En la crítica argentina se desató una aguerrida polémica a comienzos de este año, por la curiosa aparición de la película Jackass 3D en la lista de Fipresci a las seis nominadas a mejor película extranjera. En algunos medios y páginas web se señaló inmediatamente que algunos de los votantes que eligieron la película como una de las mejores del año fueron varios de los redactores de la revista El amante cine. Se desencadenó entonces una discusión entrecruzada entre críticos (sobre todo en la página web Otros Cines) en la que no faltaron las subidas de tono, los insultos y las acusaciones de intolerancia, y El amante incluyó tres páginas de la revista de febrero -dos de ellas escritas por su director, Gustavo Noriega-, para defenderse de los ataques, fundamentar la decisión y aportar alguna reflexión sobre la crítica de cine.
Los redactores de El amante son proclives a reverenciar películas que no suelen ser bien vistas por el común de la crítica cinematográfica. Para los que no lo tienen en cuenta, Jackass es un programa de televisión que surgió para el canal MTV en el año 2000, y en el que los protagonistas acometen acciones como martillarse los testículos, orinarse unos a otros, enmierdarse de pies a cabeza, planificar accidentes en donde ellos mismos son las víctimas. Todo esto entre risas, en un festejante ambiente de juerga grupal. Cuando el líder del grupo se pone unos patines y se hace embestir por un toro, todos sus compinches le dan bombo y le dicen que es poco menos que un genio, y cada vez que uno atraviesa una nueva situación autodestructiva es felicitado por sus pares, quienes lo avalan por haber llevado hasta tal extremo su estupidez. “Jackass” significa imbécil, o pelotudo, toda una definición y una asunción de sentidos.
Desde ya pido disculpas por entrar en este tema con tanto retraso; el debate ya tuvo su momento álgido hace un par de meses y parece haberse acallado. Motivado por tan interesante y estimulante polémica, -en la que además, los escribas de El amante parecían tener toda la razón del mundo- me dispuse por fin, a ver Jackass 3D, pensando divertirme un buen rato. Supongo que no hace falta decir que me encontré con un despliegue desaforado de mal gusto y estupidez, pero los aspectos que más chirrian es que se haya convertido en un éxito de taquilla, -fue distribuida por Paramount Pictures y recaudó 50 millones de dólares sólo durante la primer semana de exhibición- que los protagonistas sean poco menos que estrellas, y que, justamente hoy, en momentos en que la inteligencia escasea y la nutrición intelectual está tan desvalorizada, un subproducto de la televisión chatarra cobre semejante notoriedad.
Los implicados de El amante y los otros votantes no merecen la desconfianza a priori y no hay pruebas para creer que se coordinaron de antemano para hacer una votación en bloque. Lo más probable es que se hayan divertido realmente, que les guste mucho la película y, considerando que es de sus favoritas en el año, que la verían muchas veces más. Pero no puedo dejar de expresar mi desconcierto porque sea precisamente Jackass 3D la película que haya estado en el centro de la polémica, cuando lo que debería haber sucedido es que quedara sepultada por el silencio. El episodio es sumamente elocuente sobre el estado actual de la industria, y por supuesto, de la crítica en general.
Los redactores de El amante son proclives a reverenciar películas que no suelen ser bien vistas por el común de la crítica cinematográfica. Para los que no lo tienen en cuenta, Jackass es un programa de televisión que surgió para el canal MTV en el año 2000, y en el que los protagonistas acometen acciones como martillarse los testículos, orinarse unos a otros, enmierdarse de pies a cabeza, planificar accidentes en donde ellos mismos son las víctimas. Todo esto entre risas, en un festejante ambiente de juerga grupal. Cuando el líder del grupo se pone unos patines y se hace embestir por un toro, todos sus compinches le dan bombo y le dicen que es poco menos que un genio, y cada vez que uno atraviesa una nueva situación autodestructiva es felicitado por sus pares, quienes lo avalan por haber llevado hasta tal extremo su estupidez. “Jackass” significa imbécil, o pelotudo, toda una definición y una asunción de sentidos.
Desde ya pido disculpas por entrar en este tema con tanto retraso; el debate ya tuvo su momento álgido hace un par de meses y parece haberse acallado. Motivado por tan interesante y estimulante polémica, -en la que además, los escribas de El amante parecían tener toda la razón del mundo- me dispuse por fin, a ver Jackass 3D, pensando divertirme un buen rato. Supongo que no hace falta decir que me encontré con un despliegue desaforado de mal gusto y estupidez, pero los aspectos que más chirrian es que se haya convertido en un éxito de taquilla, -fue distribuida por Paramount Pictures y recaudó 50 millones de dólares sólo durante la primer semana de exhibición- que los protagonistas sean poco menos que estrellas, y que, justamente hoy, en momentos en que la inteligencia escasea y la nutrición intelectual está tan desvalorizada, un subproducto de la televisión chatarra cobre semejante notoriedad.
Los implicados de El amante y los otros votantes no merecen la desconfianza a priori y no hay pruebas para creer que se coordinaron de antemano para hacer una votación en bloque. Lo más probable es que se hayan divertido realmente, que les guste mucho la película y, considerando que es de sus favoritas en el año, que la verían muchas veces más. Pero no puedo dejar de expresar mi desconcierto porque sea precisamente Jackass 3D la película que haya estado en el centro de la polémica, cuando lo que debería haber sucedido es que quedara sepultada por el silencio. El episodio es sumamente elocuente sobre el estado actual de la industria, y por supuesto, de la crítica en general.
La crítica de cine es un oficio cuya función es, entre otras, orientar al público, educar su mirada, ponderar ciertas películas por sobre otras con cierto aval de conocimiento y experiencia. Quizá aprendí mal la lección, pero por lo menos hasta donde creía, la crítica se caracterizaba por aprobar películas que estimulan el pensamiento y no aquellas que pretenden anularlo. Jackass es el abandono de toda sugerencia, la búsqueda premeditada del morbo, es el regodeo en la propia imbecilidad, el encumbramiento de un grupo de seres que triunfaron en la vida autodestruyéndose. Es un ámbito de prostitución masculina en el cual el físico es entregado para hazañas dolorosas, pero muy bien pagas. Los críticos que hablan bien de Jackass 3D parecen poner el énfasis en la espontaneidad, en las risas cómplices, en el aire de camaradería que exuda la película. Resulta curioso pero, palabras más, palabras menos, hablan de un “canto a la amistad”.
Lo siento, pero no pude ver esa amistad en Jackass 3D. En mi barrio, cuando alguien golpea al prójimo en la mandíbula con un gancho boxístico, agarrándolo desprevenido, recibe la definición de “hijo de puta”. Y cuando a un compañero con una fobia severa a las serpientes se lo hace caer en un foso repleto e ellas, se está llevando a cabo una hijoputez mayúscula. En cuanto a las risas cómplices, me suenan más a un “lo logramos, nos estamos llenando de oro gracias a millones de espectadores que pagan por vernos hacer tres pavadas”.
Supongo que Tinelli no se atrevería a hacer algo tan escatológicamente extremo como Jackass por una cuestión de escrúpulos. Y llegados a este punto, sólo cabría esperar que algunos críticos festejen la radicalidad y la espontaneidad del baile del caño y del cine de explotación de la tortura. Pero en fin, nadie desprestigia tanto a los críticos como ellos a sí mismos.
Publicado en Brecha el 20/5/2011
Lo siento, pero no pude ver esa amistad en Jackass 3D. En mi barrio, cuando alguien golpea al prójimo en la mandíbula con un gancho boxístico, agarrándolo desprevenido, recibe la definición de “hijo de puta”. Y cuando a un compañero con una fobia severa a las serpientes se lo hace caer en un foso repleto e ellas, se está llevando a cabo una hijoputez mayúscula. En cuanto a las risas cómplices, me suenan más a un “lo logramos, nos estamos llenando de oro gracias a millones de espectadores que pagan por vernos hacer tres pavadas”.
Supongo que Tinelli no se atrevería a hacer algo tan escatológicamente extremo como Jackass por una cuestión de escrúpulos. Y llegados a este punto, sólo cabría esperar que algunos críticos festejen la radicalidad y la espontaneidad del baile del caño y del cine de explotación de la tortura. Pero en fin, nadie desprestigia tanto a los críticos como ellos a sí mismos.
Publicado en Brecha el 20/5/2011
1 comentario:
Brillante reflexión, compa Diego. Soy incapaz de ver en ciertos ejercicios críticos, como éste que tú glosas -y lo digo con todo el respeto, pero también con toda la contundencia-, otra cosa que no sea la mera provocación esnobista, una pirueta desahogada con la que epatar, desmarcándose de la corriente general de opinión sin más fundamento que el de la pretensión de ello. Para mí, productos como éste son imágenes en movimiento, pero no cine; el cine es otra cosa: muchas cosas, sí, pero bien diferentes...
Un abrazo y seguimos trasteando.
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