José Saramago le dedicó nada menos que siete libros a su mujer, Pilar del Río. Algunas de esas dedicatorias permiten intuir el inmenso cariño y la mutua devoción que mantuvo viva a esta pareja durante catorce años: “A Pilar, que todavía no había nacido y tanto tardó en llegar” (la diferencia de edad entre ellos era de 28 años), “A Pilar, mi casa”, “A Pilar, los días todos”, “A Pilar”, “A Pilar, como si dijera agua”, “A Pilar, hasta el último instante”, o el emotivo y final “A Pilar, que no dejó que yo muriera”, escrito luego de la severa afección respiratoria a la que sobrevivió el escritor un año antes de su muerte. Pilar del Río es una portentosa andaluza, periodista feminista, luchadora incansable y traductora de sus libros al español. También supo ser su manager y le administraba la agenda. Como se señala desde el título, ella tiene aquí una presencia a la par del escritor, y en ningún momento se la deja en un segundo plano. Porque este documental es, ante todo, una historia de amor, centrada en tan entrañable y particular vínculo.
También es un acercamiento invaluable a la personalidad de Saramago, captado en su cotidianeidad, en su labor, y haciendo uso de su impagable e irónico sentido del humor. Breves y variados fragmentos de sus textos son introducidos de a ratos y van siempre a cuento, aportando significación y sentimiento. Por momentos cómica y amena, a veces sesuda y seria, José y Pilar incorpora también dichos del escritor, de esos que permanecen: “…como comunidad la especie humana es un desastre” comenta José al comienzo del filme, esgrimiendo su característica e incontestable lucidez.
Saramago tuvo en sus últimos años de vida una actividad pública incesante, se alistaba en varias causas y no paraba de viajar por el mundo, asistiendo a presentaciones, conferencias, y sesiones multitudinarias de firmas de ejemplares. En un mismo día era capaz de asistir a un concierto de rock, dar varias entrevistas y acudir a eventos, en los cuales frecuentemente se quedaba dormido. Infaltable, el cierre final de sus locuciones, era un llamado “Pilar, Pilar…” a partir del que era socorrido y extraído de la marabunta por su mujer.
Financiada por “El deseo” -la productora de Almodóvar-, y por Fernando Meirelles, -director de Ciudad de Dios y de Ceguera- se hizo un seguimiento a la pareja durante cuatro años, que coincidieron con la escritura de la novela El viaje del elefante. En el momento de la edición se contó con un material en bruto de más de 240 horas, y fueron rescatados momentos grandiosos, como el diálogo en que Saramago y Gael García Bernal coinciden en lo irritantes que pueden ser ciertas preguntas por parte de los periodistas y sacarse fotos con fans, o los reportajes televisivos a Pilar en los que ella demuestra ser una brillante entrevistada, o una acalorada discusión entre José y Pilar sobre la idoneidad de Hillary Clinton, -obstinado desencuentro que da muestras, como pocos detalles, de la afinidad política y conceptual de ambos, separada apenas por matices circunstanciales-.
Pero además la película desliza estimables elementos humanos que dan cuentas de que la pareja también dista de ser perfecta. Por momentos hasta podría inferirse una vocación controladora por parte de Pilar, incluso puede sospecharse que su incapacidad para estarse quieta y su exigencia de cumplir con la inagotable agenda conducen a su avejentado marido a la extenuación y a la enfermedad, un destino al que, asimismo, el escritor se encaminaba voluntariamente. A su vez, se desprende que el éxito y la notoriedad pública que adquirió el escritor es en buena medida producto del aguerrido y esencial apoyo de Pilar. Cerca del comienzo de la película, ella dice que lo estimula a viajar porque no quiere verlo el resto de sus días “sentado con una manta a cuadros encima de las rodillas”.
Bella y delicada, vital y cercana, estimulante y alentadora, José y Pilar escapa a las aburridas convenciones de los documentales sobre literatos y logra atrapar con una aterrizada historia capaz de conmover incluso a los no iniciados en la obra del insoslayable maestro portugués.
También es un acercamiento invaluable a la personalidad de Saramago, captado en su cotidianeidad, en su labor, y haciendo uso de su impagable e irónico sentido del humor. Breves y variados fragmentos de sus textos son introducidos de a ratos y van siempre a cuento, aportando significación y sentimiento. Por momentos cómica y amena, a veces sesuda y seria, José y Pilar incorpora también dichos del escritor, de esos que permanecen: “…como comunidad la especie humana es un desastre” comenta José al comienzo del filme, esgrimiendo su característica e incontestable lucidez.
Saramago tuvo en sus últimos años de vida una actividad pública incesante, se alistaba en varias causas y no paraba de viajar por el mundo, asistiendo a presentaciones, conferencias, y sesiones multitudinarias de firmas de ejemplares. En un mismo día era capaz de asistir a un concierto de rock, dar varias entrevistas y acudir a eventos, en los cuales frecuentemente se quedaba dormido. Infaltable, el cierre final de sus locuciones, era un llamado “Pilar, Pilar…” a partir del que era socorrido y extraído de la marabunta por su mujer.
Financiada por “El deseo” -la productora de Almodóvar-, y por Fernando Meirelles, -director de Ciudad de Dios y de Ceguera- se hizo un seguimiento a la pareja durante cuatro años, que coincidieron con la escritura de la novela El viaje del elefante. En el momento de la edición se contó con un material en bruto de más de 240 horas, y fueron rescatados momentos grandiosos, como el diálogo en que Saramago y Gael García Bernal coinciden en lo irritantes que pueden ser ciertas preguntas por parte de los periodistas y sacarse fotos con fans, o los reportajes televisivos a Pilar en los que ella demuestra ser una brillante entrevistada, o una acalorada discusión entre José y Pilar sobre la idoneidad de Hillary Clinton, -obstinado desencuentro que da muestras, como pocos detalles, de la afinidad política y conceptual de ambos, separada apenas por matices circunstanciales-.
Pero además la película desliza estimables elementos humanos que dan cuentas de que la pareja también dista de ser perfecta. Por momentos hasta podría inferirse una vocación controladora por parte de Pilar, incluso puede sospecharse que su incapacidad para estarse quieta y su exigencia de cumplir con la inagotable agenda conducen a su avejentado marido a la extenuación y a la enfermedad, un destino al que, asimismo, el escritor se encaminaba voluntariamente. A su vez, se desprende que el éxito y la notoriedad pública que adquirió el escritor es en buena medida producto del aguerrido y esencial apoyo de Pilar. Cerca del comienzo de la película, ella dice que lo estimula a viajar porque no quiere verlo el resto de sus días “sentado con una manta a cuadros encima de las rodillas”.
Bella y delicada, vital y cercana, estimulante y alentadora, José y Pilar escapa a las aburridas convenciones de los documentales sobre literatos y logra atrapar con una aterrizada historia capaz de conmover incluso a los no iniciados en la obra del insoslayable maestro portugués.
Publicado en Brecha el 20/4/2011
3 comentarios:
Me quedé con ganas de verla: en la cartelera de la ciudad donde vivo duró solo una semana!
Saludos
Edito: en la palabra de seguridad me ha salido "pasao"...
¡Corro a verla! ¿No has visto "La desazón suprema, retrato incesante de Fernando Vallejo"? Puede que te guste.
¡Un abrazo!
Me quito el sombrero ante un cineasta joven y prometedor, ha sido sublime su capacacidad de percepción de una gran persona como era José Saramago y trascender la realidad de una vida que nos hace llegar en su totalidad, dejando al margen prejuicios y lo que los medios nos hacen llegar sacado de conexto haciéndonos ver lo que interesa que tantas veces tergiversa la realidad. Gracias, Miguel Gonçalves, de algún modo, hoy, después de ver tu filme, José y Pilar, puedo pensar que la tristeza de la pérdida de Saramago se suple con una nueva perspectiva joven de un cineasta que promete.
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