viernes, 25 de octubre de 2013

Gravedad (Gravity, Alfonso Cuarón, 2013)

Un nuevo nacimiento

Quizá lo que se sienta hoy en un cine viendo Gravedad sea similar a lo que le ocurría hace 45 años con 2001: Odisea del espacio; pero no en relación a la ambientación que comparten ambas películas, sino más bien por la imponente innovación técnica, y la certeza de que eso que se está viviendo no tiene parangón en el mundo del cine contemporáneo. 
El director mexicano Alfonso Cuarón (Y tu mamá también, Niños del hombre) intentó emular aquí la vida por fuera de la atmósfera, y escribió un guión junto a su hijo Jonás y la asesoría de un experto espacial, reproduciendo fielmente la tecnología hoy utilizada en las misiones espaciales, y la clase de trabajos que allí se hacen, con la intención de recrear sensorialmente un clima realmente atípico. 
El telescopio espacial Hubble se averió, y hay que arreglarlo. Allí se dirige una misión de astronautas, pero en plena labor ocurre la catástrofe: fragmentos de residuos espaciales se dirigen hacia ellos con una velocidad inusitada. Se avecina el caos, y la supervivencia en el vacío puede llegar a ser prácticamente imposible. 
Como en el espacio no hay aire, las ondas sonoras no se propagan: no hay sonido. Esta realidad es una de las premisas que maneja la película desde los títulos iniciales, y es así que, cuando los personajes están en órbita y en sus trajes, los sonidos que se sienten son únicamente los que podrían escucharse desde adentro de esos trajes espaciales, más los acuosos y envolventes compases electrónicos provistos por la notable banda sonora de Steven Price. Es así que las explosiones, en las que satélites enteros son reducidos a ceniza espacial, son presenciadas sin escuchar sonido alguno. 
El cerebro humano está diseñado para existir en un mundo en que las variables de horizonte y peso se encuentran siempre estables, debido a la omnipresencia de la gravedad. Al desaparecer ésta (o reducirse a una expresión mínima) todos los puntos de referencia se pierden, el ser humano queda absolutamente desorientado, a merced de la inercia; si además la movilidad es muy limitada por las incomodidades de un abultado traje, la sensación de desesperación y asfixia aumenta. Si encima hay amenazas externas, el oxígeno se acaba, y las posibilidades de supervivencia parecen reducirse cada vez más, la sensación imperante se vuelve absolutamente angustiante, sobrecogedora. Gravedad es una experiencia sensorial increíble, pero además una película que deja al espectador particularmente exhausto. 
Conviene señalar un aspecto alegórico que lleva a que Gravedad pueda pensarse como más que un simple (y brillantemente logrado) ejercicio de género. La película refiere a las grandes adversidades de la vida y a la forma en que el ser humano puede renacer desde estas contingencias. Las circunstancias en que una persona es víctima de las propias inercias, ese momento en que se encierra en su propia burbuja, pierde la comunicación y el contacto. La escena en que la protagonista, prácticamente ahogada, entra en una nave, respira, se quita el molesto traje y queda suspendida por unos segundos, casi hasta quedar en posición fetal y con un tubo de oxígeno que pareciera un cordón umbilical, refiere a este nuevo nacimiento (además de homenajear a 2001). Otro elemento clave es, a mitad del metraje, el diálogo con un personaje que le achaca a la protagonista que no debe quedarse en la “comodidad” de una nave, entregándose a una muerte segura. El final podría leerse como la salida de un gran vientre, con agua incluida, y de los primeros pasos hacia una nueva vida.

Publicado en brecha el 25/10/2013

4 comentarios:

Unknown dijo...

Diego, ¿recomedás verla en 3D o en versión normal?
¡Muchas gracias!
Maximiliano

mariana elizondo dijo...

para Diego que pregunta, hay que verla en 3d, es muy hermosa y parece que uno anda por ahí también. Te acerca mucho

Unknown dijo...

Por fin la vi y, aunque tenía buenas expectativas, me llevé un lindo chasco.
Creo que cualquiera que vea esta película puede estar de acuerdo en que visualmente es impresionante y que por momentos logra transmitirnos la sensación de estar flotando en el espacio sometidos al stress de no tener referencia alguna de dónde estamos ni nada de qué aferrarnos.
En estos sentidos, la película es inobjetable (igualmente no puedo dejar de mencionar que antes de que empezara la película exhibieron el trailer de la segunda parte de "El Hobbit" y debo decir que el efecto 3D fue mucho más impresionante en este trailer que en la película que vino después).
Pero, más allá de estos apuntes, el argumento me resultó de un vacío inmenso y confirma, a mi entender, la falta de atención que pone Hollywood a la creación de los personajes.
Ni Sandra Bullock ni George Clooney nos permiten identificarnos con ellos, ni siquiera entenderlos del todo o, al menos, ponernos por un ratito en su misma sintonía. Son poco menos que muñecos de cartón que cuentan las mismas aburridas historias de vida que los productores de los estudios insisten en incluir porque "funcionan" con la audiencia.
Encontré todo más que banal, trillado y sin gracia.
Llegada la mitad de la película, cuando los planos del espacio ya no impresionan más, el aburrimiento era incontenible.
Una gran desilusión, debo decir.
Una última cosa: leí por ahí que algunos la comparan por momentos con "2001...". Esto me parece, llanamente, un insulto a la gran película de Kubrick, que tenía, atrás de los grandes decorados y efectos, un guión revolucionario y una fuertísima mirada del mundo.
En esta discrepo, Diego, jeje.
¡Un abrazo!

valente dijo...

Como adepto a la ficción y particularmente maravillado con el apartado técnico, debo decir que esta película es toda una experiencia sensorial.

Es FUNDAMENTAL verla en 3D ya que es la primer película concebida para ser vista así, explotándolo como apoyatura a una idea/concepto y no como simple recurso estético mal aplicado y descontextualizado. A este respecto, una interesante nota acá: http://www.xataka.com/historias-de-la-tecnologia/gravity-cuando-las-3d-son-una-herramienta-y-no-un-juguete

Quienes busquen una película con personajes y diálogos históricos, no la encontrarán en Gravity. Quienes puedan apreciar una película original, técnicamente maravillosa, que conjuga tensión, acción y drama con muchos simbolismos y sin pretensiones de grandeza, podrán encontrar una pieza digna de admiración.