lunes, 1 de septiembre de 2008

Me cago en la gran puta

Mes tras mes, año tras año, el cine me da unas cuantas satisfacciones. Con más frecuencia de lo que cabría esperar suele sorprenderme, emocionarme, hacerme pensar, y a veces me sirve para conocer realidades que ni sabía que existían. Sin embargo, también hay veces que me deja destrozado, aplastado, hecho mierda. El cine es muchas cosas más de lo que uno está dispuesto a aceptar y a veces toma dimensiones que acalambran los huesos y el alma. Imágenes difíciles de digerir y motivaciones imperdonables. No estoy hablando del cine pergeñado por terroristas de la imagen como pueden ser Aronofsky, Noé, Solondz, Von Trier, Aja, Miike, Dumont o Haneke. No, estos directores me encantan.
Estoy hablando de un cine en concreto cuya sóla existencia logra hacerme descreer profundamente de la humanidad toda y de su destino último. Un cine que despierta en mi una indignación irrreparable. Es la tercera vez que escribo sobre el mismo tema y quizá a alguno ya le suene a timbre repetido, pero no puedo con mi condición, y encontrarme con un póster de este tipo ya es suficiente para arruinar mi buen talante durante toda una jornada.

El póster esquiva inteligentemente las imposiciones de la MPAA en lo que refiere a carteles en las salas de cine, exceptuando su punto 11, en el que se prohibe la violencia excesiva y la brutalidad. Pero la MPAA sabe bien lo que le conviene a la industria, y cuando una película cuesta 10 millones de dólares y recauda el triple sólo en la primer semana de exhibición, quizá considere mejor ser tolerante con ella.

Alguien que me explique: ¿Soy yo que a poco de llegar a los treinta años alcancé mi punto de obsolescencia, o en definitiva hay algo que se fue realmente de madre en esta tendencia desquiciada? ¿Será posible que el cine de terror mainstream ya no se preocupe tanto en asustar como en mostrar en detalle la mayor cantidad de torturas posibles? ¿O es tan sólo un mal sueño mío?

Quizá a alguno le parecerá que me tomo muy en serio cosas que no lo merecen. Lo cierto es que yo nací en plena dictadura militar, en un año en que las fuerzas armadas de mi país, mientras yo era mecido en una cuna, violaban, torturaban y asesinaban gente que no sólo no había hecho nada malo, sino que en la mayoría de los casos era incapaz de matar una mosca. Quizá alguno de ustedes recién se desayune que unos cuantos países sudamericanos atravesaron los más horrendos regímenes dictatoriales en la década de los setenta, y que esos regímenes represivos fueron impulsados por la CIA y el Departamento de Estado de los Estados Unidos. La intención era clara: erradicar del mapa a la gente que pensaba que podía existir una opción diferente al orden mundial imperante, y que creía que valía la pena obrar activamente por conseguirlo. Dicho de otra manera: la generación de mis padres (mi madre es argentina, mi padre uruguayo) sufrió en carne propia la tortura o la muerte por el sólo hecho de creer en ideales de raigambre marxista-leninista, en un momento en que un tercio de la población mundial lo hacía.

Qué carajo puede tener que ver una cosa con la otra, pensará alguno. Lo que sucede es que el gobierno norteamericano es uno de los principales reivindicadores de la tortura hoy en día y bajo su mandato es aplicada en decenas de prisiones clandestinas en el mundo. El ejército de los Estados Unidos es, desde hace tiempo, un gran impartidor de enseñanzas en la materia.
Quizá tan intolerable como la tortura son los discursos que suelen construirse en torno a ella. Que no es algo tan reprobable, que no hace tanto daño, que puede ser algo útil. En este caso concreto, que es algo que puede considerarse un entretenimiento, una fuente de adrenalina adolescente. Me duele ver que un tema tan serio y tan profundamente deleznable sea tratado con tal liviandad.
Y a quienes recurren a este tipo de películas en busca de emociones fuertes, les diría: si se creen tan valientes, aprendan el horror de la tortura en su versión más cruda y realista, vean Saló, Garage Olimpo, el capítulo de 11-s de Ken Loach, Imprint de Takashi Miike. Sufran por lo que ha sido y es capaz de hacer el ser humano, y no recurran a estas ficciones baratas, cliperas y palomiteras.

16 comentarios:

Jordi Revert dijo...

Yo nací en el año 1984 y no podría sentirme más identificado tanto con el título del post (como inmediata respuesta a ver el poster), como en el contenido del mismo. El terror explícito y descerebrado es la nueva norma a seguir. Abajo la sugestión y la inteligencia, adiós al verdadera retórica de la tortura, hola a un cine multiplex relleno de espectadores de encefalograma plano cuya expectativa es el "más bestia todavía". En fin, sí. Una pesadilla.

adayin dijo...

Yo naci en el 80 y fue hasta mi adolescencia que empece a escuchar la historia de esas dictaduras de las que menciones.

Creo que no son temas apartes, pero tampoco creo que sean muy compatibles al compararlos. Lo que comentas sobre EU y sus mañosas estrategias es muy triste.

Recordaras el poster de Hostel, con el fulano que tenia un taladro en la boca, fue prohibido en muchos lugares. Y Hostel, la cinta, refleja mucho de la paranoia constante del país del norte. Los malos estan alla afuera, esperando a los gringitos buena onda (acuerdate que costaba más torturar a los gringos que a cualquier otro) Hasta coyuntura política tenía la lectura que Roth hacía de su país y el más alla de sus enloquecidas fronteras.

La verdad es que la primera parte de Saw me agarro por sorpresa y la disfrute. Del resto, solo vi la segunda parte y ahi le pare.

Ahora, es también lamentable que solo se dediquen a producir cintas de horror que tengan imagenes gráficas. Ya olvidaron que la imaginación es más poderosa que cualquier imagen. Los ejemplos que pones (en especial el de Miike) son una clara muestra que ese cine ya forma parte del pasado.

Pero no pierdas la fe. Yo no lo hago, porque la mera verdad, creo que es una moda que pasara. Esas cintas de Saw han ido recaudando cada vez menos y menos, el formato y la historia ya se han agotado, y creo que esta quinta parte lo demostrara.

Acuerdate que podemos voltear a otro cine que no sea el norteamericano. Creo que ahora busco más cine en mi idioma y me he llevado muy gratas sorpresas.

Y habla del tema las veces que quieras. Es la primera vez que lo leo yo, jejeje

Anónimo dijo...

A Takeshi Miike, desde que lo descubrí viendo Imprint, y viendo después Audition, me demostró que este tipo de cine no tiene por qué ser obviado. Sin embargo están esas películas que creen desbordar gran creatividad matando de la mejor forma a hombres y mujeres. Pero es un tipo de cine, creo yo, para adolescentes.

Confieso que estuve a punto de detener el video (Imprint) al ver la tortura que hacen con la pelirroja. En Audition, la parte final, me parece incluso más doloroso.

Hay otros ejemplos de Miike. Ichi the killer e Izo, también son buenas propuestas a mi parecer.

Saludos, Jesús Jara.

BUDOKAN dijo...

Muy buen post, la verdad que es se ha disfrutado. Saludos!

Anónimo dijo...

Impresionante post, además de que comparto el sentido de lo que dices. Tendré que venir de visita más a menudo.
Un saludo!

Gerardo.H dijo...

Buenas.
Por mi parte, nunca me atrajo la saga Saw. He visto por ahí, sólo partes de pasada…, así que no sé bien de qué va. Lo que sí tengo entendido es que ha tenido mucho éxito entre los adolescentes, al menos entre los que gustan del gore... Por lo demás, entiendo el cotejo temático que hacés; todo tiene que ver con todo, y en ciertas cuestiones tanto más aún.
Debe ser como decís; la MPAA se puede olvidar de todos sus aparentes fundamentos, aquellos que en teoría sirven para resguardar al público en general, en beneficio de alguna que otra cinta infesta. Sin dudas, cuando entra en juego el cálculo utilitario se puede hacer caso omiso de muchas cosas. Ahora bien, todo esto sólo puede demostrar lo que todos ya sabemos…, a saber: Cuando la política (o cualquier otra institución humana como puede ser también la religión) comienza a manosear la ética a su antojo ésta deja de ser tal, y cae en la mediocridad de la moralina. Tal es la única conclusión posible, ya que si miramos para el norte en TODO podemos encontrar trasfondos de dudosa reputación; manejo a conveniencia de TODO. Llega un punto en el que no por paranoia, sino por el simple hecho de que las cosas toman un mal cariz y esto fastidia (como te puede estar pasando a vos según decís), uno encuentra alegorías en TODO, y no se trata de simples alucinaciones, están ahí y son más grandes que una montaña...

Con respecto a tu contador: puede ser que el servicio que lo administra se haya caído temporalmente o para siempre, jeje. Pero no te asustes; si sabés algo de configuración HTML, fijate si no pasó algo en lo que respecta al contador. Igualmente, en el último de los casos, buscá en google que hay ciertos contadores que te dan la opción de alterar la cifra de arranque, y de esta manera podrías colocarlo ya marcando más o menos los hits que tenías.

Saludos.

Diego Faraone dijo...

cinelandia: muchas gracias por tu post y tu apoyo. Es de temer que esta tendencia recién empiece y que vaya aumentando con el tiempo. Me encantaría creer, como Ad ayin, que va a terminar desgastándose sola.

Ad, no veo que este cine desaparezca en un corto plazo. De hecho a los directores se los ve muy contentos recaudando por millones e inventando nuevas y más rebuscadas maquinarias de tortura.

Jesus, para mi Miike es un maestro. Y sus películas más "bestias" traen reflexiones, hacen incapié en el horror y el espanto de esas situaciones, y las escenas de tortura no son pensadas para el voyeurismo sádico. A Miike no se lo podría integrar jamás al género de "explotación".

Babel, Budokan, un saludo, gracias por pasar por acá.

Gerardo, gracias por el dato!!! voy a buscar esos benditos contadores manipulables.
Como decís, a veces me pregunto si no seré yo que me pongo un poco paranoico, pero la mayoría de las veces que me enfrento a productos mainstream me saltan a la vista trasfondos deplorables, aún en productos infantiles o de aventuras familiares.
Me alegra que no te atraiga la saga Saw. Yo vi los últimas dos secuelas (por obligación) y si algún día quedo ciego será por haberme quemado las retinas viendo semejante basura. Veo que estamos en pleno acuerdo, te mando un gran abrazo.

Cala dijo...

Hola Faraway, la verdad muy bueno lo que publicás como siempre. Simplemente opino más o menos igual, vi la primera parte y la verdad me provocò distintas sensaciones...Por un lado lo brutal y morboso de las torturas, pero por otro la trama policial (no se si se dice así) que lo envolvìa.
Lamentablemente la 2º y 3º no me provocaron mucho, simplemente las vì para ver como termina todo esto. Honestamente no tengo ganas de ver la 4º...si la veo te comento que tal.

saludos

P.D: Muy bueno todo

Liliana dijo...

Yo soy de la generación de tus padres y estoy 100% de acuerdo contigo. Es más, qué suerte que hay gente de tu generación que aún reacciona ante estos productos infames.
Un saludo desde Baires.

Josep dijo...

Ya sabes, faraway, mi opinión al respecto, que coincide con la tuya, expresada en las anteriores entradas. Y sabes también que por mi edad llevo más tiempo asombrado de según qué cosas.

El cine de este tipo nunca me ha atraido, pero ahora ya me preocupa más que a tí. Se está imponiendo de forma paulatina pero imparable en la juventud -mejor adolescencia y casi infancia- la afición por agredir a sus mayores. Justo hace unos días saltó en España y más en Catalunya la noticia de tres delincuentes juveiles que, concertados, se dedicaron a insultar y provocar a un adulto, esposo de la alcaldesa de la población de Esparraguera, provincia de Barcelona. Al reclamarles tranquilidad el adulto y hecharles en cara el mal uso de bebidas y al parecer drogas, le siguieron por un callejón y le dieron una patada de karateka, con el resultado de caerse, dar con la cabeza en el bordillo de la acera, entrar en coma y fallecer.
Seguro que el resultado no era el buscado: pero se divierten agrediendo a la gente y algunos hasta lo filman, con sus móviles, como los que incendiaron a un sin techo que se cobijaba en un cajero automático, rociándole con gasolina.
Lo que sí tengo por seguro es que todos estos imbéciles con una ética monstruosa son adictos a ese tipo de cine que, personalmente, erradicaría de una vez por todas.
Y lo que clama al cielo es que los muy hipócritas de la industria que hace esos productos miran por encima del hombro a los que se ganan sus cuartos produciendo películas porno.
Más sexo y menos violencia, ¡coño!

Un abrazo.

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

El tema es la perspectiva ante un hecho como la tortura, la sexualidad, sea lo que sea, lo que diferencia un cine de dominación de masas y un cine de liberación (política, sexual, espiritual, filosófica, etc.)

Estoy seguro que la gente que disfruta de Saw se sentiría incómoda ante una Crash o una Visitor Q. porque esas películas no están dadas pre-pensadas sino que te obligan a poner en duda tus nociones de bello, feo, bueno, malo en vez de embutirte, como comida podrida, imagenes que te reconfortan en tus valores (aunque sea a través de la exhibición de su opuesto).
Saludos.

El gaucho insufrible dijo...

Estamos de acuerdo Faraway, la tendencia a mostrar la tortura como un producto más de consumo popular en películas como Saw y Hostel es muy mala.

He visto por la mitad estas dos películas y no me daban muchas ganas de llegar al final.

En Hostel lo curioso es que por lo menos desde mi punto de vista - de un espectador sud-americano - los turistas yanquis sumaban puntos durante toda la primera mitad de la cinta para que los lincharan por idiotas por cualquier ciudadano europeo, quizás un adolescente americano veía esto como "que cool estos tíos como van a follarse media europa".

De todas formas para ser sincero tengo una duda interior sobre si ésta moda de presentar emociones cada vez más fuertes y extremas como producto de consumo masivo no es la evolución natural del mismo fenómeno que llevó a directores de unas décadas atrás a realizar películas de cine gore, de terror, etc.

Ahora vemos como cine de culto cosas como "Holocausto Caníbal", películas también para un público mayoritariamente adolescente, pero a lo mejor en su momento mas de uno se ha escandalizado con ese cine.

Supongo que si hay un fan del cine de zombies y mutilamiento me dirá que el bobo que dirige Hostel no es Romero, y tiene razón pero creo que "la perspectiva ante un hecho" como dice Oneiros a veces es muy sutil y no siempre es fácil distinguir entre el regodeo gratuito de la violencia o la utilización de la misma de forma artística como "mensaje".

Por ejemplo es cierto que Takashi Miike tiene más vuelo que estos directores de "Mac-Torturas con queso", pero creo que él también, como mucho del cine japonés ( o asiatico) que se puede ver por ahí, se regodea en la violencia gratuita (en algun grado) y en destruir en pantalla todo tabú existente.

Vi "Visitor Q" solamente porque era de Miike y porque era cine asiático y era un director de renombre, - con muchas ganas de que me gustara – pero todavía me queda la duda si en realidad la pelicula no es un decálogo de excesos, una especia de Hostel para la juventud nipona y es algo “diferente” para mi solamente por mi mirada “occidental”.

"Dumplings" de Fruit Chan, que trata sobre una mujer que vende un elixir de la juventud hecho de fetos humanos tampoco lo pude terminar de ver.



Mi pelicula favorita en la categoria “Dificiles de catalogar” es Starship Troopers de Paul Verhooven, ¿es una pelicula derechista o anti-derechista?. Para mi era fervientemente izquierdista pero depende mucho de quien la vea.

Diego Faraone dijo...

Cala, la 4ta parte es más de lo mismo, una sumatoria de torturas y un final abierto que da pie a que exista una quinta. Te diría que ni te acerques. Si no me equivoco, las escenas de tortura son todas colgadas en youtube por frikis un tanto enfermos.
Nos leemos, gracias por tus palabras.

Liliana, me temo que no somos muchos los que reaccionamos, en realidad creo que a la mayoría de la gente no le importa ni medio pepino. Un abrazo para ti.

Josep, ese tipo de violencia, racial o simplemente clasista es la más lamentable. Temo que sí, es muy probable que estos débiles mentales se regodeen viendo películas como Hostel o Saw 4. Sin duda alguna de ellas vieron alguna vez, y el perfil calza perfectamente con esas películas.

Diego loayza, estoy muy pero muy de acuerdo con lo que pusiste. El cine de explotación, por definición no tiene mayor interés que el de explotar algo, es decir hacer dinero repitiendo una fórmula que se sabe que funciona. El llamado a la reflexión no entra en este tipo de cine, y cuando quieren introducirlo para disimular, es tan ridículo que hasta indigna.

Oldboy! me alegra que traigas algo de polémica al blog. Sinceramente no creo en la evolución natural hacia ningún punto en el cine. Como bien decís, en la década del setenta ya se plasmó en fotogramas toda clase de torturas habidas y por haber, y aquí no hay nada que no se haya visto en ese entonces. Si existiese una evolución en algún sentido no hubiese ocurrido la clara "involución" que significa la falta absoluta de erotismo (bah de sexo, en definitiva) en el cine mainstream actual.

A mí me molesta mucho el cine gratuito porque sí. Si me hacen pasar un mal rato, que lo justifiquen con algo. Hostel y la serie Saw se venden como cine de tortura y no son nada más que lo que dicen ser. En eso no se diferencian en nada con aquel Holocausto canibal.

La palabra película de "culto" es un poco traicionera. Cualquier película medio bizarra o desagradable se convierte en cine de culto para alguien, porque el mundo está lleno de enfermitos. Hoy la internet multiplicó por mil las obras "de culto". Holocausto caníbal, por más de culto que sea, sigue siendo la misma mierda de siempre.

Puede ser que haya algo de regodeo en Miike, no podría descartarlo, también Pasolini debía ser un poco sádico, y Hopper y tantos otros. Pero yo veo sus películas y mi cabeza queda hiperrevolucionada, con mil ideas surcándola de lado a lado. Estos hijos de puta, además de golpearte, están diciendo muchas cosas. Visitor Q es una ácida crítica a la sociedad japonesa, y jamás la vería como nada más que un simple catálogo de excesos.

Me habías contado lo de Dumplings, y me parece que sos un poco susceptible en ese sentido. Te aseguro que Holocausto Caníbal es muchísimo más intolerable!

Sobre "Starship troopers" no sabría darte una opinión, creo que es la película más difícil de reseñar con la que me he encontrado en mi vida. No tengo claras las cosas al respecto, aún no sé si es una genialidad, un tiro por la culata o las dos cosas al mismo tiempo. Es una película, como decís, "reversible": fascista o antifascista según como se vea.

Tropa de elite trajo una polémica similar. Pero mejor no sigo con esto que me voy demasiado del tema central.

Gracias por el pelotazo, Un abrazo grande!

Manuel Márquez dijo...

Vaya profundización, compa Diego, al hilo de estas pelis de violencia extrema -de las que, por cierto, no soy nada seguidor, pero no por ninguna consideración de tipo moral o ideológico, sino por motivos meramente artísticos: no me interesan demasiado, la verdad...-.

Lo del doble rasero moral para sexo y violencia por parte de la industria del cine usamericana no es ningún tema nuevo; únicamente, parece que es una tendencia en la que se va profundizando, por desgracia, cada día un poco más. Signo de los tiempos, me temo...

La atracción (masiva) de cierto sector público por este tipo de pelis... No sé, quizá sea lo del huevo y la gallina: ¿ofrece esto la industria porque es lo que el público -taquilla canta...- reclama, o el público se traga esto porque es lo que la industria le mete por los ojos...? Cuestión complicada. Lo que sí tengo claro es que para nuestras acomodadas y mullidas sociedades occidentales, estos ejercicios de exorcización de la violencia y el horror, que se filtran a través de un cedazo de ficción para así mejor espantarlos, no dejan de ser eso, ejercicios. Uno, dos, uno, dos....

Un fuerte abrazo.

Diego Faraone dijo...

Salut Manuel! Me alegra leer tu comentario y ver que este tema levanta algo de polvareda.

Sobre la cuestión del huevo y la gallina, a mí no me caben muchas dudas. Yo creo que la industria del entretenimiento es de por sí adictiva, y al igual que sucede con las drogas, toda oferta genera su propia demanda.

Pero no me cabe duda que lo primero es la oferta, y no al revés. Cuando un producto es tan pero tan masivo como estos -es decir, que gozan de la mayor distribución y difusión jamás existente, más el plus inmenso que da la piratería mundial- es factible que genere reacciones de todo tipo y tamaño.

Yo conozco a un jefe de policía, acá en Montevideo, que se fanatizó de la película Hostel y se la hizo ver a todos sus subalternos, vaya uno a saber con qué fines pedagógicos. Lo que sé es que ese es un caso particular y concreto del que yo, casualmente, tengo conocimiento. No quiero ni imaginarme cuantos coletazos similares o más jodidos existen alrededor del mundo. Si Hostel se hubiera estrenado en la época de la dictadura, te aseguro que a los milicos les habría encantado.

Sobre la cuestión catártica, supongo que para sus creadores puede ser una descarga interesante. Sobre la catarsis que podría significar para la audiencia ver eso, no creo que pueda ser un atenuante de impulsos violentos. Por el contrario, la ausencia de humanidad y compasión por los objetos de suplicios creo que refuerza una mirada egoísta y antisocial, en la que el otro como sujeto pensante y sensible tiende a desaparecer.

Sé que hoy está de moda el hablar sobre la inocuidad de los mensajes masivos. Yo no soy nada ferviente de esas creencias. Los extremismos al respecto me resultan un tanto arriesgados. También los extremismos opuestos, por supuesto, aquellos que dicen que las imágenes violentas en el cine generan violencia real y esas idioteces.

Te mando un abrazo, Manu.

Walter Hego dijo...

No tiene nada que ver con el asunto de la entrada, lo sé. No obstante, están todos cordialmente invitados a sumarse al
boicot a Montevideo.comm.