno a saber por qué, en occidente se le otorgó un estatus de belleza, seducción y buenos modales a los vampiros, y en cambio toda la decrepitud, la putrefacción y la indecencia fue volcada sobre los zombis. No parece una justa distribución de atributos, si se considera que ambos son muertos vivientes.
Desde las películas de Romero, las hordas zombis funcionan como metáfora de las multitudes irreflexivas, refieren a una masa acrítica que actúa por inercia, que deambula sin principios, sin valores ni códigos de convivencia. No es casual que la película iniciática de Romero surja apenas unos años después que varias de las más importantes obras de Antonioni -El desierto rojo (1964), Blow up (1966)- y poco antes que el primer Fassbinder El amor es más frío que la muerte, Katzelmacher (ambas de 1969), En uno y en otro, los protagonistas -hijos de la modernidad, el progreso y el estado de bienestar- deambulan apáticos, amorales, sin aspiraciones, sin objetivos aparentes, sin paradigmas que seguir o causas por las que luchar. Como ellos, los zombis no son otra cosa que individualismo hecho pútrida carne. Viendo esta correlación quiza se vuelva más comprensible que Pablo Stoll (25 Watts, Whisky, 3), deudor del cine de Jarmusch y de Kaurismaki, se encuentre actualmente abocado a una película de zombis. 
Esta interpretación metafórica tal vez sea la más simpática, pero no hay que olvidar que las historias de terror son importantes manifestaciones de miedos inconscientes: a lo desconocido, a la pérdida de estabilidad, a la caída del orden establecido. Escrutando en las más desagradables entrañas de la psiquis humana podemos establecer una comparación entre los fétidos y desacatados zombis, y los drogadictos, los marginales, los famélicos, los lúmpenes. No es difícil dar con algunas de las expresiones más catárticas y superficiales del fenómeno zombi, -algunos videojuegos, películas clase B- para encontrar las indeseables relaciones y correspondencias. Y una de las características que más atraen de los muertos-vivos es que, en tanto indiscutible amenaza, se les puede volar los sesos masivamente, con absoluta impunidad.

Publicado en Brecha el 5/7/2013

3 comentarios:

Michel Godin dijo...

Faraone pure evil!!!!

Por cierto, y esto viene de otro post: como me cagaste Guerra Mundial Z!!!!. No se en donde había leído que la peli funcionaba y que Brad Pitt no se las daba de superheroe.
Con lo del muro y la voz en off ya me alcanzó...

Ahora, yendo a lo de zombis (y saliendo del Uruguay). Hay una película del género zombi/humor que tiene varios defectos, pero para mi es de esas a las que uno se los perdona porque es divertidisima: Juan de los Muertos. Tiene que estar en una lista.

http://www.rottentomatoes.com/m/juan_of_the_dead_2011/

Diego Faraone dijo...

Juan de los muertos! Por supuesto, la vi. No me gustó tanto como para integrarla a la lista de imprescindibles, pero me pareció divertida, y tiene partes buenísimas como la de los zombis abajo del agua o la del baile con el zombi travesti. Ya el hecho de que les digan a los zombis "disidentes" me parece genial. Pero bueno, en fin, me resulta demasiado irregular la peli, y no tuve mucho espacio para la nota como para explayarme en todas las pelis zombies que merecen alguna línea.

Olvidate de Guerra Mundial Z, o esperáte unos días y la ves en tu casa. Va un abrazo!

Mari dijo...

Hay una peli romántica para adolescentes de zombis, donde un zombi se enamora de una chica "Warm Bodies" del 2013. Sacando los defectos de "romántica" y "para adolescentes", creo que es la peli de zombis más original que he visto y aunque no he visto tantas, ya estoy harta de ver zombis.