El problema de las centrales nucleares son sus desechos radiactivos y la acumulación de desastres a lo largo de la historia del siglo veinte (y del veintiuno) sirven como recordatorio. Hoy se estima que existen unas 200 mil o 300 mil toneladas de residuos nucleares en el mundo, y que la radiación emitida por ellos continuará siendo nociva para el ser humano hasta dentro de 100 mil años. Para la contención de estos desechos se han implementado instalaciones de almacenamiento temporal, y frecuentemente son depositados en piscinas -el agua impide que la radiación se expanda- con altos costos de mantenimiento y vigilancia. En cualquier caso, las condiciones no son del todo seguras, los desechos podrían ser olvidados o abandonados, los compartimentos podrían destruirse por catástrofes naturales o guerras, y ninguna instalación está diseñada para resistir por más de cien años. Ante una falta de perspectivas global en donde nadie tiene una respuesta de qué hacer con semejante cantidad de desechos, se alza "Onkalo" -en finlandés significa refugio o caverna- un sorprendente megaemprendimiento sin precedentes.
Se trata de una obra descomunal que terminará de construirse dentro de 100 años: una red de túneles subterráneos ubicados en el municipio de Eurajoki perforados en rocas sólidas a más de 400 metros de profundidad. Allí irán a parar los desechos de las cuatro centrales nucleares de Finlandia, y la idea es poder por fin desentenderse, sepultar todo ese contenido radiactivo, ya no para salvaguardar la vida de hijos o nietos sino las de generaciones más remotas, que vivirán (o no) dentro de milenios. En un mundo en el que siempre se piensa en los réditos a corto o mediano plazo, es inevitable sentir a Onkalo como una obra marciana, máximo ejemplo de la previsión y la filantropía. Cámaras inmersivas y lentas, entrevistas a los más variados especialistas y una voz en off del director danés Michael Madsen -no hay que confundirlo con el actor norteamericano de mismo nombre- que aborda el costado más filosófico, asombroso y trascendental del asunto, tocando temáticas como la moral, el lenguaje, la ciencia, la ley, el olvido, el arte, la historia y cómo todos y cada uno de estos conceptos serán desdibujados y transmutados con el paso del tiempo. Este documental plantea un notable ejercicio de imaginación y un descenso a través de los túneles de Onkalo, recinto prohibido, destinado a ser olvidado y sellado. Una caja de Pandora que detentará males auténticos, solo una pequeña porción de la basura imperecedera proveniente del cuarto de hora al que llamamos civilización.
Se trata de una obra descomunal que terminará de construirse dentro de 100 años: una red de túneles subterráneos ubicados en el municipio de Eurajoki perforados en rocas sólidas a más de 400 metros de profundidad. Allí irán a parar los desechos de las cuatro centrales nucleares de Finlandia, y la idea es poder por fin desentenderse, sepultar todo ese contenido radiactivo, ya no para salvaguardar la vida de hijos o nietos sino las de generaciones más remotas, que vivirán (o no) dentro de milenios. En un mundo en el que siempre se piensa en los réditos a corto o mediano plazo, es inevitable sentir a Onkalo como una obra marciana, máximo ejemplo de la previsión y la filantropía. Cámaras inmersivas y lentas, entrevistas a los más variados especialistas y una voz en off del director danés Michael Madsen -no hay que confundirlo con el actor norteamericano de mismo nombre- que aborda el costado más filosófico, asombroso y trascendental del asunto, tocando temáticas como la moral, el lenguaje, la ciencia, la ley, el olvido, el arte, la historia y cómo todos y cada uno de estos conceptos serán desdibujados y transmutados con el paso del tiempo. Este documental plantea un notable ejercicio de imaginación y un descenso a través de los túneles de Onkalo, recinto prohibido, destinado a ser olvidado y sellado. Una caja de Pandora que detentará males auténticos, solo una pequeña porción de la basura imperecedera proveniente del cuarto de hora al que llamamos civilización.
Publicado en Brecha el 30/3/2012
1 comentario:
Es de resaltar que este no es un documental de denuncia, las personas que estan construyendo esa tumba para residuos trabajan a conciencia, si fuera de denuncia lo sería a contrario sensu porque da para pensar que esto se hace en Finlandia que es primer mundo donde hay presupuesto y medios para construír un sitio como ese pero ¿Qué pasa en el resto del mundo? ¿Que pasa o qué se hace con los residuos en países como Argentina por ejemplo que tiene Atucha & Co? Muy buena e instructiva película, los residuos perderán su peligrosidad en 100.000 años y esta gente ya se preocupa por preservar a las generaciones de esa época acerca de esta energía también no renovable, es decir que alguna vez se va a acabar. ¿Nos recordarán con el paso de los siglos, nos reconocerán, hablarán las mismas lenguas, habrá un glaciar ahí arriba, entenderán que eso es peligroso? Esas son algunas de las preguntas que estos extremadamente cuidadosos y responsables científios se plantean.
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