Una *&$%! sorpresa
Un dealer de marihuana de poca monta (Jason Sudeikis, de Quiero matar a mi jefe) sufre un golpe de mala suerte por el cual toda su mercancía y sus ahorros son robados, y para reparar la deuda con su excéntrico proveedor (Ed Helms, uno de los protagonistas de ¿Qué pasó ayer?) debe aceptar el encargo de trasladar a través de la frontera con México un cargamento de marihuana, escondido en una casa rodante. Para pasar desapercibido, improvisa una “familia” con su vecina stripper (Jennifer Aniston de Friends) otro vecino nerd (Will Poulter, el de Son of Rambow) y una adolescente fugitiva (la hiperactiva Emma Roberts, que con 22 años ya figura en el elenco de 31 películas y series). Es así que se presenta una comedia en forma de road movie, con la tensión muy bien llevada y la infaltable evolución personal que tiene lugar en esta clase de películas.
Aunque la coherencia interna del guión no resista el más mínimo análisis, el director de Bolas en juego logra plasmar aquí una efectiva sucesión de escenas y chistes en los que se alterna lo moralmente incorrecto, lo disparatado, lo directamente perverso y hasta lo escatológico de vez en cuando. Un paquete de marihuana al que se hace pasar por bebé, un intento de robo interpretado como sugerencia de intercambio swinger, un oficial de policía corrupto que como soborno exige una fellatio masculina. Estas y otras ocurrencias están brillantemente resueltas y son bien dosificadas a lo largo de la película, de modo que la carcajada casi continua está asegurada. El libreto es lo suficientemente dinámico como para que los giros de la trama ocurran lo más abreviadamente posible y que la verdadera sustancia –la interacción en esta familia improvisada y sus encuentros con otros- se exprese. Los actores principales están todos muy bien y componen personajes queribles y memorables y hasta una buena cantidad de secundarios tienen apariciones sumamente sólidas, como los integrantes de la familia Fitzgerald, ligados a la corrección política norteamericana y, para colmo, al departamento de narcóticos.
Sin dudas lo más cuestionable de la película es la visión de México y los latinos en general. Digamos que hace falta ser blanco y estadounidense para tener un personaje digno de simpatía e interés, que los villanos más temibles son todos mexicanos, que una vez atravesada la frontera hacia el Sur, el mundo se vuelve un lugar realmente inhóspito. Olvidando este detalle, la película divierte y cumple sobradamente con sus cometidos; ¿Quién *&$%! son los Miller? seguramente sea la comedia americana más entrañable y entretenida de este año.
*Publicado en Brecha el 20/9/2013
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